Un lector describe uno de esos momentos embarazosos, “Estaba saliendo con una mujer que realmente amaba sexo anal pero en una de las ocasiones cuando la saqué, había mierda en todo mi pene”. Ni se esperaba poder mancharse de heces por este orificio –no siempre, pero hay que contar con esta posibilidad, amigo– y no pudo controlar la arcada: “Empecé a vomitar por su espalda y tuvo que ir corriendo al baño”.