#2 el problema es que no eso no suele ocurrir. Igual que ningún borrego ideologizado asume que está siendo utilizado por la ideología que profesa.
No sólo no lo asume, sino que cuando la realidad evidencia lo nefasto que puede llegar a ser su ideal, procede a evadirse y atacar a todo aquel que lo haga patente.
Y es en ese ataque cuando se empieza a llamar hijoputa y fascista a cualquiera que no le siga la corriente.
Hoy día, al menos en España, no hay ningún partido fascista. Hay un partido, Vox, que no comparte las políticas progres/buenistas/woke/agenda 2030 (escoge tú el término que prefieras), por ser nocivas para la mayoría de los ciudadanos, tanto a nivel económico (es evidente la pérdida constante de poder adquisitivo) como social (es evidente como aumenta el conflicto social, la discriminación a favor de minorías y la aniquilación de la cultura propia).
Ante tales evidencias de política nefasta, la demagógica defensa para no abrir debate, es tachar de fascismo cualquier alternativa política.
Pero eso no sirve indefinidamente, y mucho menos cuando los problemas aumentan cada día. De ahí que cada vez más países europeos vayan cambiando de rumbo. Y en España también está sucediendo, porque cada vez afectan más y más al día a día de los ciudadanos.
#11 Para reparar/pegar plásticos, prueba ponerle encima de la grieta un poco de poliestireno (ese de embalaje, de bolitas blancas compactas), y soltar un par de gotas de superglue encima. Lo "disuelve" y pega el plástico bien fuerte.
Contra todo pronóstico no hablan del centro carter y de cómo un tal Pablo Iglesias decía el día después de las elecciones venezolanas que era imposible que hubiera habido fraude porque había prestigiosos observadores como el centro Carter
#6 Por supuesto que hay tendencia, si tu coges españoles de toda la vida con el mismo nivel cultural y económico te encontrarás que el porcentaje de animaladas y de delitos no es inferior a esos que vienen de fuera (y no me refiero sólo a esos que llegaron aquí hace sólo quinientos años, que ya nos conocemos).
No sólo no lo asume, sino que cuando la realidad evidencia lo nefasto que puede llegar a ser su ideal, procede a evadirse y atacar a todo aquel que lo haga patente.
Y es en ese ataque cuando se empieza a llamar hijoputa y fascista a cualquiera que no le siga la corriente.
Hoy día, al menos en España, no hay ningún partido fascista. Hay un partido, Vox, que no comparte las políticas progres/buenistas/woke/agenda 2030 (escoge tú el término que prefieras), por ser nocivas para la mayoría de los ciudadanos, tanto a nivel económico (es evidente la pérdida constante de poder adquisitivo) como social (es evidente como aumenta el conflicto social, la discriminación a favor de minorías y la aniquilación de la cultura propia).
Ante tales evidencias de política nefasta, la demagógica defensa para no abrir debate, es tachar de fascismo cualquier alternativa política.
Pero eso no sirve indefinidamente, y mucho menos cuando los problemas aumentan cada día. De ahí que cada vez más países europeos vayan cambiando de rumbo. Y en España también está sucediendo, porque cada vez afectan más y más al día a día de los ciudadanos.
En un vuelo comercial tienes que pasar un control fronterizo, en patera no.
No solo se emigra por pobreza, hay otros muchos motivos como la seguridad por ejemplo.
Al final nos va a quedar un hilo de bricolaje, las maravillas de meneame