El Vaticano también conocía lo que iba a pasar. Sucedió algo muy significativo. El día 23 estaba reunida en Madrid la Asamblea episcopal y uno de sus miembros, que no era un obispo, era un cura que había sido la mano derecha del cardenal Tarancón, trató de conseguir que ese mismo día la asamblea hiciera una declaración contra el golpe y a favor de la Constitución... no lo logró. Sólo al día siguiente, cuando ya el golpe ya había fracasado, se produjo una declaración de la asamblea favorable a la legalidad democrática.
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