Todo comerciante sueña con el cliente que vacía de golpe las estanterías. Que pasa por los pasillos de su tienda señalando y repitiendo un «esto, esto, esto, esto también, un par de estos otros...». Es la utopía de un tendero. Y algo de eso hubo cuando un tipo que se presentó como Mark Rushton, con pasaporte británico, entró en el establecimiento de la firma de alimentación Diferente de El Sardinero. «Me lo llevo todo». Pero el 'negocio del siglo' acabó teniendo truco y puede que hasta coste. Porque al tipo le dieron 'el toque'...
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