En vez de centrar los esfuerzos solo en manejar las inundaciones en la parte baja de las cuencas (las zonas inundables), había que dedicarlos a las partes altas de las cuencas, donde caen las lluvias y se generan los caudales torrenciales, y que son, por tanto, las zonas inundadoras.
Allí, en esas partes altas, los caudales son aún pequeños, y podemos retenerlos, infiltrarlos o derivarlos con mucha más facilidad que en las zonas inundables, donde ya han adquirido gran magnitud y energía y arrastran una enorme cantidad de materiales sólidos.
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Allí, en esas partes altas, los caudales son aún pequeños, y podemos retenerlos, infiltrarlos o derivarlos con mucha más facilidad que en las zonas inundables, donde ya han adquirido gran magnitud y energía y además arrastran una enorme cantidad de materiales sólidos. Como decimos, es puro sentido común: más eficaz y barato es actuar donde se crea la inundación que donde se manifiesta; y luchar contra el enemigo cuando aún está lejos, disperso y débil, que esperar a que se reúna, se arme y llegue a nuestra casa. Si no actuamos sobre las zonas inundadoras, las obras en zonas inundables serán a menudo poco útiles y hasta a veces contraproducentes. Hay que tener una visión global del problema.
¿Cómo retener los caudales en las zonas inundadoras? La ingeniería de montes propone en primer lugar una solución biológica: en las laderas ha de haber un bosque denso y bien gestionado; y si no lo hay, ha de crearse con repoblación forestal. Y es que todos los elementos del bosque parecen diseñados para controlar las avenidas: las copas interceptan la lluvia; los troncos frenan la escorrentía; las raíces infiltran el agua; y todo el ecosistema evita la erosión e impide que el agua arrastre toneladas de tierra. Esa restauración biológica se complementa con obras hidráulicas: se construye una red de diques
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Pero comparar la gestión de un bosque atlántico, con la gestión de un bosque mediterráneo... no tienen absolutamente nada que ver
Perfectamente podrías tener (y los tienes) politicos en estatal que hacen lo mismo que en las autonomías de las que vienen
Cuando se abandonó el campo y crecieron ciudades y sus satélites ya empezó el problema. El abandono en los 50/60 de los que conocían lo que les rodeaba fue del todo perjudicial para la limpieza de cauces y riegos.
De las construcciones donde les ha pasado por el nabo...bueno..ya se ha visto el resultado del cóctel.
Los de la burbuja especuladora lo escondieron, para así poder construir donde no tocaba, que es distinto.
A ver cuando aprendemos de una vez que con la ciencia del clima no se puede jugar, y que lo barato sale caro.