Uno de los efectos no del todo comentado sobre el escándalo de corrupción que hoy conmueve a la opinión pública argentina, tiene que ver con un asunto no menor: la verdadera posibilidad de resocialización de ciertos delincuentes. En efecto: además de ensuciar una noble causa como es la de madres de plaza de mayo, las defraudaciones de los ex convictos parricidas, Sergio y Pablo Schoklender, vuelven a poner en el tapete, el antiguo debate sobre la verdadera posibilidad y eficacia de reintegrar a la sociedad a ciertos criminales.
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