Se trata de una historia desoladora. Triste. Y se puede resumir así: un alpinista muere cuando trataba de recuperar el cuerpo de su amigo, fallecido ante sus propias narices un año atrás. Muchos alpinistas salen al encuentro de la montaña para celebrar la vida escrita con mayúsculas, tratando siempre de eliminar la muerte de una ecuación que juega con variables tan dispares como la fortuna, los peligros objetivos, los errores humanos e, incluso, con el peso del destino. Los rusos Dmitry Golovchenko y Sergei Nilov, alpinistas de élite premiados
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Pongo la transcripción para quien no lo pueda leer:
Recibieron dos veces el máximo galardón existente, los Piolets de Oro, se sabían afortunados. Nadie sabía ni podía imaginar que su cordada, al parecer, estaba maldita.
No obstante, no se sobrevive a un currículo como el suyo sin la compañía de ciertas dosis de buena fortuna, como cuando en 2019 invirtieron 18 días en escalar la este del Jannu (7.710 m), los seis últimos sin alimentos, avanzando a tientas por un terreno minado de avalanchas y grietas. Tardaron tantos días en bajar, en escapar de la montaña, que Nilov se puso en plan chistoso y lanzó un irónico mensaje de texto gracias a su teléfono vía satélite: “De verdad, ¡queremos bajar!”. Pero la visibilidad era tan reducida y el terreno tan laberíntico que no se atrevían a poner un pie delante del otro por miedo a caer al vacío.
La buena fortuna retroalimenta la ambición, así que ambos se plantaron en agosto de 2023 bajo la arista sureste del Gasherbrum IV (7.925 m), en la cordillera del Karakórum, perteneciente al Himalaya, con la intención de abrir allí una nueva ruta. Cerca de la cima, por encima de los 7.600 metros, en un terreno sumamente técnico, dieron con una plataforma minúscula de nieve sobre la que tallaron a golpe de piolet una repisa donde anclaron su tienda de campaña. Esa misma noche, incómodos e inseguros, decidieron recolocar su tienda, mejorar la plataforma y estabilizar su pequeño hogar. Nilov, aspecto de filósofo con sus gafas y su barba puntiaguda, salió al exterior y se puso a trabajar mientras Golovchenko ordenaba el material en el interior para no perder nada. Entonces sucedió algo impensable: la tienda resbaló ladera abajo por un corredor de nieve empinado arrastrando consigo a Golovchenko, quien se había soltado de la cuerda de seguridad para poder facilitar las labores. Tres días después, y tras sufrir un calvario para escapar con vida de la trampa mortal en la que se hallaba, Nilov alcanzó el pie de la arista, encontró los restos de su amigo, los envolvió con la tela de la tienda de campaña y juró que regresaría, que lo llevaría a casa, que su familia podría enterrarlo y visitarlo en el cementerio.
El pasado sábado 17 de agosto, Nilov y otros dos alpinistas rusos iniciaron las labores de recuperación del cadáver de Golovchenko. Ni siquiera llegaron a acercarse: el desprendimiento de un serac (masas de hielo inestables presentes en los glaciares) provocó una avalancha que destrozó la comitiva cuando esta avanzaba en la zona baja de la montaña. A la hora de los recuentos, faltaba Nilov. Ni rastro. Los otros dos quedaron seriamente heridos: Sergei Mironov y Mijail Mironov (idéntico apellido, sin lazo familiar) estaban varados a unos 6.200 metros, pero al menos pudieron contar con la ayuda desde la distancia de otros dos compañeros, que al estar enfermos se habían quedado en el campo base. Ambos se encargaron de organizar las labores de rescate, de acuerdo con el ejército y con escaladores locales. Los dos alpinistas malheridos tuvieron, al menos, la dicha de encontrar la mochila de Nilov y otra que les fue arrancada en el momento de sufrir la avalancha. Así, disponían de sacos de dormir y de hornillos para derretir nieve e hidratarse; si bien uno de ellos apenas podía moverse con una cadera y varias costillas rotas. Inmovilizados y expuestos a nuevos aludes, permanecieron cerca del lugar del accidente hasta que el día 20 seis alpinistas pakistaníes (cuyos nombres no han trascendido) lograron alcanzar a los heridos, y conducirlos hasta una zona en la que un helicóptero militar de Pakistán pudo evacuarlos.
No así a Nilov. Uno de los pilotos aseguró haber visto su cuerpo, pero el mal tiempo en la zona ha zanjado cualquier intento de recuperación de sus restos.
Dmitry Golovchenko y Sergei Nilov representaban un tipo de alpinismo en vías de extinción: valoraban la discreción, el amateurismo (aunque fuesen himalayistas de élite, tenían trabajos al margen) y el respeto a una idea sagrada de cordada en la que la suma de dos talentos multiplica el valor individual. Ni uno ni el otro deseaban cambiar de pareja de baile: se sentían en perfecta comunión con sus deseos y capacidades. No se trataba de escalar montañas, sino de hacerlo juntos.
#1
"Piolets de oro"
Ya tardan los chistes sobre Errejón y Podemos.
#3 no tardan, tú has sido el primero
#1 Pues vaya dos héroes. Gracias por la transcripción.
#1 Es tal la aventura cruda del montañismo que, de los pocos libros que me leo, suelo añadir de vez de esta temática. Me enganchó mucho el libro de bajo los cielos de Asia de iñaki Ochoa de olza, en el que cada capitulo era una experiencia de subir una montaña diferente de más de 8000, así como alguno de messner, una fortaleza y determinación solo para unos pocos.
#1 pues yo debo ser raro, pero si me muero en el himalaya (y confirman que estoy muerto) no me gustaría que mis amigos se jugaran la vida para rescatar mi cuerpo la verdad...y así se lo dejaría bien clarito antes de cualquier subida.
Otra cosa es que piensen que hay alguna posibilidad de que sigas vivo... pero si confirman que estoy muerto... ni de coña.
#14 Tal vez yo también pero demos margen a quien tiene sentimientos distintos.
Pocos así :
"Dmitry Golovchenko y Sergei Nilov representaban un tipo de alpinismo en vías de extinción: valoraban la discreción, el amateurismo (aunque fuesen himalayistas de élite, tenían trabajos al margen) y el respeto a una idea sagrada de cordada en la que la suma de dos talentos multiplica el valor individual. Ni uno ni el otro deseaban cambiar de pareja de baile: se sentían en perfecta comunión con sus deseos y capacidades. No se trataba de escalar montañas, sino de hacerlo juntos".
#8 gracias por el artículo, está escrito de tal forma que es un placer leerlo.
En los deportes de riesgo, cuando te confias un poco y, como en estw caso, te quitasï la cuerda de seguridad para agilizar las cosas, es cuando suceden las desgracias.
A mi padre le pasó igual pero en el buceo, por perder el respeto al peligro, porque lo has hecho otras veces, casi muere, se salvó por muy poco y tiene secuelas de por vida.
Murió haciendo lo que más le gustaba
#2 ¿Rescatar el cuerpo de su amigo fallecido para que su familia pudiese visitarlo? Pues parece que no lo sali9 como esperaba. DEP
D.E.P.
El deporte es salud
Yo querría quedarme para siempre en la montaña...no entiendo la obsesión por recuperar el cadáver de un compañero de cordada.
Algún compañero he dejado enterrado en Nepal, por cierto...
Turistas de alto nivel. Qué mal me caen los trepacumbres y su fracesita de "lo hago porque está ahí"
si mueren porque son "de elite" (aunque la noticia también aclara que son amateurs) entonces son héroes. En caso contraria son un malditos turistas que se lo tienen merecido. Menéame en estado puro.
#11 Recuperar el cuerpo de un amigo = tomarse un selfie.
Bots de meneame en estado puro.
#12 no hablo de selfies pero entiendo que te lo hayas querido llevar al extremo por falta de mayor argumento
#11 bien visto.
#11 Yo tampoco les llamaría héroes, tienen una aficción y la quieren vestir de heroísmo pues fale, pues me alegro, pero a mi esa moto no me la venden la verdad. Lo podía entender en la época de las grandes exploraciones (todas con ánimos colonialistas) pero ahora? ahora es como el que juega el futbol y le da un perreque.
#0 Revisa el titular que no tiene sentido (joder y es casi un puto párrafo). Sabemos quién era el muerto y no el que ha muerto. Maaaaaal.
hay gente pa' to
#_13 Si, soy yo el que ha caído en maniqueísmos para levantarme como intelecto superior sobre la plebe. Seguro.
tan de élite no serán…
Murió haciendo la tonteria que mas le gustaba
Hay mucho ruso en Rusia...
Raro que no haya salido algún mysto pajeándose con la muerte de estos dos alpinistas por el hecho de ser rusos....