No pensé que un caso relativamente pequeño (pequeño por la cuantía, pero no por el interés; no hay caso pequeño) me daría para escribir tanto. Hablo de la estafa y receptación de los que ya escribí dos artículos (El delito de mirar para otro lado, o cómo delinquir por ser un buscagangas" class="content-link" style="color: rgb(14, 170, 116)" data-toggle="popover" data-popover-type="link" data-popover-url="/tooltip/link/delito-mirar-otro-lado-como-delinquir-ser-buscagangas">El delito de mirar para otro lado, o cómo delinquir por ser un buscagangas, sobre la receptación, y Receptación (II): El caso del maestro de los sesgos y la tonta útil" class="content-link" style="color: rgb(14, 170, 116)" data-toggle="popover" data-popover-type="link" data-popover-url="/tooltip/link/receptacion-ii-caso-maestro-sesgos-tonta-util">Receptación (II): El caso del maestro de los sesgos y la tonta útil, explicando cómo fue el procedimiento). Pero si hay algo que hago siempre es dedicarme al onanismo mental, y a intentar sacar una lección de cualquier cosa que me pase.
Desde el miércoles no dejo de pensar en la chica a la que he acusado. El interés de mi cliente, por supuesto, está por encima; y si juzgo que es lo mejor para él, seguiré adelante. Pero recuerdo la rabia que me entró cuando me contó el caso y cómo se ha ido disipando hasta la compasión por una chavala que, como mucho, ha cometido un error. Así que dándole y dándole vueltas, he terminado mirándome a mí mismo.
Cuando yo era un preadolescente, pasé una etapa complicada. Más concretamente: robaba. Siempre había sido un buen chico. Tenía buen fondo, sacaba buenas notas, ayudaba a quien me lo pedía y a quien no también. Me tienen partido la cara más de una vez por defender a chavales de repetidores mayores que los acosaban. Así, con catorce años, hubo casi un curso entero en el que salía del instituto casi escoltado por mis amigos.
Y en ese curso algo me hizo click en la cabeza. Supongo que acabé hasta los cojones de tener que estar a la altura de las expectativas. Como ya conté una vez, me subieron de curso y soy superdotado diagnosticado. Si tienes la capacidad de sacar un diez y no sacas un diez, no es que no hayas podido: es que no has querido.
Y cómo me tocaba los huevos.
Así que, en los recreos, me escapaba con algunos coleguillas a, bueno, a hacer el puto idiota. Empecé a fumar, y aún no me he quitado. Tonteé con los porros, aunque jamás les pillé el gusto y fumaba más que nada por integración. Empecé a portarme francamente mal en casa, a dejar de estudiar, y a dinamitar, en suma, de arriba abajo, absolutamente cualquier expectativa sobre mí.
Y un día que no teníamos dinero decidimos ir a un supermercado y afanarnos la merienda. Una tableta de chocolate con Lacasitos. Y lo que recuerdo es la increíble sensación de subidón que me dio.
Y fue a más.
Así que una o dos veces por semana, y durante un mes, yo y otros tantos quedábamos y nos íbamos a sisar algo a las tiendas. No lo necesitaba, y muchas veces no lo quería. Terminaba regalando lo que cogía (CDs, camisetas), porque no me gustaba tenerlo; me sentía culpable. Sólo quería buscar la sensación de peligro, esa adrenalina cuando estás saliendo por la puerta, el alivio y las endorfinas cuando sales y no te han pillado, la satisfacción de ver que has sido más listo.
Lo curioso es que cuando me pillaron, yo había decidido que tenía que parar. Acompañaba a dos amigos que quisieron sisar una camiseta de un precio francamente ridículo. Al salir, nos interceptó un guardia de seguridad. Nos dimos la vuelta y había otro detrás de nosotros. Así que para un cuartillo nos mandaron, nos enseñaron las grabaciones y a mí me acusaron de cómplice de los otros dos. Y llamaron a la policía.
Ay, qué acojone me entró. Temblaba como un flan. El policía nos miraba con severidad. Yo me veía ya en un calabozo y a mis padres llorando. Me imaginaba con antecedentes, no pudiendo ir a la universidad (no tenía ni puta idea de leyes por aquel entonces) y, en resumen, jodido. Y me cabreaba la ironía de que justo me hubiesen pillado el día que yo no había robado nada.
Algo en nuestras miradas hizo pensar al policía. Supongo que bajo nuestra fachada de gallitos lo que había eran tres chavales que estaban muertos de miedo, y vaya si lo estábamos. Y por debajo de la ropa de malote de por aquel entonces, éramos tres pardillos con un curioso concepto de lo que significa molar. Así que habló privadamente con los guardias de seguridad y luego se sentó con nosotros. No fue paternalista, sino severo, pero se puso a explicarnos cosas. Lo que iba a pasar. El follón en el que nos meteríamos. Y después (uno de mis amigos estaba a punto de llorar) nos dijo que él confiaba en la palabra de la gente. Que si nosotros le dábamos nuestra palabra de que jamás volveríamos a hacerlo, él nos dejaría ir. Pero que nos estaría vigilando, porque no era la primera vez que le pasaba algo así. Y nos hizo darle la mano y jurarlo en voz alta.
Y nos fuimos. Y jamás volvimos a robar ni a delinquir, hasta donde yo sé. Pero la historia no termina aquí; esto es una introducción.
Veréis, muchas veces, en delitos cometidos por menores o adultos muy jóvenes, parece que ellos nos dan más rabia que los adultos formados, ¿verdad? Nos sale el pensar que putos niñatos de mierda, qué cojones se creen. Menuda mierda de ley, tienen edad para ir a la cárcel, les hacía chupar más mili que el palo de la bandera, con quince años ya sabes lo que haces.
Y sí. Pero también es cierta una cosa: cuando eres un chaval, eres recuperable. O al menos lo eres más que un adulto formado. Y antes de que me tildéis de buenista, estoy haciendo un cálculo frío y desapasionado. Veréis, si el policía hubiese seguido adelante, y si hubiese habido alguna norma como la que algunos defienden, de endurecer castigos a menores, casi con seguridad mi vida hubiese ido de otra forma. En pleno ataque de rebeldía gilipollas y agresividad mal enfocada, es posible que hubiese seguido un camino bastante más difícil del que seguí. Tengo ejemplos en mi círculo cercano.
Conozco pocos, muy pocos, caso de chavales que hubiesen pasado por el reformatorio o por los juzgados y hubiesen salido "mejor", sino que parecen creer que "Si esto es lo que la gente cree, que soy un delincuente, para qué esforzarme en negarlo".
La compasión del poli y de los seguratas me han traído aquí. Y, como digo, es un cálculo frío: estudié, me saqué la carrera y los másters, he contribuido mucho con mis impuestos a la sociedad, he ayudado a ONGs con mi trabajo, contribuyendo, asesorando y a veces creándolas, y soy, creo, un buen tipo, aunque eso es secundario. Veréis: desde una perspectiva utilitarista, al Estado siempre le interesará que produzcas y contribuyas antes que castigarte. Los otros dos que robaron conmigo son ahora un reputado violinista en una conocida orquesta sinfónica europea y un publicista afincado en Londres. Gente extremadamente formal y seria, ya frisando la calvicie, y grandes personas que hacen un buen trabajo y contribuyen a la sociedad en la que viven. Dudo que cualquiera de nosotros llegaría hasta donde está de haber sido tratado de delincuente juvenil. Y no, no digo que se perdonen absolutamente todos los delitos cometidos por chavales. Ni que todos merezcan una segunda oportunidad. Ni que siempre haya que ser totalmente utilitarista. Sólo digo: mesura, cautela.
En todos los años que llevo aquí van muchas veces que me acusan de buenista por no estar a favor de endurecer las penas. Pero no es buenismo, sino un cálculo frío, desapasionado y casi sociopático: qué interesa más como sociedad. Y por lo general, los chavales son recuperables. Sí, otros tantos no lo son, pero con la mayoría aún puedes trabajar. Aún puedes moldearlos. No es demasiado tarde.
Hay una cosa en la que creo: todos, absolutamente todos y cada uno de nosotros puede terminar en prisión o en un proceso. No creo en la diferenciación "delincuente" y "ciudadano de bien", como si fuesen dos características estancas, dos castas diferenciadas, dos personalidades separadas y absolutas. El ciudadano de bien un día va conduciendo a su trabajo, le llega un WhatsApp, se despista, se lleva por delante a un peatón y el ciudadano de bien es ya un delincuente. El ciudadano de bien se mete en una discusión, empuja al otro, tropieza, se desnuca, y ya es un delincuente. El ciudadano de bien necesita algo de pasta, piensa que no pasa nada por quedarse cincuenta pavos de la caja registradora, y ya es un delincuente. El ciudadano de bien, una buena persona, un buen tipo, que va a lo suyo e intenta no joder a nadie, un día toma una mala decisión y A se salta a B y cae en C directamente.
Cuando defendemos endurecer las penas, cargarnos garantías procesales, cargar contra esos cabrones delincuentes protegidos por la ley, lo hacemos porque creemos que nosotros jamás seremos esos. Porque Nosotros no somos Ellos, Ellos se lo merecen pero Yo soy parte de Nosotros y Nosotros no hacemos Eso. Y ojo, porque tal vez penséis que lo que digo es dar siempre otra oportunidad y no castigar nunca. No, no digo eso. Yo digo: valora el caso, piensa. Yo digo: no te precipites al juzgar.
A lo que iba: me da pena la chica. E intentaré que me dé la información del pez gordo, si la tiene, para no seguir cargando contra ella. He curioseado su Facebook. Está sorprendentemente implicada en voluntariados y en iniciativas ecológicas. Le gusta mucho Kara Delevigne. Vive en un barrio que, por lo que he visto, es bastante pobre. Su madre, creo, está en paro. Postea chorradas demagógicas de izquierda. Se cree algunos fakes. Está muy enamorada de su novia. Es una chica normal, con mayoría de edad recién cumplida, que intenta sacarse un dinero extra para sus cosas. Tal vez para llevar a la novia a cenar a un italiano (la menciona siempre en vídeos de comida de Tasty).
No veo de qué forma conseguir que tenga antecedentes redundará en el beneficio de la sociedad. Hasta creo que es posible que realmente no supiese nada y sea una víctima más de Paco, que se partirá el culo viendo cómo las víctimas intercambian escritos. Y aunque supiese o sospechase que algo turbio había, de acuerdo, pero hizo una entrega de un paquete para llevarse sesenta euros que, me temo, le hacen falta. No puedo sentir rabia contra ella porque sí, tal vez sea una cabrona sin remordimientos, o haga esto a menudo.
O tal vez es una chavala que tomó simplemente una mala decisión, como la tomaron tres chavalitos idiotas cuando creyeron que sería guay robar una camiseta de un centro comercial.
Comentarios
Hostia...
Me siento más que identificado con buena parte de tu historia (hay alguna frase que... hasta duele), pero sobre todo coincido con las reflexiones, que, comparto también el análisis de estas, aún cargadas de toda la humanidad posible, no responden sino a la lógica más fría.
Yo no fui a la universidad en su día, no tuve esa habilidad para reconducirme a tiempo, y tuve que esperar unos años. Esos años me sirvieron para aprender mucho (decía, fanfarronamente, que desde que había dejado de estudiar había empezado a aprender) y aún con todas las enormes desventajas que conlleva salirse de la normalidad estadística, a día de hoy le veo la parte positiva a no haber seguido el camino tradicional. No se trata de cómo lo haría si pudiera volver, porque no puedo; se trata de analizar, nada más.
En esa etapa, y aquí conecto las experiencias vitales con las reflexiones más utilitaristas, conocí a una persona que me fascina a día de hoy. Él sí había estudiado carreras, varias, y había seguido el camino trazado. Quería trabajar con chavales, de esos que ahora etiquetan en riesgo de exclusión. Lo intentó en las instituciones que el Estado ha creado a tal efecto. Y se dió cuenta de que jamás podría hacer allí lo que él quería. Comenzó a acoger en su casa a chavales y chavalas etiquetadas como 'irrecuperables', fugados de esas instituciones. De hecho, comenta que al principio de su etapa profesional, cuando la Iglesia tenía más peso en este campo social, la etiqueta con la que le llegaban era la de 'endemoniados'. Comentaba con sorna que la jerga se remoza y que nunca es inocentemente: Que, al menos, al endemoniado se le puede exorcizar.
Por suerte, ha dejado una vasta constancia de sus experiencias, que a mi me parecen prácticamente manuales de casos ideales, como cuando en un problema de Físicas supones que no hay rozamiento y que la esfera es perfecta. La diferencia es que esto es real, hay todo el rozamiento del mundo y no hay formas perfectas. Y no siempre tienen un buen final, pero es seguro que, de no ser por él, ninguna de las vidas que se han cruzado en su camino lo hubiera tenido.
Este gran tipo se llama Enrique Martínez Reguera. Recomendaría 'Cachorros de nadie', por ejemplo, aunque en realidad vale cualquier escrito o conferencia suya. En su día, me pegué un buen maratón a base de admiración transcribiendo uno de sus libros, en el que cada capítulo es la historia de uno de sus chavales. Os lo dejo por aquí, tratar de extractar algún pensamiento se me antoja imposible, en cada detalle me parece que se esconde la sabiduría.
Enrique Martínez Reguera - De tanta rabia, tanto cariño
#1 En la página 7 de este PDF hay un artículo suyo sobre Educación y Derecho, y en concreto sobre la judicialización de la pedagogía, que me parece lúcido como pocos que haya leído.
Empieza así:
No sé si habéis observado que a los niños ya no se les suele llamar críos, chiquillos chavales o zagales, ni siquiera niños, sino menores, reduciéndoles y sometiéndoles así a la mera perspectiva jurídica, a ser antes que nada sujetos de derechos y deberes; desviando así nuestra atención de otros aspectos fundamentales que afectan a su existencia.
Debiéramos caer en la cuenta de que en realidad los niños apenas tienen derechos, por lo cual mal podrán tener sus respectivos deberes. Lo que los niños tienen de verdad son necesidades: constitutivas, personales, relacionales; y esto es muchísimo más que tener derechos. Derechos no tienen, por no tener capacidad de exigirlos; se les conceden, que no es lo mismo. Pero quienes se los conceden como dádiva, se los suelen negar, discutir, eludir, aplazar. Las necesidades, no; las necesidades son perentorias, están ahí se las reconozca o no. Si un niño padece hambre, no se le satisface con derechos sino con alimentos. Hablar de derechos de la infancia es útil frente a los gobiernos, pero no de cara a los chavales. Llevamos decenios oyendo proclamar pero viendo burlar tales derechos. (...)
#1 gracias por el link. He leído casi todas las entradas de un tirón.
#71 Me alegro mucho, de verdad.
11 años ya... la virgen
Pues tuviste suerte con el segurata y el policía.
He trabajado 5 años en comercio, y puedo decirte que el cinco años solo he visto dos veces a la nacional, normalmente si el robo es menor de cierta cifra, lo único que hacen es hacértelo pagar y fiesta. Hace falta que las cantidades sean muy altas, o el ladrón ya asiduo para que se ponga en marcha la "picadora de carne" (y si, se que eres abogado, pero las grandes superficies tienen su propio ritmo con estas cosas)
Leo tu historia, y o bien te encontraste con un segurata con increíble exceso de celo que realmente llamo a la policía, o más probablemente un segurata que llamó a algún colega en la policía para daros un buen susto.
Indistintamente, es para darles las gracias el resto de vuestras vidas, se aprende más de una "derrota" que de cien "victorias"
#3 Va por rachas lo de denunciar, creo. Me contaba una jueza de instrucción, ahí en lo más jodido de la crisis, que las nuevas órdenes de Inditex y demás era denunciar siempre. Cifraba en un 50% de los delitos que juzgaba faltas de hurto en tiendas.
#3 Aquí otro más que también robó cosas en su adolescencia, y en nuestro caso también fue en un centro comercial y también llamaron a la policía. No es tan raro en absoluto.
#0 da gusto leerte
#0 Desde que vivo en Reino Unido le doy muchas vueltas a ésto. Aquí en todos los trabajos te preguntan si tienes "convictions" Un chaval que robe una camiseta ya queda marcado de por vida y trabajos tipo H&M los tendrá vetados. Yo he tenido que despedir gente porque ocultaba sus convictions. Y veo que solo sirve para perpetuar las clases, es algo que hace que la gente de clase baja nunca salga de ahí. Porque es la gente de clase baja la que tiene este tipo de problemas. Y eso genera que la sociedad británica de el asco que da.
#22 Pues yo ya conozco a una persona que a su familia y a ella nunca la ha faltado el dinero, una persona que está un estrato social por encima que la clase trabajadora y que lo mismo le daba por robar un pantalón, que una lata sardinas o una botella de vino del regulero.
Por cierto, también es abogada...
#22 Creo que, su el crimen no es grave y no acaba en prisión, el registro desaparece del documento que pueden pedir las empresas y esa persona estaría limpia a todos los efectos, salvo en casos muy especiales como tratar de ser policia.
#47 si no es grave y no es "relevante" a los 11 años si eres mayor de edad o años 5 y medio si eres menos. Vamos que si robas una camiseta con 16, olvídate de buscar curro hasta los 22. Y si tienes 19 hasta los 30. Suficiente para joderte tu futuro.
#0
Gracias por escribir.
#10 Me resulta muy naif pensar que las leyes penales puedan funcionar como guías éticas. En absoluto, en su mera concepción están diseñadas para que sean interpretadas, reconociendo que es un absurdo intentar legislar algo justo en todas las ocasiones. Tan naif como pensar que se reducen a proteger la propiedad (castigar el robo).
Hay cosas legales que son inmorales, y viceversa.
#12 Las leyes deben de tener cierta superposición ética o si no son poco mas que normas impuestas por un poder cohercitivo, es la diferencia entre la normas de un jefe terrorista en África y la ley de un estado democratico.
Por otra parte en esencia las leyes se basan en protección de derechos vida propiedad privada...
Es una de sus razones de ser
#14 Las leyes son poquísimo más que normas impuestas por un poder coercitivo. Te sorprenderías la cantidad de leyes de nuestro estado democrático que pertenecen a siglos pasados y que han llegado hasta nuestros días sin modificar; además, se arrogan exactamente los mismos fundamentos éticos las del jefe terrorista africano que las del estado democrático.
La verdadera razón de ser de las leyes no es otra que mantener el statu quo en base a unas normas arbitrarias pero públicas, que puedan ser conocidas a priori. Esto tiene aspectos positivos para toda la población, muchos, y otro tipo de aspectos que depende muchísimo de tu situación actual y que para una parte de la población serán ideales y, para otra, un techo de hormigón armado.
#15 Llamame raro pero si una ley no es justa laincumplo a la menor oportunidad de escapar del castigo, si una ley es justa defiendo su cumplimiento aun donde el castigo no llega.
#16 En absoluto raro, es el comportamiento normal cuando se trata de una limitación externa: a la que no existe la influencia externa, desaparecen los motivos para evitar una conducta.
Precisamente por eso te decía que prefiero mil veces un imperativo categórico que un código penal justo: el primero te va a costar la vida saltártelo. El segundo, es una mera cuestión de oportunidad.
#17 obvias la segunda parte de mensaje y te quedas con una parte para aplicarla a la totalidad.
#0 Que gustazo de artículo(s).
#53 Eres un peligro público, un borracho incívico, un guarro, un temerario, un inconsciente y un violento; y lo serás hasta el fin de tus días. Yo aquí, pues, te condeno a una vida de servidumbre en la que repares el daño que le has hecho a la sociedad. No eres digno de ella, pero soy compasivo.
P.D. Está muy bien que hagas autocrítica, pero aplícate las mismas normas que les exiges a los demás.
#55 No eres quien para condenarme a nada ni reconozco tu autoridad en nada excepto en soplapolleces.
Yo no hago bandera de mis infracciones juveniles ni pido clemencia y mano blanda para los infractores porque a pesar de mear en la calle pago muchos impuestos y yo y mis compañeros hayamos acabado siendo hombres de provecho.
Ahí esta la diferencia que no busco excusas y que me parece bien las leyes duras incluso cuando se me aplican a mi.
#56 ¿Se te han aplicado las leyes duras?
#57 Las españolas vigentes en el momento, probablemente demasiado blandas. Estoy a favor de endurecerlas ahora mismo, subir la cuantia de las multas y añadir horas de servicios sociales y cursos obligatorios.
#56 Cómo cambia el cuento cuando los errantes no son los demás. No eres honesto contigo mismo, no mereces ser escuchado.
#0 Se te da bien escribir. Gracias por hacerlo aquí.
Joer me has recordado cuando a una amiga y a mí nos pillaron en un Corte Inglés robando una camiseta de baloncesto. Mi amiga se puso a llorar al de seguridad cuando dijo que iba a llamar a la policía y al final le debimos dar pena y nos dejó marchar con la condición de no volver a ese CI. Descubrimos que no se nos daba bien robar. Hoy en día soy una mujer de provecho que trabaja y paga sus impuestos y tiene una vida normal. No fui a la universidad, me quedé en un ciclo formativo, odiaba y sigo odiando tener que estudiar. Conozco alguno que parecía que iba para delincuente y luego les cambian las vidas por lo que sea y acaban teniendo una vida normal. Seguramente al contrario también haya personas pero yo no las conozco.
#6 En el ECI además de personal de seguridad también hay secretas contratados.
Si frecuentas mucho el sitio te puedes llegar a dar cuenta de alguna de estas personas que van de paisano.
#0 buen articulo, en forma y contenido.
Voy a ligar este artículo con otros artículos tuyos:
"El ciudadano de bien se mete en una discusión con su mujer, la empuja, y ya es un delincuente"
#13 Pues también.
A mí nunca me pillaron y lo cierto es que dudo mucho que el de seguridad de el corte inglés no sospechara de nuestras constantes visitas a la zona de cosmética... Pero sólo fue una fase, pasó, se cerró el ciclo y ya está.
Por tanto, no podría estar en desacuerdo con tu artículo en líneas generales, considerando la singularidad del caso (no su peculiaridad, porque queda claro que por aquí estamos unos cuantos que hemos hecho las mismas tonterías).
Sin embargo, sí creo que la ley de menores debe ser revisada y adaptarse a una realidad nueva: delitos violentos por parte de adolescentes, cuya "recuperación" no requiere simplemente una charla, ni el mero paso del tiempo va a solucionar. No digo condenarles de tal forma que se impida (o dificulte enormemente su recuperación) que puedan llevar vidas normalizadas, pero tampoco dejarles sin condenar o, si se prefiere desde la perspectiva contraria, dejarles a su suerte para que sigan haciendo lo que hacen, o peores. El hecho de no hacer nada, tampoco ayuda en nada a la sociedad, no tampoco les ayuda en nada a ellos.
Hace ya mucho tiempo, en México, estuve ayudando en una ONG, que acogía a niños de la calle (dos semanas duré) . Había un chaval allí, de trece años, que había matado a su madre (era la prueba para entrar a una banda) ; su padre había declarado que había sido él, para librar al chaval. De ahí que estuviera en la ONG. Era un peligro para todos: agresivo, incontrolable, adicto al pegamento... Y seropositovo. Dudosamente recuperable, ¿qué hacer con él? En el centro, se alegraron cuando se escapó. Es una realidad lejana, pero es que lo que él hacía no tenía nada que ver con robar lápiz de ojos en el corte inglés. Lo que quiero decir es que hay menores y menores, y más miedo da un menor "descontrolado", que un adulto.
Utilizo a menudo la frase de un profesor que me gustó en su momento: "las normas están hechas para los indeseables." Si eres buena gente, en principio no necesitarías que te indicarán cómo hacerlo todo.
Pero todos tenemos malos momentos, y sólo hace falta un despiste para tener un problema muy gordo, o generárselo a otro. Un cierto grado de empatía es necesario, y una ligera tolerancia controlada al caos también.
De la misma manera, los espectadores despellejan y juzgan a los personajes de una serie, una peli o una obra de teatro por acciones que ellos mismos son muy capaces de hacer....
Bueno, gracias por dedicarnos tu tiempo escribiendo como lo haces.
Un saludo.
#34 Me encanta la frase que has dicho: "Tolerancia controlada al caos". Me la apropio.
#35 no dejas de ser una persona que en su momento robo de manera continuada y por tanto ladrón hasta el fin de tus días.
Me juego el cuello a que, si tú incumples la ley alguna vez (ir a más velocidad de la permitida, pagar una factura sin IVA, etc.) no eres tan duro contigo mismo. Vamos, es que te estoy viendo.
#50
He conducido a mas velocidad de la permitida
He infringido normas de trafico
He hecho botellón
He orinado en la vía pública
He entrado en casas derruidas
He viajado sin casco en bicicleta en vías interurbanas
He viajado sin cinturón de seguridad
He golpeado a gente fuera la de la legitima defensa.
Nada de ello me ha hecho mejor persona y en general me avergüenzo de ellos salvo quizás la agresión que por motivos muy particulares me produce cierta ambivalencia es cierto que excedí los limites de la legitima defensa pero es difícil parar cuando te defiendes de una agresión y has bebido y decidir cuando el otro ya no es una amenaza.
Estoy lejos de ser perfecto pero soy perfectamente capaz de hacer autocrítica.
Me está gustando tu rollo
#0 Lo que me esperaba:
Darth pasapollo. He estado esperando, el círculo está ahora completo, antes era el aprendiz pero ahora soy el maestro.
Obi one friedchicken Solo maestro en maldad
Lo que al parecer ha pasado.
Darth pasapollo. Te he estado esperando ...
Obi one. Niña , dile lo que te he dicho que digas.
Leia. Soy una princesa boyera que hace de mensajera ocasional llevando cosas del androide A al androide B, no tengo ni idea de que es eso de la estrella de la muerte y no he visto al tal skywalker en mi vida.
Dicho con cariño
😂
Me encantan tus artículos, mucha suerte.
Hubo una temporada en la cual me dio por entrar con algunos amigos a edificios en construcción por el mero hecho de entrar en un lugar prohibido. Nunca nos llevábamos nada, era simplemente, como has apuntado, la sensación de subidón, una manera de dejar, aunque solo fuera por unos instantes, la vida de niño bueno.
Una noche, pensamos que sería buena idea llevar linternas a la urbanización de turno que estaban acabando. Tontos de nosotros, las linternas nos delataron en medio de la noche. El dueño de la obra apareció por sorpresa con policía. Al parecer, ese día habían puesto tuberías y tirado cemento sobre ellas y dejamos todo bien pisado sin darnos realmente mucha cuenta. Nos pusieron en fila y nos dieron un sermón parecido al que comentas. Solo que a nosotros nos dejaron con la duda de si nos iban a denunciar o no. Me pase toda la semana siguiente con el corazón sobrecogido cada vez que alguien habría la puerta de la clase del instituto. Temía que la policía se me llevara esposado delante de todo el mundo, a mí, el niño bueno, el de las buenas notas.
De los cuatro que entramos aquella noche en esa obra, tres acabamos con el policía. El otro, que ahora es concejal por el PSOE, saltó desde un primero y escapó por un barranco. Ninguno hemos llegado a ser publicista, abogado o músico. La crisis se nos llevó a todos por delante. Pero si aquella noche nos hubieran puteado no tengo duda de que mi vida podría haber sido diferente. Si el dueño de la obra nos hubiera denunciado para vengarse de nuestro acto infantil, ese odio no hubiera parado ahí. Habría pasado a nosotros y nosotros lo hubiéramos sacado afuera de manera imprevista. Concuerdo contigo en que la cautela es la mejor consejera.
PD: muy superdotado pero el fumeteo no es que sea de listos, ¿eh?
#40 No. Eso es mi arsenal como gallego: la retranca. Pero vaya, si buscase el lloro diría que mis padres me pegaban, o que lo necesitaba para sobrevivir, o algo así.
O no, vaya. Igual sí que lo buscaba. Ya se sabe: una vez delincuente... Estoy robando sentimientos ajenos.
Un saludo.
#42 Entonces pasarías a mentiroso y como buen abogado sabrás que la verdad es la mentira más segura.
Autocrítica por tu conducta yonki de emociones ladrón? Para que, mejor hablamos de que al final no me convertí en un desecho social y hasta pago impuestos y ayudo en ONGs y de que mis compinches también son gente medio respetable y como hemos sido buenos después pues eso justifica que lo dejaran pasar con una charlita.
Pues no, tenían que haberte condenado a servicios a la comunidad y si eso te hace convertirte en un criminal adulto culpa tuya sería.
#43 Oki.
#35 En los estados de derecho no existen los castigos. Sino las penas que buscan la reinserción.
Cuando defendemos endurecer las penas, cargarnos garantías procesales, cargar contra esos cabrones delincuentes protegidos por la ley, lo hacemos porque creemos que nosotros jamás seremos esos. Porque Nosotros no somos Ellos, Ellos se lo merecen pero Yo soy parte de Nosotros y Nosotros no hacemos Eso.
Aquí esta lo potente de tu articulo, da para pensar mucho.
Yo viví una situación parecida a la tuya de los 13 a los 14 mas o menos, pequeños pero frequentes robos en tiendas para divertirme y sentir la adrenalina, me pillaron me llevaron al cuartito, vino la policia, llamaron a mis padres y me dejaron ir. Nunca mas volví a robar nada porque me avergoncé mucho de mi mismo por estar robando gilipolleces.
Pero volviendo a lo de ellos no somos nosotros, yo era un niño de clase media alta, siempre me he preguntado si me perdonaron porque vieron que "yo no era como los otros".
PasaPollo a partir de ahora tendrá la cara de Harvey Specter en mi cabeza.
#52 Ojalá...
#0 Me ha encantado. Muchas gracias.
Me la guardo en favoritos.
Un día tendré que contarlo en mas detalle, pero probablemente yo estaría en la cárcel, o cómo mínimo mi vida sería muy diferente si Ricardo Galli, fundador de meneame, me hubiese denunciado cuando la policía le llamo para interesarse por ciertos asuntos.
Grande Ricardo.
#58 pues sí, cuéntalo porfa
Como dicen en muchos sitios, la carcel esta para esconder a los criminales, no para reinsertarlos.
En otros sitios incluso esta para hacer negocio con ellos, la reinsercion ni siquiera esta contemplada en el diseño actual de dichos sistemas.
Qué suerte tuvísteis, otros salen muy muy mal parados y le destrozan la vida por tonterias.
Me gusta tu manera de pensar, sentir y escribir.
Y aunque nunca he estado en el lado chungo, percibo claramente que si hubiera mas profesionales con tu manera de hacer y ver las cosas, mucha chavaleria estaria reconducida, y no castigada por la estupidez propia de la edad.
#0 Gracias. Sólo eso.
furta ergo sum
Totalmente de acuerdo.
Mencionar también que meter gente a la gente no es gratis.
Aplicar justicia es también un gasto.
Es un gasto a los contribuyentes.
Esos que pagan impuestos cada vez que compran algo (IVA). El 20% del salario ...
#35 Me parece bien. No pretendía ser lacrimógeno. Lamento haberte hecho llorar.
#37 Que busque el lloro y la sensibleria no quiere decir que yo haya llorado con ello.
De verdad que tu arsenal de abogado se basa en esto? En buscar el equívoco y la literalidad?
Una cosa... siguiendo "el caso de la joyas robadas"... ¿Estás seguro de que "Paco" existe? Quiero decir... la chica, Lucía, hace trabajos esporádicos de mensajería, debe conocer cómo funcionan las empresas de mensajería. No todo el mundo sabe de la opción de ese envío en diferido. También le gustaría llevar a su novia a cenar... quiere cuidarla pero no tiene dinero. ¿Seguro que no ha sido Lucía quien ha montado todo ese plan? Y ni Paco existe ni nada de todo eso y ha sido la joven la que ha montado un plan "perfecto" para irse de rositas.
Ya sé que has dicho que ella parece que no miente... pero habrás conocido a grandes actores en (y de) la vida real, muy buenos. Si estás convencido de que Paco existe todo esto que acabo de escribir es una tontería, pero...
#59 yo ya dudo incluso de la existencia de Roberto...
Piedad por el culpable es traición al inocente.
La ley debe de ser justa no utilitarista.
En el momento en el que hombres inocentes se dan cuenta de que la ley que no castiga a quien la infringe y lo único que sirve es para coartar sus libertades, cuando el inocente no duerme tranquilo y el delincuente se siente amparado por leyes blandas a medida del policastro de turno...
Entonces esa persona deja de creer en la ley y en la justicia y solo puede seguir su brújula interna y si esta se estropea...
#8 La ley y la justicia como sustitutos de brújulas éticas son una auténtica bomba de relojería. Dame mil veces un imperativo categórico antes que el código penal más justo que el ser humano pueda imaginar.
En todo caso, debería ser al revés: Cuidemos y trabajemos esa brújula interna, y si se estropea, sólo cuando se estropee... No me gustaría tener de vecino a un tipo que sólo se guía por la ley y la justicia. Llámame utilitarista, pero prefiero que los principios que rijan sus acciones sean endógenos.
#9 El asunto es que una persona debe de sentir que en general la brújula interna y externa están mas o menos alineadas si es una persona normal que no roba ni vidas ni cosas materiales, si la ley va de un lado y la brújula de esa persona de otro...
#8 Cuando defendemos endurecer las penas, cargarnos garantías procesales, cargar contra esos cabrones delincuentes protegidos por la ley, lo hacemos porque creemos que nosotros jamás seremos esos. Porque Nosotros no somos Ellos, Ellos se lo merecen pero Yo soy parte de Nosotros y Nosotros no hacemos Eso. Y ojo, porque tal vez penséis que lo que digo es dar siempre otra oportunidad y no castigar nunca. No, no digo eso. Yo digo: valora el caso, piensa. Yo digo: no te precipites al juzgar.
Tú eres ese "Nosotros".
#25 Soy el que me opongo a ese argumento falaz, a ese quien no coge 50 eurillos de una caja registradora, a quien no fue delincuente juvenil, a quien no conduce con el móvil, a pobrecito que no midió bien las consecuencias.
Si un día robo 50 euros que me juzguen, si atropelló a alguien por ir con el móvil que me juzguen y pague por ello. Será lo justo y lo que me merezca.
#8 ¿Has dejado de creer en la ley y en la justicia al oír mi historia de cómo me libré de un delito?
No hay más preguntas
#32 Si esto te funciona en los juicios...
Lo que me preocupa es esa deriva utilitarista en la justicia y como la puede ver la gente.
Podemos refugiarnos en el utilitarismo pero lo cierto es que tu escapaste sin tu justo castigo y puedes soltarnos lacrimosas historias de como luego hiciste el bien a través de ONGs pero para mi no dejas de ser una persona que en su momento robo de manera continuada y por tanto ladrón hasta el fin de tus días.
Paco es el nuevo archienemigo de Menéame. Me lo imagino sentando frente a una chimenea con el collar colgando del cuello mientras ríe maliciosamente. El maquiavélico moriarti de esta historia
#67 ...Me lo imagino sentando frente a una chimenea con el collar colgando del cuello mientras ríe maliciosamente leyendo esta historia en Menéame con un ordenador que se agenció por el mismo sistema...
La Justicia debe ser igual para todos. Los ricos no quieren que sea igual.
Garantías procesales queremos todas (y todos)
PasaPollo, me puedes indicar como publicar un artículo en el feed público, por favor?
#65 Ya está hecho! Gracias de todos modos
Por cierto muy buenos artículos. Me ha encantado leerlos (y me he desesperado de la misma manera...)
Sobre la mujer del caso inicial, siempre me da mucho qué pensar cuando veo casos en los que alguien sin mayor malicia comete un error con consecuencias desproporcionadas. Por ejemplo, alguien que fuma y causa un incendio; alguien que juega en el parque le da un balonazo a alguien, que resulta ser una anciana que termina grave en el hospital.
También estoy de acuerdo con lo que dices sobre endurecer las penas, sin embargo ten en cuenta que ese es tu caso, y habrá muchos otros casos en los que esa no era la mejor opción, y quizás es un error querer la mejor opción porque simplemente no existe. De todas formas, me parece que lo más responsable sería avisar a vuestros padres como mínimo.
Por cierto, esto al final es un episodio de relleno... al final te harás una jugada estilo juego de tronos. #0 devuelveme mi dinero.
Tal y como sospechaba los superdotados también podéis ser gilipollas #0, así que necesitas reflexionar y mirar facebooks, y tener experiencias persónales similares para poder empatizar con otro ser humano, tenía mis dudas, pero esta claro que los abogados sois delincuentes encubiertos.
#21 Esto... ¿Gracias?
#23 Te has planteado la historia desde otro punto de vista? Con los mismos hechos:
1-De ladron reincidente a abogado(de delinquir a tratar de probar que otros delinquen, no veia una historia asi desde "Atrapame si puedes")
2-Al final, descubres que la chica es un ser humano, con sentimientos humanos,no una suerte de morloc malvado(hasta quiere a su novia, seguro que no puede sacar 60€ de forma legal, por que todos sabemos que eso es imposible!!), y decides que mejor no ir por ella, eso es por que te recuerda a ti de joven (tu versión delincuente, digamos). Y lógicamente, no irias contra tu yo joven, te da pena, pues sabes( Utilitarismo) que en TU caso, a la larga, fue mejor para la sociedad no crearte antecedentes.
3-En lo que a ti concierne, podría causar/haber causado un mal mucho mayor (y si ademas de joyas hace lo propio con droga, veneno, armas....), y tu desconocerlo (dudo que publique en FB que hacia bulling en el cole a otr@s, que pega a su novia.....). TU serias el responsable de la reducción de futuras penas que reciba, por TU decisión.
Conozco verdaderos hijos de puta con un Fb de familia perfecta, tb ayudan a ONG(desgrava....)
#21 fijate si hace falta tener experiencias similares para empatizar, que en un articulo sobre empatia TU NO HAS SIDO CAPAZ de empatizar.
#21 el sistema educativo no está pensado para superdotados