Bernard Preynat, el cura pederasta cuyo caso ha provocado la mayor crisis de la Iglesia católica francesa y la condena de uno de sus principales cardenales, el hasta este año arzobispo de Lyon Philippe Barbarin, ya no podrá hacerse llamar padre, ni celebrar misa o escuchar confesiones. A la espera de su juicio ante un tribunal civil por abuso de decenas de menores cuando estaba a cargo de un grupo scout de Lyon entre los años 70 y 90, un tribunal eclesiástico francés ha anunciado este jueves su expulsión del estado clerical, la pena máxima.
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