La derecha en general y el PP en particular vive gracias a las penurias. Terrorismo, crisis, pandemias, etc. Cada vez que ocurre una se frotan las manos. No solo porque tienen más opciones electorales, pues en tiempos oscuros el discurso facilón vende más, sino porque son oportunidades de negocio. A la asociación Miguel Ángel Blanco o al hermano de Ayuso me remito.
No tienen la más mínima vergüenza en reconocer que son incapaces de hacer política, pero siguen chupando del bote.
Y pretenden que la culpa de su incapacidad sea de ETA, Cataluña, el comunismo, y cualquier mierda que se les pase por la cabeza.
Que bien amaestrados tienen a sus votantes.
Sembrando vientos por todos lados, ahora os toca recoger tempestades. En el País Vasco, el trapajo colores, la campechanía, las pulseritas y los alaridos de viva ejpaña, no le interesan nada más que a cuatro gatos (por suerte) y eso no da de comer.
La gente está hasta los cojones de vosotros y vuestros golpes en el pecho de buenos ejpañoles y mucho ejpañoles, no aportáis nada a los ciudadanos, así que a pastar con vuestros cuatro votos de familiares y los pocos amigos que os quedan.
Y así es como la derecha gana elecciones, mintiendo y manipulando al personal. Lo que más pena da, es que una vez destapado todo da igual, los que se lo creyeron no van a cambiar de opinion y seguiran creyendo todas esas mentiras repetidas sin consecuencias por periodistas corruptos en television. Necesitamos parar los pies a los periodistas corruptos porque ellos no van a parar mientras sigan impunes.
Resulta curioso que Ayuso haya ido allí, a no se sabe qué. Que no digo yo que solo haya ido por motivos culturales.
Estamos cerca de las elecciones. No dudo que está señora y sus secuaces van a utilizar los métodos más abyectos para salir victoriosos. Esta empresa es capaz de hackear teléfonos, correos electrónicos y enviarlos haciéndose pasar por el titular.
Vamos, una golosina en manos de gente miserable.
Los Peperros haciendo carretaje de votos con los yayos de media España les parece normal. Todas las monjitas llevando a los ancianos con la papeleta fija porque si no "no hay excursión". Vomitivos todos.