O sea, si al chaval le acosan (lo que, supongo, será ilegal) y lo graba para probarlo, crujen al chaval por escuchas ilegales y el director del centro se pone del lado de los acosadores.
Lo que tenía que haber hecho es haberle pedido por favor a los que se meten con él que le autoricen para realizar una grabación que les incrimine. Por escrito y ante notario para mayor seguridad.
Lo de las grabaciones ilegales de verdad que no lo entiendo, ¿yo te pillo cometiendo un delito y el que se jode soy yo por denunciarlo? Si sales con las manos en la masa en una grabación debería servir de prueba siempre.
Me pregunto cuántos menús podría dar un comedor social con 18.000 €
¿Por qué tenemos que pagar con dinero público menús a precio de oro a gente que tiene sueldos lo bastante altos como para pagárselo ellos mismos?
#1 Justo iba a poner ese mismo enlace. Te me adelantaste.
¿Qué le pasa al mundo? Una mujer le arranca el testículo a su marido, un menor le arranca de un bocado la oreja a un familiar...
Últimamente no hay que quitar el oído de estos sucesos, que luego nos cogen por los huevos.
Pues si por un comentario de ese tipo se cabrean los de LD, mejor que no naveguen mucho. Los chistes de Irene Villa se cuentan por miles, y muchos son bastante más fuertes que un tweet sarcástico.
Chistes de Irene Villa por debajo de esta línea (y por lo que veo ya por encima)
Javier Bardem quiere «comprar un tomate fresco». Para usar el paralelismo con la industria cultural, Javier debería acudir a una tienda en la que tras pasar por sucesivas manos, el tomate ha incrementado su valor de manera artificial, repercutiendo en el horticultor en menos del 0,1 % de su valor de venta. Son otros, los intermediarios, los que han cobrado más, en muchos casos tan solo por cambiar la pegatina que viene puesta en el tomate. Algo que, por desgracia, no dista mucho de la realidad del mercado de la agricultura --y de la pesca, y de la ganadería...--.
Pero ahora viene la gracia. Javier Bardem no puede compartir ese tomate que acaba de comprar con nadie más, pues de lo contrario la Sociedad General de Agricultores y Especuladores se cabreará con él y lo llamará ladrón: «¡Quien quiera un tomate que se lo compre! ¿Qué es eso de compartir?».
Tampoco puede alterarlo en cualquier forma que no haya sido expresamente autorizada por el horticultor. De hecho, su intención de usarlo para hacer gazpacho se considera un uso no autorizado, y la Sociedad General de Agricultores y Especuladores la condena, llegando a denunciar al comprador si se hace pública la manipulación no autorizada: «El gazpacho, como resultado de la manipulación del tomate entre otros productos, es algo que sólo nosotros, como creadores del tomate original podemos realizar, ya que ese derecho es nuestro. Cualquier manipulación realizada por terceros sin nuestra autorización es una violación de nuestros derechos, y debe ser castigada».
Para colmo, Javier Bardem tampoco puede comerciar con el tomate que acaba de comprar. Si fuera el caso de que tuviera un restaurante donde sirviera ensaladas de tomate --plato que debería contar con la autorización de la Sociedad General de Agricultores y Especuladores--, debería pagar otra vez al horticultor por el lucro cesante que le supone que los clientes de su restaurante vayan a… » ver todo el comentario
Lo que tenía que haber hecho es haberle pedido por favor a los que se meten con él que le autoricen para realizar una grabación que les incrimine. Por escrito y ante notario para mayor seguridad.
Lo de las grabaciones ilegales de verdad que no lo entiendo, ¿yo te pillo cometiendo un delito y el que se jode soy yo por denunciarlo? Si sales con las manos en la masa en una grabación debería servir de prueba siempre.