El proceso de aprendizaje de la taquigrafía era arduo y transformador. Los estudiantes debían memorizar miles de palabras y sus correspondientes símbolos arcanos, un proceso que podía durar años y que, según las fuentes de la época, dejaba una marca indeleble en el alma del aprendiz. Esta formación intensiva no solo proporcionaba habilidades técnicas, sino que también moldeaba la perspectiva del estudiante sobre la sociedad y su lugar en ella.
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