Como ustedes sabrán, en los tiempos pre-posmodernos, existía una cosa que se llamaba puritanismo. El puritanismo consistía, entre otras cosas, en que si yo —por ejemplo— quería salir a tomar un café con una amiga mía casada, esta no podía tomarlo acompañada solamente por mí, ya que esto podría suponer que la gente pensara que alguno de los dos (o ambos) éramos libertinos, golfos e indecentes. El puritanismo, pues, hacía que las personas muchas veces renunciasen a tener la vida que querían tener por culpa del qué dirán. Algo muy triste...
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