Lo que nos hemos encontrado en decenas de estudios y con miles de participantes de todo el país es que, conforme aumentan los niveles de riqueza, bajan los sentimientos de compasión y empatía, y sus sentimientos de propiedad, de merecimiento, su ideología de autointerés, aumentan. En las encuestas hemos encontrado que son en realidad los individuos más ricos los más propensos a moralizar sobre lo buena que es la codicia y que la búsqueda del propio interés es aceptable y ética. Lo que quiero hacer hoy es hablar de algunas de las implicaciones
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