Y la cosa no cambia. Seguimos siendo igual de pobres e igual de miserables. Igual de ratas, de usureros, de tacaños y de rastreros. Y con la crisis como excusa es que no nos llega ni para pipas, pero el tema es el mismo, que somos unos desgraciados. [...]Y en el día que más ilusión le hace a nuestros retoño, justo cuando pasa el rey negro, pues tenemos que sacar lo más ruin de nosotros, y como no, darle la vuelta al paraguas para dar ejemplo a los más pequeños de como se hacen las cosas.
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