Un ex-cocinero cuenta su experiencia detrás de los fogones y la presión a la que la mayor parte de los stagiers, sin sueldo, se ven sometidos día a día: "el trabajo sucio iba para los soldados rasos, impolutos con sus mandiles nuevos. Los jefes de sección, apoltronados, se habían ventilado de un plumazo cualquier tarea que no sea mandar y rematar el pase con la gracilidad de un monitor de aerobic. En vez de andar pagando altas y nóminas, ¡cobras subvenciones por tener a chavales haciendo lo que nadie quiere! Ideal para temporada alta"
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