Nunca había oído hablar de él, de Felix Kersten, el médico de Himmler, el terrible. Era finlandés y tenía los ojos azul celeste. Había aprendido técnicas de los lamas y decían que sus manos eran mágicas, capaces de calmar con un masaje cualquier dolor insoportable.
|
etiquetas: félix kersten , médico , himmler , nazismo