Un correo con cuatro frases que envió un policía local belga a un colega suyo de los Mossos el 8 de marzo de 2016 y en el que pedía información de manera general sobre el que luego sería el imán de Ripoll Abdelbaki es Satty –sin alertar de ningún proceso de radicalización ni de vínculo terrorista alguno– ha servido para alimentar la campaña que desde el mismo momento en que se desarticuló el comando yihadista se ha desatado contra la policía catalana.
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