Y es que la humedad, que tantos beneficios dio a la familia Pereira, los propietarios de la famosa casa de las Caras de Bélmez de la Moraleda, va a ser su perdición. Creo que lo llaman justicia poética. La Casa Usher se vino abajo por la maldad, pero la Casa de los Caras se hunde por la tacañería.
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