Mesopotamia fue la cuna de la civilización; el lugar donde nacieron la arquitectura monumental, la planificación territorial, la contabilidad, el desarrollo urbano, el alfabeto y la escritura. Pero ese fértil espacio entre los ríos Tigris y Éufrates fue también el lugar donde empezaron a convivir los humanos y los gatos. Así lo revela un estudio de la Universidad de Missuri (EEUU), que se acaba de publicar en la revista ‘Nature’ y desvela la verdadera historia del gato.
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