No busque el lector contenido político alguno en la defensa que intento hacer de las lenguas peninsulares minoritarias, no, de ninguna manera. Todos mis argumentos son lingüísticos y culturales emitidos desde la tolerancia del vive y deja vivir, desde la autoidentificación sin exclusiones y desde el respeto a la singularidad y la diferencia. Y alguno que otro será sentimental.
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