La historia lo tenía todo. Un estudio científico desvelaba que la búsqueda del placer sin más —como disfrutar de un maratón de sexo sucio o dejarse llevar por las ganas de comer medio kilo de chocolate— bajaba las defensas del organismo de una manera similar a la depresión, mientras que la felicidad asociada a un esfuerzo solidario, una vida “con significado” a lo Teresa de Calcuta, mejoraba la respuesta a una infección. El trabajo lo firmaba la estadounidense Barbara Fredrickson, la gurú de la psicología positiva, una nueva disciplina creada
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