* Este artículo ha sido publicado el 24/02/2013 en el suplemento XL Semanal bajo el título erróneo “Los insultos duelen. Literalmente”. Reproduzco aquí el original, sin editar. "Esto le va a doler". Una combinación adecuada de palabras puede potenciar una sensación, cambiar nuestra forma de percibir, de pensar e incluso nuestra forma de caminar. Y un estado emocional puede hacer que un dolor se convierta en crónico. Cuando el médico nos pone una inyección, por ejemplo, una simple advertencia sobre lo que vamos a sentir puede provocar que sea má
Comentarios
#0 En la prueba plantean, por ejemplo, el problema de una madre que debe sacrificar a uno de sus dos hijos para que no mueran los dos, y aquellos que han visto imágenes más violentas tienden a comprender mejor su decisión que los que han visto imágenes neutras. "Esto tiene algunas implicaciones interesantes", reflexiona Rosselló, "porque en muchos telediarios vemos imágenes de atentados o guerras antes de otras informaciones, y quizá nos pueda influir
La foto del tío moviendo la ceja es un puto coñazo.
#10 Ni que lo digas, he tenido que minimizar la ventana y ponerle otra ventana encima para taparla
#11 Yo tuve que buscar desesperadamente un post-it para taparlo.
¿De qué color es la nieve? Blanca.
¿De qué color son las nubes? Blancas.
¿De qué color es la nata montada? Blanca.
¿De qué color son los osos polares? Se ven blancos.
¿Qué beben las vacas? Le... ¡Hijo de puta!
#5 A mí me da que no es por lo que hayas dicho antes, sino porque tenemos asociada la vaca a la leche, y aunque no hubiera habido preguntas anteriores, si te pillas desprevenido con esa pregunta, la respuesta va a ser la misma.
Es decir, no hay inducción, sólo distracción y asociación previa (si tú no tuvieras hecha esa asociación, no habrías contestado así).
No sirve, por tanto, como ejemplo de inducir a una persona a pensar algo.
Si realmente te hubieran inducido a pensar en leche por decir blanco (y no símplemente por haberte distraído), la respuesta sería también "leche" y no "agua" si la pregunta fuese "qué beben los peces" (a los peces los tenemos completamente asociados al agua).
Podemos hacer la prueba con otras personas. No creo que absolútamente nadie dijera que los peces beben leche, por mucho que las nubes sean blancas, la nata sea blanca, los osos polares sean blancos o la nieve sea blanca.
#15 Ya, yo pienso lo mismo realmente.
Recomiendo mucho mirarse la pagina que enlaza al final del artículo para probar los varios test que en ella se hayan http://psicovirtual.uab.es/aules/mod/lvpb/view.php?id=6017
Yo me estoy volviendo majara, me encantan este tipo de cosas.
Otra mas para el recopilatorio de manipulación, en propaganda, publicidad y relaciones publicas.
propaganda-goebbels-durante-segunda-guerra-mundial#c-43
Yo esto creo que lo he notado con algunos trolls con la lengua muy suelta, por aqui.
Pues el autor del artículo está con un cabreo con ABC que te cagas...le han puesto el "literalmente" contra su voluntad.
interesantísimo artículo. A veces es preferible recibir un puñetazo en el estómago que escuchar ciertas cosas. El dolor de un golpe desaparece, pero el dolor de las palabras se mantiene durante años.
Pero si ha estos los insultos les da igual, ellos están bien situados y a los demás que les den, esto son los políticos que tenemos, porque aquí no se salva nadie, a lo mejor puedo ser un poco extremista, pero es lo que pienso, todo está corrupto, y nos siguen ahogando cada vez más.
#1 El artículo no trata para nada la política
#1 A lo mejor se refieren al dolor que produce tu "ha estos". Mi cerebro hace que me duelan los ojos y te escriba esto para sobrevivir.
¡Me ha encantado! Sobretodo las conclusiones del experimento de "alcohol placebo", increíble. Somos lo que pensamos.
Muy bueno, esto es tremendo:
"El dolor es una construcción mental como muchas otras", añade Luis Martínez Otero, investigador del Instituto de Neurociencias de Alicante. Cuando las circunstancias lo requieren, y el cerebro considera que el dolor no va a ayudar a la supervivencia, está dispuesto a prescindir de él.
Me recuerda a algo que leí por ahí sobre el entrenamiento a agentes secretos en la resistencia al dolor y la tortura. Parece increible, y muy complicado, pero parece que hay gente capáz de dominarlo, de, como dice el artículo más adelante, desvincular el daño físico de un valor emocional. Nuestro cerebro es impresionante.