A principios del S.XX los trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar vivían más y tenían mejor salud que los propios ejecutivos dueños de la empresa. Los trabajadores consumían la caña de azúcar; los jefes, el producto procesado que se obtiene de ella. Esos azúcares en su forma natural no produjeron ningún daño, pero sí lo hicieron al ser consumidos de forma aislada. Esta historia casi anecdótica resume a la perfección la razón por la que no hay que preocuparse de la fructosa en su estado natural, pero sí cuando la consumimos fuera de s
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