Cuando un grupo de kayakistas se encontraba remando entre los hielos de la Antártica, dos ballenas vinieron hacia ellos y comenzaron a nadar y a jugar, suavemente, entre los kayak. Las 12 personas quedaron mudas. Se quedaron ahí, en silencio, escuchando nada más que el sonido del agua y la respiración de las ballenas que asomaban sus cabezas, como saludando, y sacaban del agua sus enormes colas.
Comentarios
Si os fijáis bien, al fondo de las imágenes puede verse a Darwin, luciendo una sardónica sonrisa.
#1 Debe ser la Coordillera de Darwin, que queda cerca de ahí, pero no me la imagino sonriendo