Una niña de 10 años con una anomalía en la vejiga es el primer paciente que se beneficia de una reconstrucción por vía robótica. De este modo se evita una cicatriz desde el ombligo y se realiza toda la intervención a través de cinco incisiones mínimas. Un ejemplo más de cómo la tecnología aplicada a la medicina puede mejorar mucho las cosas.
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