Keith Closs, pívot de 2,20 m. y apenas 95 kg. que jugó en la NBA al final de la década de los 90, ha conseguido reconstuir su vida tras echar por la borda su carrera por culpa del alcohol. Llegué a beber en el banquillo durante los partidos y a fumar marihuana a escondidas en los descansos, explica...
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