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#9:
#4 Hace pocos días entendí (en un instante, y dentro de un área de unas pocas decenas de metros cuadrados) cuán 'low cost' ha llegado a ser el low cost.
Me tocó hacer un trabajo decorativo en un negocio junto a un paseo marítimo que une dos ciudades turísticas (en otra isla colonizada por Españistán, situada bastante más al suroeste).
Recuerdo haber recorrido dicho paseo siendo niño y adolescente, y era simplemente una delicia. (Paz, tranquilidad, aire fresco).
Lo que me encontré antes de ayer fue el horror y la cutrez:
Vomitonas en dos de cada cuatro esquinas, cucarachas a go-go, y un olor nauseabundo y penetrante a lo largo del paseo, pero a nadie parecía importarle.
Riadas de guiris obesos deambulaban como zombies (unos a pie y otros en patinete eléctrico) lamiendo un cucurucho de helado y luciendo amplias quemaduras solares de primer grado, junto con la raja del culo asomando sobre bañadores semicaídos.
La otra cosa que saltaba a la vista es que ya no quedaba ni un sólo empleado nativo (nacido y criado en la isla) trabajando en la zona. Casi todos los negocios de baratijas, bazares y souvenirs estaban regentados por asiáticos. Mientras que en los de mayor categoría abundaban los italianini.
Y más al rato descubrimos que (dentro ya de la escala más baja del ecosistema comercial de la zona) los repartidores de flyers dormían y hacían vida en las esquinas y recovecos de un pasillo subterráneo (con el suelo más sucio que nunca he visto) situado junto al paseo marítimo.
Me tocó hacer un trabajo decorativo en un negocio junto a un paseo marítimo que une dos ciudades turísticas (en otra isla colonizada por Españistán, situada bastante más al suroeste).
Recuerdo haber recorrido dicho paseo siendo niño y adolescente, y era simplemente una delicia. (Paz, tranquilidad, aire fresco).
Lo que me encontré antes de ayer fue el horror y la cutrez:
Vomitonas en dos de cada cuatro esquinas, cucarachas a go-go, y un olor nauseabundo y penetrante a lo largo del paseo, pero a nadie parecía importarle.
Riadas de guiris obesos deambulaban como zombies (unos a pie y otros en patinete eléctrico) lamiendo un cucurucho de helado y luciendo amplias quemaduras solares de primer grado, junto con la raja del culo asomando sobre bañadores semicaídos.
La otra cosa que saltaba a la vista es que ya no quedaba ni un sólo empleado nativo (nacido y criado en la isla) trabajando en la zona. Casi todos los negocios de baratijas, bazares y souvenirs estaban regentados por asiáticos. Mientras que en los de mayor categoría abundaban los italianini.
Y más al rato descubrimos que (dentro ya de la escala más baja del ecosistema comercial de la zona) los repartidores de flyers dormían y hacían vida en las esquinas y recovecos de un pasillo subterráneo (con el suelo más sucio que nunca he visto) situado junto al paseo marítimo.
Comentarios
La evolución parece que se dirige hacia la desaparición de su famoso ocio nocturno. Ya se ha llegado a la fase de gente que tiene que viajar a Ibiza sin alojamiento para poder permitírselo. No hay tanto rico interesado en la fiesta de discoteca. Se convertirá en una isla exclusiva de ricos y celebridades.
#2 todavía hay muchísimo turismo low cost de italianos e ingleses. Pa 4 dias, pero low cost.
#4 Hace pocos días entendí (en un instante, y dentro de un área de unas pocas decenas de metros cuadrados) cuán 'low cost' ha llegado a ser el low cost.
Me tocó hacer un trabajo decorativo en un negocio junto a un paseo marítimo que une dos ciudades turísticas (en otra isla colonizada por Españistán, situada bastante más al suroeste).
Recuerdo haber recorrido dicho paseo siendo niño y adolescente, y era simplemente una delicia. (Paz, tranquilidad, aire fresco).
Lo que me encontré antes de ayer fue el horror y la cutrez:
Vomitonas en dos de cada cuatro esquinas, cucarachas a go-go, y un olor nauseabundo y penetrante a lo largo del paseo, pero a nadie parecía importarle.
Riadas de guiris obesos deambulaban como zombies (unos a pie y otros en patinete eléctrico) lamiendo un cucurucho de helado y luciendo amplias quemaduras solares de primer grado, junto con la raja del culo asomando sobre bañadores semicaídos.
La otra cosa que saltaba a la vista es que ya no quedaba ni un sólo empleado nativo (nacido y criado en la isla) trabajando en la zona. Casi todos los negocios de baratijas, bazares y souvenirs estaban regentados por asiáticos. Mientras que en los de mayor categoría abundaban los italianini.
Y más al rato descubrimos que (dentro ya de la escala más baja del ecosistema comercial de la zona) los repartidores de flyers dormían y hacían vida en las esquinas y recovecos de un pasillo subterráneo (con el suelo más sucio que nunca he visto) situado junto al paseo marítimo.
#2 Esto está pasando en el norte sobre todo, de hecho hay quien dice que hay restricciones en las fiestas de las calas para que no se prolongue la noche
Ni aborígenes para poner copas van a quedar. No hablemos de empleados públicos etc.
Para cuando se pongan las islas serán más que irrecuperables.
Menos mal que la gente cree que el paraíso son las islas y el Mediterráneo
¿Retener? Debería empezar por "Recuperar".
No lo he visto pero hablar de hipies en el 2024 es naif y absurdo. Para colmo en una isla objetivo turístico.
Si el titular es una pregunta la respuesta correcta es "no" en práctica totalidad de las veces, no recuerdo cómo se llama dicha regla periodística
#1 Últimamente lo que más vi en mayo fueron grupos de amigas por las calas y de más de treinta años, gente con dinero y pasándolo bien
El grado de 'paradisiaquismo' de un lugar es inversamente proporcional a la cantidad de personas que pisan su suelo, respiran su aire y fagocitan sus recursos.
Allá donde va y se concentra el humano, la caga. (Literalmente).
#5 Creo que todavía le quedan oportunidades fuera de la temporada alta