Dos muertes por sobredosis en tres días, a finales de agosto, han sublevado al pequeño pueblo de Pruna, en la Sierra Sur de Sevilla. Los residentes aseguran que la localidad, de apenas 2.700 habitantes, lleva varios años convertida en un supermercado de la droga, que personas de otros pueblos acuden a comprarla y que la impunidad para los traficantes es total. Venden a plena luz del día y utilizan a niños en patinete para repartirlas a domicilio.
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