Hoy día, la batalla por la laicidad en la sociedad está perdida, como tantas otras batallas, pero durante la Segunda República fue una de las banderas más enarboladas por el republicanismo de izquierda y por los sindicatos y partidos obreros de todo tipo, especialmente antes de los momentos revolucionarios del verano y otoño de 1934. Las líneas que vienen a continuación son una pincelada sobre ese amplio movimiento teniendo al personaje de Sixta Carrasco como excusa e inspiración.
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