Un entrenador que frivoliza sobre una violación grupal, una balón de oro a la que le preguntan si sabe perrear, los futbolistas de la Selección cantando “rubia de bote...” o varios comentaristas criticando a la mujer de un entrenador por no plancharle el chándal. Lo de Rubiales es sólo la última muestra del machismo en el fútbol.
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