Cuesta mucho encontrar crítica fundada sobre Vox, ese partido comandado por Santiago Abascal. Suba o baje la intención de voto, se mantienen como fuerza en el congreso y en las distintas Comunidades Autónomas. Yo no dejo de oir más que tres argumentos sobre Vox: el de aquellos que tienen su voto asegurado por cuestiones que voy a intentar analizar ahora; el que los desprecia con toda su alma por la percepción que tienen de ellos como fascistas, machistas y homófobos; y el que "no sabe/no contesta", que evita hablar de ellos (aunque seguro tiene sus opiniones), bien por cierta simpatía oculta o porque prefiere no "meterse en fregados".
Si dejamos a un lado todo el ruido, el partidismo, el "asusta-viejismo", las emociones y las pulsiones, la contra-propaganda, y le echamos un vistazo a su historia, a su historial, y a su programa, de forma pausada y razonada, sin necesidad de insultos y descalificaciones, obtendremos que, efectivamente, Vox, al igual que muchos otros partidos por el estilo repartidos por el planeta, son un "peligro". Un "peligro" que se parece mucho al de tiempos vividos anteriores, pero que es completamente nuevo en formato y discurso. Un "peligro" modernizado. Un "peligro" que los medios conservadores tratan con laxitud, y que los medios progresistas tratan con simplicidad. Un "peligro" que los votantes conservadores tratan como complementarios, y que los votantes progresistas tratan como "de imbéciles". Y no, partidos como Vox no son para tomarlos a broma, ni para difamar, ni para insultar. Doscientas mil páginas de hemeroteca no consiguen nada si no cuestionamos la raíz y la esencia. Y éso es lo que falta cuando analizamos estos partidos políticos. Así que, a riesgo de que este artículo se tome como algo electoralista (cuando debería ser atemporal), me atreveré a listar los riesgos.
1.Vox es un partido "cáscara de huevo"
O dicho de otra forma, Vox es un partido con una carcasa, pero completamente vacío en el interior. Algunos partidos políticos tienen una historia, que ha ido evolucionando con el tiempo; otros son relativamente nuevos, pero maman de postulados ideológicos eternamente debatidos (y que son los que causan disrupciones internas). Dentro de Vox no hay nada, salvo varias ideas totémicas, elegidas muy convenientemente, pero sin desarrollo, experiencia o análisis. Entre sus filas, más allá de sujetos que parecen adherirse a postulados filo-fascistas (que es lo que solemos conocer por los medios de comunicación) se encuentran personas incapaz de desarrollar unos postulados básicos por los cuales se afilia este partido. Y ésto suele significar dos cosas: o son extremadamente simplistas, o sólo buscan el beneficio personal.
2. Vox es un partido enfermizamente conservador
No hay nada malo en ser conservador o tradicionalista. La mayoría de las personas, por educación, cultura o comodidad, se agarran a lo que ya conocen. Un conservador racional puede ser una figura muy útil en la sociedad. El problema es que el conservadurismo de Vox no es racional. Aquel que ama y disfruta de las tradiciones pero a la vez mantiene una mente abierta y democrática está abierto a análisis, críticas, y, por tanto, a variaciones y cambios, buscando la tolerancia para que ésta sea recíproca. Vox, en este caso, es monolítico, prácticamente inamovible. De nada vale que den su apoyo a la homosexualidad si por otra parte afean que dos personas homosexuales se den un beso en público. Que promuevan un nacionalismo plural si coartan el uso de las lenguas maternas de buena parte de la población.
Uno de los países actualmente más nacionalistas del mundo, Estados Unidos (que curiosamente es, basado en las políticas actuales, uno de los ejemplos de Vox) construyó tal idea de nacionalismo en la base de la libertad y el respeto. Despegó cuando dejaron de considerar a los negros como poco más que sub-humanos, y cuando ofrecieron a su población (indígena y migrante) unos valores por los que luchar a cambio de una excelente calidad de vida y de espíritu. Justamente Vox es todo lo contrario a ésto, pues tienen una idea fija de lo que es España y atrévase usted a salir de ella.
3. Vox es un partido adscrito a la eugenesia social a nivel económico
¿Qué coño significa ésto? Simplemente darwinismo puro y duro, pero en el plano económico. La evolución, basada en el sistema capitalista. Sin medias tintas, sin patrones de humanidad. Si quieres algo, lo pagas; si crees que el precio es alto, lúchalo con quien ofrece el producto/servicio; si no puedes pagarlo, te jodes; si tienes que luchar mucho por algo mientras a otros se lo dan sencillo, por algo será, vendrá de buena estirpe y tú estás por debajo. La ley de la selva. Cero conciencia de grupo. No es casualidad que los políticos y mayores simpatizantes de este partido sean los que más acomodados están en la cadena trófica capitalista.
Y ésto es algo que vende al autónomo, al empresario. Al tío o tía que curra de sol a sol. Pero se olvidan de contar una cosa: mañana, si los que están encima del todo de la pirámide quieren hacer un cambio para mejorar su calidad de vida y tú estás por debajo, la ley de la selva gana. Si te dan la patada, te quedas sin trabajo o cambian las leyes, no esperes simpatía ni solidaridad. Como mucho, espera caridad. Y si no puedes diferenciar entre solidaridad y caridad, tranquilo que vas a aprender la diferencia.
4. Vox es un partido con tendencia al totalitarismo
En base al "cascarón de huevo" y a la ausencia de carácter mínimamente progresista, cualquier manifestación social que se salga de sus patrones será tomada como un ataque al status quo, fuera de cualquier diálogo y, por tanto, merecedora de censura y supresión. Eso sí, tratándose de una formación moderna y democrática, no tomará los caminos habituales de los regimenes totalitarios, sino que se basará en las propias estructuras democráticas para ejercer tal censura, principalmente los medios de comunicación y el estamento legislativo. O dicho de otra forma: no sacarán a los militares a la calle, pero se encargarán de modelar de manera subrepticia lo que es legal y lo que no lo es, lo que es aceptable y lo que no.
Y no, este método no se aplicaría precisamente a minorías, que, con todo el respeto, son minorías. Las minorías, a pesar de lo que se vende, tienen muy poco poder político si no cuentan con el apoyo de las mayorías. Son, precisamente, las mayorías las que más preocupan. Y hay una mayoría aplastante, más que de homosexuales, gitanos, musulmanes, feministas... Hay una mayoría de obreros. Y ésa será, en el caso de que vengan mal dadas, la primera a la que aplicar la tijera.
5. Vox tiene las conexiones más oscuras con el resto de políticos similares alrededor del globo
Oiga, ésto no es malo per se. Cada cual se afilia con los de su filia, blanco y en botella. El problema es cuando, tirando de historia y hechos actuales, los partidos con los que comparten filia han tocado poder de verdad, del ejecutivo. Niveles de pobreza que se han disparado, marginación por motivos ideológicos, censura y propaganda rampante, e incluso guerras con otros países soberanos.
Hay un sector de la derecha mediática que asocia el progresismo español con el bolivarianismo y el castrismo. Y con razón, porque sus mandamases se han alineado y simpatizado múltiples veces con esas ideologías. Han construído un paralelismo Podemos = Venezuela, simplista y mediocre, pero efectivo. Lo que no se publicita es la simpatía que tiene Vox con ideologías que, sin tener un nombre concreto, representan auténticos fracasos de crecimiento económico y social. Llámele Lukashenko, Orban, Putin, el Likud israelí, o la mezcolanza de partidos europeos que, con poco disimulo, se asemejan al NSDAP.
6. Vox tiene entre sus filas a gente inteligente... socialmente, pero que puede engañar al ignorante
Si hay algo peor que un totalitarista que va de frente es un totalitarista que va de espaldas. En España hay una miriada de partidos filo-fascistas, franquistas y fascistas. La vieja CEDADE (nacional-socialistas) se incorporó a Democracia Nacional; otros tantos grupos filo-nazis, falangistas y demás caterva de ultraderecha se unió a partidos similares donde han conseguido... una cantidad de votos ridícula.
En Vox cuesta encontrar tanta simpatía explícita por parte de sus componentes a estas ideologías totalitaristas, pero cuando uno se pone a "rascar", la encuentra a paladas. Han adquirido un disfraz para pasar desapercibidos como "opción de derechas", pero debajo está la esencia. Saben camuflarse muy bien junto a algunos de sus compañeros, aprovechando el "cascarón de huevo" y su habilidad para tergiversar las necesidades sociales en postulados populistas, pero en el interior encontramos la misma ideología que ha supuesto censura, miseria y muerte a millones de personas. El mayor síntoma de ésto es cuando el propio partido, que los ha mantenido en un segundo plano durante mucho tiempo, se atreve a subirlos de categoría. Fuera caretas. Vamos poquito a poco.
7. Vox es ultra-centralista
Ésto es un poco absurdo (como buena parte de lo mencionado anteriormente) pero hay que comentarlo. Vox tiende al centralismo, es decir, a un gobierno dirigido desde una entidad central. No hay nada de malo en ello, siempre que se sepa hacer. El problema es que Vox vende todo tipo de no-centralismo como algo perjudicial, aprovechando algunas fallas de los sistemas de salud, educación e impuestos.
Lo más curioso es que los países a los que Vox intenta aspirar, es decir, en el plano ideológico a Rusia, y en el plano económico a Estados Unidos, son países tremendamente fragmentados. Uno podría decir que el propio nombre de "Estados Unidos" debería servir de pista, pero no. Estados Unidos están divididos en varios sujetos estatales pero unidos por un sujeto federal. Rusia está dividida en un montón de sujetos estatales de diferente categoría (que no voy a mencionar para no aburrir más al personal). Pero es que países más parecidos a España, como podrían ser Reino Unido, Alemania y Dinamarca, también lo están. Alemania es una república federal; Reino Unido y Dinamarca son reinos con grandes grados de independencia de sus distintos constituyentes (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte en el primer caso; Dinamarca, Islas Feroe y Groenlandia en el segundo).
Los mayores fracasos como países (o estados fallidos) de la actualidad corresponden a países africanos que han intentado una especie de nacionalismo cuando era imposible por cuestión de etnia, cultura o nivel económico. Un país tan diverso como España no puede ser gobernado de forma central por el mismo motivo (salvo, claro está, que se haga a golpe de fusil). Pretender gobernar un país como si un abuelo de Ripoll tenga las mismas inquietudes y necesidades que una adolescente de Ayamonte es una necedad que sólo el creyente de las ideologías más absolutistas podría tomar por plausible.
8. Vox tiende al dogmatismo religioso
O, en este caso, al ultra-catolicismo, pero viene a ser lo mismo. Ya sea por tradición o cultura, los miembros de Vox suelen encontrarse cercanos a este terreno. Ojo, no es una crítica a la fe; el problema es cuando esa fe toma como dogmas y preceptos inamovibles contextos que empíricamente se han mostrado como fallidos, imperfectos o proclives a un cambio.
Una de las asociaciones habituales que se hace de Vox con el franquismo es precisamente por ésto. Conceptos que están más que investigados vuelven cien años en el pasado (por no decir dos mil) y causan estupor en cualquiera que se haya educado en un clima mínimamente científico o que no comulgara con las ruedas de molino del franquismo.
Y de aquí, nos vamos al siguiente.
9. Vox utiliza la base del acientifismo para reforzar sus políticas
El cambio climático no existe. Los niños tienen pene y las niñas tienen vagina. Punto. No hay discusión que valga. No hay escala de grises. No hay un debate válido entre hasta qué punto el ser humano es responsable del cambio climático, o la diferencia entre sexo y género. Y si surge, se neutraliza con teorías varias, como que el cambio climático es un invento de la ONU, o que la diferencia entre sexo y género es una idea marxista.
Esta base acientifista y cerrada al debate se aplica a multitud de situaciones, dando lugar a presuntas conspiraciones que deniegan cualquier atisbo de análisis y que además refuerzan las creencias de grupo, en su base simple y monolítica.
Y, nuevamente en base a esto, nos vamos al siguiente.
10. Vox simplifica su discurso para hacerlo lo más accesible y entendible posible al mayor número de gente
En política, ésto es la mayor bandera roja, el mayor símbolo de "peligro". En política, el truco está en convencer al mayor número de personas de que tu idea es la buena, pero como ni por asomo somos todos iguales ni todos tenemos los mismos intereses, esa idea ha de estar dirigida al grupo de votantes que más puedas convencer y que además tenga fuerza de cambio electoral.
Uno podría argumentar que el PSOE es un partido que se dirige a las clases trabajadoras (que se entienden a si mismas como "clases medias") con cierto carácter progresista; que el PP se dirige a los votantes conservadores (que se entienden a sí mismos como "clase media"); que Podemos/IU/Sumar se dirige a la clase trabajadora ampliando el espectro a las mujeres con el tema del feminismo.
Pero es que Vox se dirige a todo el mundo. A progresistas y conservadores, a ricos y pobres, al "feminismo confundido" y a las "mujeres de verdad", a los heteros y los "homosexuales decentes", a los españoles españoles y a los catalanes españoles, al empresario y al peón, al que tiene carrera y al que no ha acabado la educación obligatoria, al meapilas, al moro y al falto de fe, al franquista y al polpotista, al que le gusta la tortilla con cebolla y al que le gusta sin cebolla.
Pues perdóneme que le diga que éso es imposible. Es como dividir una tarta en partes exactamente iguales con una cuchara. Y la propia promesa es un aviso de que usted, lo que quiere, es tener a todo el mundo sentado, controlado, expectante, en la misma mesa, mientras reparte la tarta, distrayéndonos con el olor a bizcocho para que no pensemos qué está pasando en la cocina.