Este ingeniero químico mexicano recibió en 1995 el Premio Nobel por sus estudios sobre la capa de ozono, que convencieron a los países para firmar el Protocolo de Montreal. Hoy teme que la siguiente amenaza global, la crisis climática y la contaminación, no vaya por tan buen camino. Su última esperanza está en aquellos que sufrirán las consecuencias de la inacción: los jóvenes.
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