Los hechos tuvieron lugar hace un mes, cuando Vilalta, el ganadero, instaló un cerco eléctrico en el suelo de su finca con el único objetivo de evitar el paso de su ganado, sin pensar que la nueva construcción provocaría la muerte de una veintena de anfibios. La voz de alarma la dio un colectivo ecologista, que difundió por redes sociales unos vídeos e imágenes en las que se veía lo ocurrido. Los agentes rurales, alertados, acudieron a la finca y solicitaron al ganadero que elevara el cerrado, algo a lo que el vecino de Girona se negó alegando
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