Varios centenares de trabajadores enrolados en la flota de cerco, se han concentrado delante del edificio de los servicios centrales de la Xunta. Después de hacer sonar las bocinas y de corear consignas que pedían la dimisión de la conselleira, han arrojado centenares de jureles contra la fachada del edificio. Hasta han volado piedras, que han roto dos lunas. Los trabajadores del cerco, aseguran que las flotas de Asturias, Cantabria y el Pais Vasco, menos numerosas, salen muy beneficiadas del reparto.