Con la ilusión del crecimiento económico, el consumo masivo de bienes está dañando irreversiblemente los recursos naturales. Cada viernes es un Black Friday, cada Navidad es un festival de destrucción más estruendoso. Entre las saunas de nieve, los enfriadores portátiles de sandía y los teléfonos inteligentes para perros con los que se nos insta a llenar nuestras vidas. En la práctica, estorbará en la casa durante una semana hasta que alguien decida que no tiene espacio para ello.
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