He sido profesor de psicología desde 2012. En los últimos seis años, he visto a estudiantes de todas las edades postergar sus trabajos, saltarse los días de presentación, perder tareas y dejar pasar las fechas de entrega. He visto a futuros estudiantes de posgrado prometedores que no logran presentar las solicitudes a tiempo; He visto a candidatos de doctorado tomarse meses o años revisando un solo borrador de tesis... No creo que la pereza haya sido nunca la responsable. Ni una vez. De hecho, no creo que exista la pereza. Traducción en #1
Soy profesor de psicología desde 2012. En los últimos seis años, he sido testigo de cómo estudiantes de todas las edades procrastinan sus trabajos, se saltan los días de presentación, se saltan las tareas y dejan pasar las fechas de entrega. He visto a prometedores estudiantes de posgrado no presentar sus solicitudes a tiempo; he visto a candidatos al doctorado tardar meses o años en revisar un solo borrador de disertación; una vez tuve un estudiante que se matriculó en la misma clase mía dos semestres seguidos, y nunca entregó nada en ninguno de ellos.
No creo que la pereza haya sido nunca la culpable.
Nunca.
De hecho, no creo que la pereza exista.
Soy psicólogo social, así que me interesan sobre todo los factores situacionales y contextuales que impulsan el comportamiento humano. Cuando se trata de predecir o explicar las acciones de una persona, observar las normas sociales y el contexto de la persona suele ser una apuesta bastante segura. Las limitaciones situacionales suelen predecir el comportamiento mucho mejor que la personalidad, la inteligencia u otros rasgos individuales.
Por eso, cuando veo que un estudiante no completa sus tareas, no cumple con los plazos de entrega o no obtiene resultados en otros aspectos de su vida, me siento impulsado a preguntar: ¿cuáles son los factores situacionales que frenan a este estudiante? ¿Qué necesidades no se están satisfaciendo actualmente? Y, cuando se trata de la "pereza" del comportamiento, me siento especialmente movido a preguntar: ¿cuáles son las barreras para la acción que no puedo ver?
Siempre hay barreras. Reconocer esas barreras -y verlas como legítimas- es a menudo el primer paso para romper los patrones de comportamiento "perezoso".
Es realmente útil responder al comportamiento ineficaz de una persona con curiosidad en lugar de juzgarla. Esto lo aprendí de una amiga mía, la escritora y activista Kimberly Longhofer (que publica bajo el nombre de Mik Everett). Kim es una apasionada de la aceptación y el alojamiento de las personas discapacitadas y de las personas sin hogar. Sus escritos sobre ambos temas son algunos de los trabajos más esclarecedores y destructores de prejuicios que he encontrado. En parte se debe a que Kim es brillante, pero también a que en varios momentos de su vida, Kim ha sido tanto discapacitada como sin techo.
Kim es la persona que me enseñó que juzgar a una persona sin hogar por querer comprar alcohol o cigarrillos es una auténtica locura. Cuando eres un sin techo, las noches son frías, el mundo es antipático y todo es dolorosamente incómodo. Tanto si duermes bajo un puente, en una tienda de campaña o en un refugio, es difícil estar tranquilo. Es probable que tengas lesiones o afecciones crónicas que te molesten persistentemente, y poco acceso a la atención médica para tratarlas. Es probable que no tengas mucha comida sana.
En ese contexto crónicamente incómodo y sobreestimulado, necesitar una bebida o unos cigarrillos tiene mucho sentido. Como me explicó Kim, si estás tumbado en el frío, beber algo de alcohol puede ser la única forma de entrar en calor y dormir. Si estás desnutrido, unos cigarrillos pueden ser lo único que mate las punzadas de hambre. Y si estás lidiando con todo esto al mismo tiempo que luchas contra una adicción, entonces sí, a veces sólo necesitas marcarte cualquier cosa que haga desaparecer los síntomas de abstinencia, para poder sobrevivir.
El increíble libro de Kim sobre sus experiencias como indigente mientras dirige una librería.
Pocas personas que no hayan sido indigentes piensan así. Quieren moralizar las decisiones de los pobres, quizá para consolarse de las injusticias del mundo. Para muchos, es más fácil pensar que los sin techo son, en parte, responsables de su sufrimiento que reconocer los factores situacionales.
Y cuando no se comprende plenamente el contexto de una persona - lo que se siente al ser ella cada día, todas las pequeñas molestias y los grandes traumas que definen su vida - es fácil imponer expectativas abstractas y rígidas sobre el comportamiento de una persona. Todos los sin techo deberían dejar la botella y ponerse a trabajar. No importa que la mayoría de ellos tengan síntomas de salud mental y dolencias físicas, y que estén luchando constantemente para ser reconocidos como humanos. No importa que no puedan tener un buen descanso nocturno o una comida nutritiva durante semanas o meses. No importa que, incluso en mi vida cómoda y fácil, no pueda pasar unos días sin que se me antoje una bebida o haga una compra irresponsable. Tienen que hacerlo mejor.
Pero ya lo hacen lo mejor que pueden. He conocido a personas sin hogar que tenían trabajos a tiempo completo y que se dedicaban a cuidar de otras personas en sus comunidades. Muchas personas sin hogar tienen que navegar constantemente por las burocracias, interactuando con los trabajadores sociales, los trabajadores sociales, los agentes de policía, el personal de los refugios, el personal de Medicaid y una serie de organizaciones benéficas tanto bien intencionadas como condescendientes. Ser un sin techo es un puto trabajo. Y cuando una persona sin hogar o pobre se queda sin fuerzas y toma una "mala decisión", hay una buena razón para ello.
Si el comportamiento de una persona no tiene sentido para ti, es porque te falta una parte de su contexto. Es así de sencillo. Estoy muy agradecido a Kim y a sus escritos por hacerme consciente de este hecho. Ninguna clase de psicología, a ningún nivel, me lo enseñó. Pero ahora que es una lente que tengo, me encuentro aplicándola a todo tipo de comportamientos que se confunden con signos de fracaso moral - y todavía no he encontrado uno que no pueda ser explicado y con el que se pueda empatizar.
Veamos un signo de "pereza" académica que creo que es cualquier cosa menos eso: la procrastinación.
A la gente le encanta culpar a los procrastinadores de su comportamiento. Aplazar el trabajo parece perezoso, para un ojo inexperto. Incluso las personas que procrastinan activamente pueden confundir su comportamiento con la pereza. Se supone que tienes que hacer algo y no lo haces: eso es un fracaso moral, ¿no? Eso significa que eres débil de voluntad, desmotivado y perezoso, ¿no es así?
Durante décadas, la investigación psicológica ha podido explicar la procrastinación como un problema de funcionamiento, no como una consecuencia de la pereza. Cuando una persona no empieza un proyecto que le interesa, suele deberse a: a) la ansiedad de que sus intentos no sean "lo suficientemente buenos" o b) la confusión sobre cuáles son los primeros pasos de la tarea. No es pereza. De hecho, la procrastinación es más probable cuando la tarea es significativa y la persona se preocupa por hacerla bien.
Cuando uno está paralizado por el miedo al fracaso, o no sabe ni siquiera cómo empezar una empresa masiva y complicada, es muy difícil hacer algo. No tiene nada que ver con el deseo, la motivación o la altura moral. Los procastinadores pueden obligarse a trabajar durante horas; pueden sentarse frente a un documento de Word en blanco, sin hacer otra cosa, y torturarse; pueden acumular la culpa una y otra vez; nada de eso facilita el inicio de la tarea. De hecho, su deseo de terminar la maldita cosa puede empeorar su estrés y hacer más difícil el inicio de la tarea.
La solución, en cambio, es buscar lo que está frenando al procrastinador. Si la ansiedad es el principal obstáculo, el procrastinador debe alejarse del ordenador/libro/documento de texto y dedicarse a una actividad relajante. Ser tachado de "perezoso" por otras personas probablemente conduzca a un comportamiento exactamente opuesto.
A menudo, sin embargo, la barrera es que los procrastinadores tienen problemas de funcionamiento ejecutivo: les cuesta dividir una gran responsabilidad en una serie de tareas discretas, específicas y ordenadas. He aquí un ejemplo de funcionamiento ejecutivo en acción: Completé mi tesis doctoral (desde la propuesta hasta la recogida de datos y la defensa final) en poco más de un año. Pude escribir mi tesis con bastante facilidad y rapidez porque sabía que tenía que a) recopilar la investigación sobre el tema, b) esbozar el trabajo, c) programar periodos regulares de escritura, y d) trabajar en el trabajo, sección por sección, día por día, de acuerdo con un calendario que había predeterminado.
Nadie tuvo que enseñarme a dividir las tareas así. Y nadie tuvo que obligarme a cumplir con mi horario. Llevar a cabo tareas de este modo es coherente con el funcionamiento de mi cerebro analítico, autista e hiperconcentrado. La mayoría de la gente no tiene esa facilidad. Necesitan una estructura externa para seguir escribiendo -reuniones periódicas de grupos de escritura con amigos, por ejemplo- y plazos establecidos por otra persona. Cuando se enfrenta a un proyecto importante y masivo, la mayoría de la gente quiere que le aconsejen cómo dividirlo en tareas más pequeñas y que le den un plazo para completarlo. Para seguir el progreso, la mayoría de la gente necesita herramientas de organización, como una lista de tareas, un calendario, una agenda o un plan de estudios.
Necesitar o beneficiarse de estas cosas no hace que una persona sea perezosa. Sólo significa que tiene necesidades. Cuanto más aceptemos eso, más podremos ayudar a las personas a prosperar.
Tuve una alumna que se saltaba las clases. A veces la veía quedarse cerca del edificio, justo antes de que empezara la clase, con aspecto cansado. La clase empezaba y ella no aparecía. Cuando estaba presente en la clase, se mostraba un poco retraída; se sentaba en el fondo del aula, con la mirada baja, con poca energía. Contribuía al trabajo en pequeños grupos, pero nunca hablaba durante las discusiones en clase.
Muchos de mis colegas veían a esta estudiante y pensaban que era perezosa, desorganizada o apática. Lo sé porque he oído cómo hablan de los alumnos con bajo rendimiento. A menudo hay rabia y resentimiento en sus palabras y en su tono: ¿por qué est
#9:
#1 : ¿por qué este alumno no se toma en serio mi clase? ¿Por qué no me hacen sentir importante, interesante, inteligente?
Pero mi clase tenía una unidad sobre el estigma de la salud mental. Es una de mis pasiones, porque soy psicóloga neuroatípica. Sé lo injusto que es mi campo para la gente como yo. La clase y yo hablamos de los juicios injustos que la gente emite contra las personas con enfermedades mentales; de cómo la depresión se interpreta como pereza, de cómo los cambios de humor se consideran manipuladores, de cómo las personas con enfermedades mentales "graves" se consideran incompetentes o peligrosas.
La silenciosa alumna, que de vez en cuando se salta la clase, observaba esta discusión con gran interés. Después de la clase, mientras la gente salía de la sala, se quedó atrás y pidió hablar conmigo. Y entonces me reveló que tenía una enfermedad mental y que estaba trabajando activamente para tratarla. Estaba ocupada con la terapia y el cambio de medicamentos, con todos los efectos secundarios que eso conlleva. A veces, no era capaz de salir de casa ni de permanecer sentada en un aula durante horas. No se atrevía a decir a sus otros profesores que por eso faltaba a las clases y llegaba tarde, a veces, a las tareas; pensarían que estaba usando su enfermedad como excusa. Pero confiaba en que yo lo entendería.
Y lo hice. Y me enfadó mucho que se hiciera responsable a esta estudiante de sus síntomas. Estaba compaginando una carga lectiva completa, un trabajo a tiempo parcial y un tratamiento de salud mental continuo y serio. Y era capaz de intuir sus necesidades y comunicarlas a los demás. Era una jodida malvada, no una jodida perezosa. Se lo dije.
Tomó muchas más clases conmigo después de eso, y la vi salir lentamente de su caparazón. En su primer y último año, era una colaboradora activa y franca en clase, e incluso decidió hablar abiertamente con sus compañeros sobre su enfermedad mental. Durante las discusiones en clase, me desafiaba y hacía excelentes preguntas de sondeo. Compartió con nosotros montones de ejemplos de fenómenos psicológicos en los medios de comunicación y en la actualidad. Cuando tenía un mal día, me lo decía, y yo le permitía faltar a clase. Otros profesores -incluidos los del departamento de psicología- seguían juzgándola, pero en un entorno en el que se reconocían y legitimaban sus barreras, prosperaba.
Foto de Janos Richter, cortesía de Unsplash
A lo largo de los años, en esa misma escuela, me encontré con otros innumerables estudiantes que eran subestimados porque las barreras en sus vidas no eran vistas como legítimas. Estaba el joven con TOC que siempre llegaba tarde a clase, porque sus compulsiones a veces lo dejaban atascado en el lugar por unos momentos. Estaba la superviviente de una relación abusiva, que procesaba su trauma en citas de terapia justo antes de mi clase cada semana. Estaba la joven que había sido agredida por un compañero, y que tenía que seguir asistiendo a las clases con ese compañero, mientras la escuela investigaba el caso.
Todos estos estudiantes acudieron a mí de buen grado y compartieron lo que les preocupaba. Como hablaba de las enfermedades mentales, los traumas y el estigma en mi clase, sabían que yo sería comprensiva. Y con algunas adaptaciones, florecieron académicamente. Ganaron confianza en sí mismos, intentaron realizar tareas que les intimidaban, subieron sus notas y empezaron a considerar la posibilidad de realizar estudios de posgrado y prácticas. Siempre me he sentido admirada por ellos. Cuando yo era estudiante universitario, no era ni de lejos tan consciente de mí mismo. Ni siquiera había empezado mi proyecto de toda la vida de aprender a pedir ayuda.
Los estudiantes con barreras no siempre eran tratados con tanta amabilidad por mis compañeros profesores de psicología. Un colega, en particular, era famoso por no permitir la recuperación de los exámenes ni la llegada tardía. No importaba la situación de un estudiante, ella era inquebrantablemente rígida en sus exigencias. Ninguna barrera era insuperable, en su opinión; ninguna limitación era aceptable. La gente se tambaleaba en su clase. Sentían vergüenza por sus historias de agresión sexual, sus síntomas de ansiedad, sus episodios depresivos. Cuando un alumno al que le iba mal en sus clases rendía bien en las mías, ella sospechaba.
Me resulta moralmente repugnante que cualquier educador sea tan hostil con las personas a las que se supone que sirve. Es especialmente exasperante que la persona que promulga este terror sea una psicóloga. La injusticia y la ignorancia que supone me hace llorar cada vez que lo comento. Es una actitud común en muchos círculos educativos, pero ningún alumno merece encontrarse con ella.
Sé, por supuesto, que a los educadores no se les enseña a reflexionar sobre cuáles son las barreras invisibles de sus alumnos. Algunas universidades se enorgullecen de negarse a acoger a estudiantes discapacitados o con enfermedades mentales: confunden la crueldad con el rigor intelectual. Y, como la mayoría de los profesores son personas que triunfan académicamente con facilidad, les cuesta adoptar la perspectiva de alguien con problemas de funcionamiento ejecutivo, sobrecargas sensoriales, depresión, historiales de autolesiones, adicciones o trastornos alimentarios. Puedo ver los factores externos que conducen a estos problemas. Al igual que sé que el comportamiento "perezoso" no es una elección activa, sé que las actitudes elitistas y sentenciosas suelen surgir de la ignorancia de la situación.
Y por eso escribo este artículo. Espero despertar a mis colegas educadores - de todos los niveles - al hecho de que si un estudiante está luchando, probablemente no lo está eligiendo. Probablemente quieren hacerlo bien. Probablemente lo están intentando. En términos más generales, quiero que todas las personas adopten un enfoque curioso y empático hacia los individuos que inicialmente quieren juzgar como "vagos" o irresponsables.
Si una persona no puede levantarse de la cama, es que hay algo que la agota. Si un estudiante no escribe sus trabajos, hay algún aspecto de la tarea que no puede hacer sin ayuda. Si un empleado incumple los plazos constantemente, algo está dificultando la organización y el cumplimiento de los plazos. Incluso si una persona elige activamente el autosabotaje, hay una razón para ello: algún temor que está superando, alguna necesidad que no se satisface, una falta de autoestima que se expresa.
Las personas no eligen fracasar o decepcionar. Nadie quiere sentirse incapaz, apático o ineficaz. Si observas la acción (o inacción) de una persona y sólo ves pereza, te estás perdiendo detalles clave. Siempre hay una explicación. Siempre hay barreras. El hecho de que no las veas, o no las veas legítimas, no significa que no estén ahí. Busca con más ahínco.
Tal vez no siempre hayas sido capaz de ver el comportamiento humano de esta manera. No pasa nada. Ahora lo eres. Inténtalo.
#8:
Es cierto que el titular da mucho juego para hacer chistes, pero el artículo es realmente interesante.
Quizás podría ser menos largo porque se repite un poco, pero el tema es importante y para mi, interesante.
#3:
Jodo que no existe, de hecho es el principal motivo por el que no voy a leer el artículo.
Me ha llamado la atención, me ha interesado, pero al ver la longitud... Uf, para otro día.
#23:
#8 Teniendo TDAH y habiendo sido acusado de perezoso toda mi vida, certifico que el artículo es muy interesante y mucha gente debería leerlo. La gente se piensa que la fuerza de voluntad es un botón y que si no le das y haces algo es porque no quieres, y ese pensamiento genera mucha frustración y malentendidos
#86:
#74#79 Tú eres de esas personas que, aún teniendo razón, son incapaces de decir algo sin subirse primero a un pedestal desde el cual dejar claro lo alto que estás en primer lugar y lo gilipollas que son los demás en segundo lugar.
Cuando leo a la gente como tú siento esa sensación que ahora llaman ascopena.
#29:
#1 Dentro de las muchas cosas que comenta, la técnica de dividir el problema es esencial para ponerte en marcha ante una tarea que te abrume. Lo hago en el curro y lo hago para proyectos personales, un "ToDo" en el que divido lo que tengo que hacer en una serie de tareas ordenadas secuencialmente. Y si una tarea es demasiado compleja, se divide detallando los pasos como nuevas tareas.
Mano de santo tanto para organizar las cosas y que funcionen como para no "procastinar".
#59:
#9 "Era una jodida malvada, no una jodida perezosa. Se lo dije."
Cuando leí eso pensé que debía ser un fallo de la traducción. No tenía sentido que diga que era una malvada...
Y, efectivamente, fui al texto original y dice:
"Se was a fucking badass, not a lazy fuck".
Yo lo traduciría con alguna de estas variantes:
"Era una puta crack"
"Era una monstrua"
"Era una valiente"
"Era una tipa dura"
A veces badass se aplica a personas "con malas pulgas", personas que te pueden dar una hostia a la mínima tontería... Pero suele referirse a una actitud que no se acobarda.
Igual que "monstruo" tiene diversos matices de significado, lo mismo pasa con badass. Uno puede ser un monstruo por ser feo, también puede llamarse monstruo a alguien que hace cosas aberrantes como, por ejemplo, abusar sexualmente de niños pequeños o comer cadáveres... Pero también se dice que alguien es un monstruo cuando es un crack, destacando por su buena actitud capaz de comerse el mundo sin acobardarse por nada.
El error de traducción es como si dices en español que esa mujer es una monstrua por ser muy valiente de enfrentarse a una enfermedad y aún así hacer un trabajo y dedicar tiempo a los estudios... y lo traducen al inglés como "She's an ugly person" (una persona fea).
CC #28
La verdad es que no presté atención a la primera frase y pensaba que lo había traducido una persona. Aún así, las 4 expresiones mal traducidas (o las que sean) si no cuentas con un traductor humano seguramente no sepas encontrar dónde están los fallos y cómo traducirlo bien. Es decir, el automático te va a dar una calidad peor que no es fácil solucionar sin una persona con un poco de nivel. En este caso puede que los errores no supongan mucho problema, pero en otros decirle a alguien que es una malvada o una mala persona puede ser un error gravísimo, un insulto que no te perdone.
#47:
#28 He visto si quedaban bien los primeros párrafos y como he visto que sí he tirao p'alante, pero ahora viendo más tranquilamente hay cosas a retocar como "Era una jodida malvada, no una jodida perezosa.", que tal vez "jodida ama" hubiese quedado mejor como "la puta ama"
#93:
#86 Este tipo de comportamiento se prodiga mucho por aquí y por internet en general.
Gracias al anonimato y al escudo protector de internet mucha gente trata como a la mierda a desconocidos a la mínima de cambio. Como los insultos desde el coche pero llevados a la máxima expresión.
Este usuario seguramente habrá leido mucho pero se habrá saltado los libros de educación y saber estar o tendrá algunos problemillas de autoestima que trata de compensar maltratando a los demás.
#97:
#59 Yo llevaba años buscando una buena traducción de badass al castellano, tenía claro el concepto pero no encontraba una sola palabra para traducirlo. Hasta que apareció el videojuego Bordelands y me la dio, yo creo que muy buena, la traducción es "cabronazo".
Las personas no eligen fallar o decepcionar. Nadie quiere sentirse incapaz, apático o ineficaz. Si observa la acción (o inacción) de una persona y solo ve pereza, se está perdiendo detalles clave. Siempre hay una explicación. Siempre hay barreras. El hecho de que no pueda verlos, o no los vea como legítimos, no significa que no estén allí.
Soy profesor de psicología desde 2012. En los últimos seis años, he sido testigo de cómo estudiantes de todas las edades procrastinan sus trabajos, se saltan los días de presentación, se saltan las tareas y dejan pasar las fechas de entrega. He visto a prometedores estudiantes de posgrado no presentar sus solicitudes a tiempo; he visto a candidatos al doctorado tardar meses o años en revisar un solo borrador de disertación; una vez tuve un estudiante que se matriculó en la misma clase mía dos semestres seguidos, y nunca entregó nada en ninguno de ellos.
No creo que la pereza haya sido nunca la culpable.
Nunca.
De hecho, no creo que la pereza exista.
Soy psicólogo social, así que me interesan sobre todo los factores situacionales y contextuales que impulsan el comportamiento humano. Cuando se trata de predecir o explicar las acciones de una persona, observar las normas sociales y el contexto de la persona suele ser una apuesta bastante segura. Las limitaciones situacionales suelen predecir el comportamiento mucho mejor que la personalidad, la inteligencia u otros rasgos individuales.
Por eso, cuando veo que un estudiante no completa sus tareas, no cumple con los plazos de entrega o no obtiene resultados en otros aspectos de su vida, me siento impulsado a preguntar: ¿cuáles son los factores situacionales que frenan a este estudiante? ¿Qué necesidades no se están satisfaciendo actualmente? Y, cuando se trata de la "pereza" del comportamiento, me siento especialmente movido a preguntar: ¿cuáles son las barreras para la acción que no puedo ver?
Siempre hay barreras. Reconocer esas barreras -y verlas como legítimas- es a menudo el primer paso para romper los patrones de comportamiento "perezoso".
Es realmente útil responder al comportamiento ineficaz de una persona con curiosidad en lugar de juzgarla. Esto lo aprendí de una amiga mía, la escritora y activista Kimberly Longhofer (que publica bajo el nombre de Mik Everett). Kim es una apasionada de la aceptación y el alojamiento de las personas discapacitadas y de las personas sin hogar. Sus escritos sobre ambos temas son algunos de los trabajos más esclarecedores y destructores de prejuicios que he encontrado. En parte se debe a que Kim es brillante, pero también a que en varios momentos de su vida, Kim ha sido tanto discapacitada como sin techo.
Kim es la persona que me enseñó que juzgar a una persona sin hogar por querer comprar alcohol o cigarrillos es una auténtica locura. Cuando eres un sin techo, las noches son frías, el mundo es antipático y todo es dolorosamente incómodo. Tanto si duermes bajo un puente, en una tienda de campaña o en un refugio, es difícil estar tranquilo. Es probable que tengas lesiones o afecciones crónicas que te molesten persistentemente, y poco acceso a la atención médica para tratarlas. Es probable que no tengas mucha comida sana.
En ese contexto crónicamente incómodo y sobreestimulado, necesitar una bebida o unos cigarrillos tiene mucho sentido. Como me explicó Kim, si estás tumbado en el frío, beber algo de alcohol puede ser la única forma de entrar en calor y dormir. Si estás desnutrido, unos cigarrillos pueden ser lo único que mate las punzadas de hambre. Y si estás lidiando con todo esto al mismo tiempo que luchas contra una adicción, entonces sí, a veces sólo necesitas marcarte cualquier cosa que haga desaparecer los síntomas de abstinencia, para poder sobrevivir.
El increíble libro de Kim sobre sus experiencias como indigente mientras dirige una librería.
Pocas personas que no hayan sido indigentes piensan así. Quieren moralizar las decisiones de los pobres, quizá para consolarse de las injusticias del mundo. Para muchos, es más fácil pensar que los sin techo son, en parte, responsables de su sufrimiento que reconocer los factores situacionales.
Y cuando no se comprende plenamente el contexto de una persona - lo que se siente al ser ella cada día, todas las pequeñas molestias y los grandes traumas que definen su vida - es fácil imponer expectativas abstractas y rígidas sobre el comportamiento de una persona. Todos los sin techo deberían dejar la botella y ponerse a trabajar. No importa que la mayoría de ellos tengan síntomas de salud mental y dolencias físicas, y que estén luchando constantemente para ser reconocidos como humanos. No importa que no puedan tener un buen descanso nocturno o una comida nutritiva durante semanas o meses. No importa que, incluso en mi vida cómoda y fácil, no pueda pasar unos días sin que se me antoje una bebida o haga una compra irresponsable. Tienen que hacerlo mejor.
Pero ya lo hacen lo mejor que pueden. He conocido a personas sin hogar que tenían trabajos a tiempo completo y que se dedicaban a cuidar de otras personas en sus comunidades. Muchas personas sin hogar tienen que navegar constantemente por las burocracias, interactuando con los trabajadores sociales, los trabajadores sociales, los agentes de policía, el personal de los refugios, el personal de Medicaid y una serie de organizaciones benéficas tanto bien intencionadas como condescendientes. Ser un sin techo es un puto trabajo. Y cuando una persona sin hogar o pobre se queda sin fuerzas y toma una "mala decisión", hay una buena razón para ello.
Si el comportamiento de una persona no tiene sentido para ti, es porque te falta una parte de su contexto. Es así de sencillo. Estoy muy agradecido a Kim y a sus escritos por hacerme consciente de este hecho. Ninguna clase de psicología, a ningún nivel, me lo enseñó. Pero ahora que es una lente que tengo, me encuentro aplicándola a todo tipo de comportamientos que se confunden con signos de fracaso moral - y todavía no he encontrado uno que no pueda ser explicado y con el que se pueda empatizar.
Veamos un signo de "pereza" académica que creo que es cualquier cosa menos eso: la procrastinación.
A la gente le encanta culpar a los procrastinadores de su comportamiento. Aplazar el trabajo parece perezoso, para un ojo inexperto. Incluso las personas que procrastinan activamente pueden confundir su comportamiento con la pereza. Se supone que tienes que hacer algo y no lo haces: eso es un fracaso moral, ¿no? Eso significa que eres débil de voluntad, desmotivado y perezoso, ¿no es así?
Durante décadas, la investigación psicológica ha podido explicar la procrastinación como un problema de funcionamiento, no como una consecuencia de la pereza. Cuando una persona no empieza un proyecto que le interesa, suele deberse a: a) la ansiedad de que sus intentos no sean "lo suficientemente buenos" o b) la confusión sobre cuáles son los primeros pasos de la tarea. No es pereza. De hecho, la procrastinación es más probable cuando la tarea es significativa y la persona se preocupa por hacerla bien.
Cuando uno está paralizado por el miedo al fracaso, o no sabe ni siquiera cómo empezar una empresa masiva y complicada, es muy difícil hacer algo. No tiene nada que ver con el deseo, la motivación o la altura moral. Los procastinadores pueden obligarse a trabajar durante horas; pueden sentarse frente a un documento de Word en blanco, sin hacer otra cosa, y torturarse; pueden acumular la culpa una y otra vez; nada de eso facilita el inicio de la tarea. De hecho, su deseo de terminar la maldita cosa puede empeorar su estrés y hacer más difícil el inicio de la tarea.
La solución, en cambio, es buscar lo que está frenando al procrastinador. Si la ansiedad es el principal obstáculo, el procrastinador debe alejarse del ordenador/libro/documento de texto y dedicarse a una actividad relajante. Ser tachado de "perezoso" por otras personas probablemente conduzca a un comportamiento exactamente opuesto.
A menudo, sin embargo, la barrera es que los procrastinadores tienen problemas de funcionamiento ejecutivo: les cuesta dividir una gran responsabilidad en una serie de tareas discretas, específicas y ordenadas. He aquí un ejemplo de funcionamiento ejecutivo en acción: Completé mi tesis doctoral (desde la propuesta hasta la recogida de datos y la defensa final) en poco más de un año. Pude escribir mi tesis con bastante facilidad y rapidez porque sabía que tenía que a) recopilar la investigación sobre el tema, b) esbozar el trabajo, c) programar periodos regulares de escritura, y d) trabajar en el trabajo, sección por sección, día por día, de acuerdo con un calendario que había predeterminado.
Nadie tuvo que enseñarme a dividir las tareas así. Y nadie tuvo que obligarme a cumplir con mi horario. Llevar a cabo tareas de este modo es coherente con el funcionamiento de mi cerebro analítico, autista e hiperconcentrado. La mayoría de la gente no tiene esa facilidad. Necesitan una estructura externa para seguir escribiendo -reuniones periódicas de grupos de escritura con amigos, por ejemplo- y plazos establecidos por otra persona. Cuando se enfrenta a un proyecto importante y masivo, la mayoría de la gente quiere que le aconsejen cómo dividirlo en tareas más pequeñas y que le den un plazo para completarlo. Para seguir el progreso, la mayoría de la gente necesita herramientas de organización, como una lista de tareas, un calendario, una agenda o un plan de estudios.
Necesitar o beneficiarse de estas cosas no hace que una persona sea perezosa. Sólo significa que tiene necesidades. Cuanto más aceptemos eso, más podremos ayudar a las personas a prosperar.
Tuve una alumna que se saltaba las clases. A veces la veía quedarse cerca del edificio, justo antes de que empezara la clase, con aspecto cansado. La clase empezaba y ella no aparecía. Cuando estaba presente en la clase, se mostraba un poco retraída; se sentaba en el fondo del aula, con la mirada baja, con poca energía. Contribuía al trabajo en pequeños grupos, pero nunca hablaba durante las discusiones en clase.
Muchos de mis colegas veían a esta estudiante y pensaban que era perezosa, desorganizada o apática. Lo sé porque he oído cómo hablan de los alumnos con bajo rendimiento. A menudo hay rabia y resentimiento en sus palabras y en su tono: ¿por qué est
#1 : ¿por qué este alumno no se toma en serio mi clase? ¿Por qué no me hacen sentir importante, interesante, inteligente?
Pero mi clase tenía una unidad sobre el estigma de la salud mental. Es una de mis pasiones, porque soy psicóloga neuroatípica. Sé lo injusto que es mi campo para la gente como yo. La clase y yo hablamos de los juicios injustos que la gente emite contra las personas con enfermedades mentales; de cómo la depresión se interpreta como pereza, de cómo los cambios de humor se consideran manipuladores, de cómo las personas con enfermedades mentales "graves" se consideran incompetentes o peligrosas.
La silenciosa alumna, que de vez en cuando se salta la clase, observaba esta discusión con gran interés. Después de la clase, mientras la gente salía de la sala, se quedó atrás y pidió hablar conmigo. Y entonces me reveló que tenía una enfermedad mental y que estaba trabajando activamente para tratarla. Estaba ocupada con la terapia y el cambio de medicamentos, con todos los efectos secundarios que eso conlleva. A veces, no era capaz de salir de casa ni de permanecer sentada en un aula durante horas. No se atrevía a decir a sus otros profesores que por eso faltaba a las clases y llegaba tarde, a veces, a las tareas; pensarían que estaba usando su enfermedad como excusa. Pero confiaba en que yo lo entendería.
Y lo hice. Y me enfadó mucho que se hiciera responsable a esta estudiante de sus síntomas. Estaba compaginando una carga lectiva completa, un trabajo a tiempo parcial y un tratamiento de salud mental continuo y serio. Y era capaz de intuir sus necesidades y comunicarlas a los demás. Era una jodida malvada, no una jodida perezosa. Se lo dije.
Tomó muchas más clases conmigo después de eso, y la vi salir lentamente de su caparazón. En su primer y último año, era una colaboradora activa y franca en clase, e incluso decidió hablar abiertamente con sus compañeros sobre su enfermedad mental. Durante las discusiones en clase, me desafiaba y hacía excelentes preguntas de sondeo. Compartió con nosotros montones de ejemplos de fenómenos psicológicos en los medios de comunicación y en la actualidad. Cuando tenía un mal día, me lo decía, y yo le permitía faltar a clase. Otros profesores -incluidos los del departamento de psicología- seguían juzgándola, pero en un entorno en el que se reconocían y legitimaban sus barreras, prosperaba.
Foto de Janos Richter, cortesía de Unsplash
A lo largo de los años, en esa misma escuela, me encontré con otros innumerables estudiantes que eran subestimados porque las barreras en sus vidas no eran vistas como legítimas. Estaba el joven con TOC que siempre llegaba tarde a clase, porque sus compulsiones a veces lo dejaban atascado en el lugar por unos momentos. Estaba la superviviente de una relación abusiva, que procesaba su trauma en citas de terapia justo antes de mi clase cada semana. Estaba la joven que había sido agredida por un compañero, y que tenía que seguir asistiendo a las clases con ese compañero, mientras la escuela investigaba el caso.
Todos estos estudiantes acudieron a mí de buen grado y compartieron lo que les preocupaba. Como hablaba de las enfermedades mentales, los traumas y el estigma en mi clase, sabían que yo sería comprensiva. Y con algunas adaptaciones, florecieron académicamente. Ganaron confianza en sí mismos, intentaron realizar tareas que les intimidaban, subieron sus notas y empezaron a considerar la posibilidad de realizar estudios de posgrado y prácticas. Siempre me he sentido admirada por ellos. Cuando yo era estudiante universitario, no era ni de lejos tan consciente de mí mismo. Ni siquiera había empezado mi proyecto de toda la vida de aprender a pedir ayuda.
Los estudiantes con barreras no siempre eran tratados con tanta amabilidad por mis compañeros profesores de psicología. Un colega, en particular, era famoso por no permitir la recuperación de los exámenes ni la llegada tardía. No importaba la situación de un estudiante, ella era inquebrantablemente rígida en sus exigencias. Ninguna barrera era insuperable, en su opinión; ninguna limitación era aceptable. La gente se tambaleaba en su clase. Sentían vergüenza por sus historias de agresión sexual, sus síntomas de ansiedad, sus episodios depresivos. Cuando un alumno al que le iba mal en sus clases rendía bien en las mías, ella sospechaba.
Me resulta moralmente repugnante que cualquier educador sea tan hostil con las personas a las que se supone que sirve. Es especialmente exasperante que la persona que promulga este terror sea una psicóloga. La injusticia y la ignorancia que supone me hace llorar cada vez que lo comento. Es una actitud común en muchos círculos educativos, pero ningún alumno merece encontrarse con ella.
Sé, por supuesto, que a los educadores no se les enseña a reflexionar sobre cuáles son las barreras invisibles de sus alumnos. Algunas universidades se enorgullecen de negarse a acoger a estudiantes discapacitados o con enfermedades mentales: confunden la crueldad con el rigor intelectual. Y, como la mayoría de los profesores son personas que triunfan académicamente con facilidad, les cuesta adoptar la perspectiva de alguien con problemas de funcionamiento ejecutivo, sobrecargas sensoriales, depresión, historiales de autolesiones, adicciones o trastornos alimentarios. Puedo ver los factores externos que conducen a estos problemas. Al igual que sé que el comportamiento "perezoso" no es una elección activa, sé que las actitudes elitistas y sentenciosas suelen surgir de la ignorancia de la situación.
Y por eso escribo este artículo. Espero despertar a mis colegas educadores - de todos los niveles - al hecho de que si un estudiante está luchando, probablemente no lo está eligiendo. Probablemente quieren hacerlo bien. Probablemente lo están intentando. En términos más generales, quiero que todas las personas adopten un enfoque curioso y empático hacia los individuos que inicialmente quieren juzgar como "vagos" o irresponsables.
Si una persona no puede levantarse de la cama, es que hay algo que la agota. Si un estudiante no escribe sus trabajos, hay algún aspecto de la tarea que no puede hacer sin ayuda. Si un empleado incumple los plazos constantemente, algo está dificultando la organización y el cumplimiento de los plazos. Incluso si una persona elige activamente el autosabotaje, hay una razón para ello: algún temor que está superando, alguna necesidad que no se satisface, una falta de autoestima que se expresa.
Las personas no eligen fracasar o decepcionar. Nadie quiere sentirse incapaz, apático o ineficaz. Si observas la acción (o inacción) de una persona y sólo ves pereza, te estás perdiendo detalles clave. Siempre hay una explicación. Siempre hay barreras. El hecho de que no las veas, o no las veas legítimas, no significa que no estén ahí. Busca con más ahínco.
Tal vez no siempre hayas sido capaz de ver el comportamiento humano de esta manera. No pasa nada. Ahora lo eres. Inténtalo.
#9 definitivamente, el trabajo de traductor humano ha pasado a mejor vida. Excepto 4 palabras y construcciones que sería conveniente reformular, no se nota que es una traducción automática.
#28 He visto si quedaban bien los primeros párrafos y como he visto que sí he tirao p'alante, pero ahora viendo más tranquilamente hay cosas a retocar como "Era una jodida malvada, no una jodida perezosa.", que tal vez "jodida ama" hubiese quedado mejor como "la puta ama"
#9 "Era una jodida malvada, no una jodida perezosa. Se lo dije."
Cuando leí eso pensé que debía ser un fallo de la traducción. No tenía sentido que diga que era una malvada...
Y, efectivamente, fui al texto original y dice:
"Se was a fucking badass, not a lazy fuck".
Yo lo traduciría con alguna de estas variantes:
"Era una puta crack"
"Era una monstrua"
"Era una valiente"
"Era una tipa dura"
A veces badass se aplica a personas "con malas pulgas", personas que te pueden dar una hostia a la mínima tontería... Pero suele referirse a una actitud que no se acobarda.
Igual que "monstruo" tiene diversos matices de significado, lo mismo pasa con badass. Uno puede ser un monstruo por ser feo, también puede llamarse monstruo a alguien que hace cosas aberrantes como, por ejemplo, abusar sexualmente de niños pequeños o comer cadáveres... Pero también se dice que alguien es un monstruo cuando es un crack, destacando por su buena actitud capaz de comerse el mundo sin acobardarse por nada.
El error de traducción es como si dices en español que esa mujer es una monstrua por ser muy valiente de enfrentarse a una enfermedad y aún así hacer un trabajo y dedicar tiempo a los estudios... y lo traducen al inglés como "She's an ugly person" (una persona fea).
CC #28
La verdad es que no presté atención a la primera frase y pensaba que lo había traducido una persona. Aún así, las 4 expresiones mal traducidas (o las que sean) si no cuentas con un traductor humano seguramente no sepas encontrar dónde están los fallos y cómo traducirlo bien. Es decir, el automático te va a dar una calidad peor que no es fácil solucionar sin una persona con un poco de nivel. En este caso puede que los errores no supongan mucho problema, pero en otros decirle a alguien que es una malvada o una mala persona puede ser un error gravísimo, un insulto que no te perdone.
#59 Yo llevaba años buscando una buena traducción de badass al castellano, tenía claro el concepto pero no encontraba una sola palabra para traducirlo. Hasta que apareció el videojuego Bordelands y me la dio, yo creo que muy buena, la traducción es "cabronazo".
#97
Esa traducción me parece bastante interesante y puede valer en muchos casos... Aunque creo que estaremos de acuerdo en que es una palabra bastante peligrosa.
Un cabronazo es una palabra con diferentes significados y similares a los de badass, pero habitualmente cabronazo es un insulto, como decir un hijo de la gran puta, es decir, una mala persona en grado altísimo de maldad. Estaría el malvado normal o medio, luego el cabrón (grado alto) y luego el cabronazo (grado altísimo). Y eso que es lo que habitualmente significa cabronazo no es lo que significa badass en este caso, y creo que ni siquiera es lo que significa badass habitualmente, aunque en algunos casos sí. Más que la maldad, más que ser un pedazo de cabrón, lo que caracteriza al badass es la actitud brava... Esa bravura puede ser mala, de tener malas pulgas, o puede ser muy buena, de ser valiente. El cabronazo aparte de significar mala persona también significa a veces alguien espabilado o listillo. En plan "¡que cabrón, cómo supo encontrar el engaño!"... Aquí no es insulto sino halago pero no sé refiere a valentía o bravura sino más bien inteligencia o astucia. En México creo que la palabra cabrón se acerca más a badass. Algo cabrón o que está cabrón suele ser algo positivo, algo que gusta mucho, que es muy rico o muy bueno (de calidad)... Aunque también puede ser algo "fuerte", potente.
Creo que plantearse las traducciones como palabras equivalentes en dos idiomas es un error. Las palabras en cada idioma suelen tener varios significados... Y es el contexto el que determina cual de ellos es en cada caso. En el caso de la chica del meneo decir que es una cabrona o cabronaza o hija de la gran puta no me parece que sea la mejor traducción, la verdad, como tampoco lo es decir que es malvada.
#28 Eso define muy bien lo que habrás leído... Se nota a leguas que es una traducción automática precisamente por lo que comentas. Y son más que 4... Que pensemos que ese texto está bien traducido es de traca y dice mucho del nivel de ahora. Te lo coge un traductor literario y se ríe en tu cara. Estáis muy acostumbrados a la puta mierda de la calidad de Internet.
#77 Muy infantil el comentario, imagino que te habrás sentido descrito. No te preocupes, después de unos 25 libros literarios se te soluciona. El Marca, las instrucciones de electrodomésticos y blogs traducidos para ganar dinero con Adsense no valen.
#74#79 Tú eres de esas personas que, aún teniendo razón, son incapaces de decir algo sin subirse primero a un pedestal desde el cual dejar claro lo alto que estás en primer lugar y lo gilipollas que son los demás en segundo lugar.
Cuando leo a la gente como tú siento esa sensación que ahora llaman ascopena.
#86 Este tipo de comportamiento se prodiga mucho por aquí y por internet en general.
Gracias al anonimato y al escudo protector de internet mucha gente trata como a la mierda a desconocidos a la mínima de cambio. Como los insultos desde el coche pero llevados a la máxima expresión.
Este usuario seguramente habrá leido mucho pero se habrá saltado los libros de educación y saber estar o tendrá algunos problemillas de autoestima que trata de compensar maltratando a los demás.
#93 Lo que sucede es que estoy hasta las mismísimas pelotas de imbéciles que lloran porque les dicen cómo es la realidad y cuyo argumento es "eres malo y maleducado". Tengo muchos años ya como para saber la clase de imbécil que suelta ese tipo de argumento porque le dicen que no tiene fondo de lectura detrás o capacidad crítica.
Si vosotros veis en ese texto algo "normal", sencillamente no habéis leído lo suficiente. Que eso os parezca un insulto a mí me la trae mucho más que floja. Lo que no vais a argumentar es que yo os lo diga por una especie de prepotencia que os sacáis de la chistera, cuando escribo precisamente desde el anonimato.
Y si juzgais a la gente porque os dice claramente cómo es la realidad de las cosas, el problema os aseguro que lo tenéis vosotros, no yo.
Estoy hasta los cojones de vecinas del quinto llamando prepotente a Einstein por explicar la Relatividad (no, cretinos, no estoy diciendo que yo sea Einstein).
#28 A ver, es bastante aceptable y mucho mejor que hace unos años, pero sí se nota que se trata de un traductor automático. La estructura de las frases es artificial, rara. Nadie habla ni escribe así en español. Se entiende, eso sí, pero desde el punto de vista de la redacción y el estilo deja mucho que desear.
#9 tengo el ojo entrenado para este tipo de cosas y te puedo decir que en cada frase hay algo que canta traductor automático, aunque cierto es que es perfectamente legible.
#1 Dentro de las muchas cosas que comenta, la técnica de dividir el problema es esencial para ponerte en marcha ante una tarea que te abrume. Lo hago en el curro y lo hago para proyectos personales, un "ToDo" en el que divido lo que tengo que hacer en una serie de tareas ordenadas secuencialmente. Y si una tarea es demasiado compleja, se divide detallando los pasos como nuevas tareas.
Mano de santo tanto para organizar las cosas y que funcionen como para no "procastinar".
#29 Mi problema es que es exactamente que procrastine, siempre tengo algo que hacer y siempre estoy haciendo algo (la cola de tareas que tengo que hacer en el curro no para de crecer). Mi problema es que paso a la mas baja prioridad las tareas que me matan la moral, que son la repetitivas y largas. Prefiero una tarea que me suponga un reto y me haga usar el coco. Al final me pilla el toro y en vez de haberla distribuido bien me toca pegarme la panzada con la mierda tarea repetitiva y acabo quemado.
Será defecto de informático. Por ejemplo, ahora tengo que pasar un fichero inmenso de un formato a otro. No volveré a hacerlo nunca, pero me llama mas hacerme un programita o unas macros que hagan el trabajo que ponerme ahora a hacerlo a mano todo el día, lo cual seguramente lleve menos tiempo.
#8 Teniendo TDAH y habiendo sido acusado de perezoso toda mi vida, certifico que el artículo es muy interesante y mucha gente debería leerlo. La gente se piensa que la fuerza de voluntad es un botón y que si no le das y haces algo es porque no quieres, y ese pensamiento genera mucha frustración y malentendidos
#30 He oído muchas veces esa afirmación y suena muy bonito pero a mí parecer es una bobada. La pereza solo lleva a hacer la primera chapuza que se te pasa por la cabeza, para dar una solución buena y simple hay que trabajarla mucho.
#76 No, para dar una solución buena y simple no hay que trabajarla mucho, si llevas toda tu vida buscando la forma más rápida y con menos esfuerzo para hacer algo a menudo te sale la idea sola.
Fuente: Llevo toda mi vida intentando hacer las cosas con el menor tiempo y esfuerzo posible y me dedico a la automatización industrial, a menudo se me ocurren instantáneamente ideas cojonudas que al resto del equipo no se le habían ocurrido tras horas de análisis y debate.
#80 La experiencia te puede hacer que apliques soluciones buenas que ya conocías claro, pero o las has aprendido ( esfuerzo ) o las has desarrollado / mejorado tu mismo con esfuerzo anteriormente
#90 Que no, tío, que no, que de buscar el camino que lleva menos esfuerzo desarrollas una capacidad mental que otra gente no tiene, que yo en situaciones nuevas encuentro la forma más eficiente de hacer algo mucho más rápido que el resto, por ejemplo desarrollando estrategias en juegos de mesa que a otra gente que lleva tiempo jugando no se le había ocurrido. Es un tema de intuición, no de aprender soluciones preconcebidas.
#91 Ni de coña, es simple experiencia. Tienes las piezas básicas/razonamientos en tu cabeza, y sabes como encajarlas, llámalo intuición o como quieras pero no es algo innato ni que se adquiere por una mentalidad sino por experiencia.
#18 Si no hay presupuesto para arreglos, la cosa siempre va a peor.
Mira #6 por un mal arreglo.
Mal comer o mal dormir afecta mucho en la vida laboral y personal.
No siempre es fácil encontrar el remedio, menos aún solucionarlo.
#12 El mundo está a años luz de entender eso. El día que aceptemos que el cerebro es una máquina más, que reacciona según está configurado y que nadie decide como va a ser su cerebro, el concepto de culpa se desmoronaría.
Es más sencillo qué todo eso. El principal motivo es la desmotivación seguido de que hacerlo acaba con tú zona de confort actual y tendrás que buscar otra.
#55 el artículo tiene otro punto de vista pero yo soy más del tuyo. El problema es que pensamientos como el del artículo exime a la persona de toda responsabilidad individual.
El artículo contradice la evidencia en multitud de puntos. Parte de premisas erróneas en la mayoría de los casos.
Que esta gente cobre por estudiar y divulgar me desmotiva.
Estoy de acuerdo con todo lo que dice pero hay veces yo diría que sí tenemos pereza.
Yo hay tareas que tengo que hacer que son aburridas, y no me apetece nada hacer, pero se hacerlas perfectamente, y se que las hago bien, porque las he hecho mil veces, pero tengo que luchar contra la pereza para llevarlas a cabo, eso sí, suelo ganar, casi siempre.
El artículo está bien pero debería dividir los casos. Por un lado están las personas que explica el artículo que no es que tengan pereza, si no que tienen otros problemas. A estos casos se le puede unir cualquier persona que sin tener problemas tengan un mal día y eso les haga trabajar menos.
Pero, por otro lado, hay casos en los que simplemente hay pereza, en los que no hay excusa de nada, no te apetece porque no tienes ganas de pensar o prefieres ver una serie o hacer cualquier otra cosa que te distraiga.
Aún así es muy interesante el artículo y quizás nos ayuda a cada uno a pensar por qué tal día estás perezoso y no quieres hacer tal cosa.
#26 En tu trabajo no piensas que los que hacen algo diferente a ti no hacen tanto o se quejan mucho? Lo digo porque suele ser un pensamiento bastante común. Pues lo mismo pasa con los funcionarios, desde fuera siempre parece que la gente trabaja menos o tiene pocas cosas que hacer.
#10 Creo que #7 se refiere a los funcionarios de la administración, que creo que son a los que nos referimos todos cuando resaltamos la vagancia de los funcionarios, ya sabemos que hay muchos tipos de funcionarios y que la mayoría trabaja mucho e incluso se juegan la vida, pero no me compares a los vagos de la administración con el resto por favor
#64 O sea que la mayoría de funcionarios trabaja mucho pero hay algunos que son perezosos. Vamos como en todas partes. En ese caso mejor no hacer referencia a ellos.
#85 Estoy de acuerdo en que tengan sus derechos, pero siempre que cumplan sus obligaciones, es una vergüenza la cantidad de vagos e incompetentes que mantenemos con el dinero de todos.
#89 Como ya te he dicho antes solo tienes que informarte. Pero como veo que en tu caso se puede dudar del titular de la noticia, haré el trabajo por ti. Y para demostrar que se puede encontrar fácilmente, te voy a poner la información que he encontrado en una búsqueda simple con Google.
- Antes de la imposición del funcionariado, en España, cuando cambiaba el gobierno, despedían a todo el personal afín al gobierno saliente, para poner a los suyos. El puesto de "funcionario por oposición", inamovible salvo causas muy graves, intenta mantener un cuadro de servidores públicos independientes del poder político del momento y asegurar la Imparcialidad de la Administración.
#10 Todo el mundo sabe que el 100% de los funcionarios son aquellas personas mayores totalmente echadas a perder profesionalmente que le llegas a la ventanilla con un problema de vida o muerte y te cierran a medio contarles tu problema porque es la hora de su quincuagésimo café.
Y así son el 100% de los funcionarios porque se dice mucho y no me vas a sacar de mi pensamiento.
Como lo de que todos en España toreamos o somos bailaores. Tiene que ser verdad a la fuerza porque millones de extranjeros así lo comentan.
La parrafada que ha soltado el tipo cuando podría haber dicho que el perro se ha comido sus deberes.
En serio, el ejemplo de los homeless no tiene nada que ver. Y aunque algunas veces puedas poner la excusa de que te sientes abrumado por la tarea, la realidad es que en la mayoría de casos simple y llanamente somos vagos. Y lo somos por las leyes de la termodinámica y por razones evolutivas, punto.
Porque la naturaleza siempre tiende a un mínimo de energía y nosotros somos sistemas que mantienen la entropía bajo mínimos. Para ello hemos de recolectar energía, mucha energía. Y como es difícil de recolectar, cuanta más podamos guardar y menos necesitemos usar, mejor.
Un humano hace un millón de años no se va a poner a hacer tareas superfluas cuando su prioridad es conseguir alimento. Nosotros tenemos el mismo cerebro que ese humano, y nuestro cerebro identifica redactar un informe de 50 páginas como algo mucho más superfluo que ir a la cafetería a comprar un sandwhich.
Mucha psicología pero poca biología tiene el autor ese.
Las personas no eligen fallar o decepcionar. Nadie quiere sentirse incapaz, apático o ineficaz. Si observa la acción (o inacción) de una persona y solo ve pereza, se está perdiendo detalles clave. Siempre hay una explicación. Siempre hay barreras. El hecho de que no pueda verlos, o no los vea como legítimos, no significa que no estén allí.
El problema, efectivamente, no es la pereza, si no la falta de habilidades de nuestra especie. Pues anda que no he tenido que hacer yo trabajos y documentaciones y presentaciones que me tocaban los huevos que te cagas con lo facil que hubiese sido comunicarlas a mis profesores de manera telepática...
Comentarios
Traduccido por DeepL
Soy profesor de psicología desde 2012. En los últimos seis años, he sido testigo de cómo estudiantes de todas las edades procrastinan sus trabajos, se saltan los días de presentación, se saltan las tareas y dejan pasar las fechas de entrega. He visto a prometedores estudiantes de posgrado no presentar sus solicitudes a tiempo; he visto a candidatos al doctorado tardar meses o años en revisar un solo borrador de disertación; una vez tuve un estudiante que se matriculó en la misma clase mía dos semestres seguidos, y nunca entregó nada en ninguno de ellos.
No creo que la pereza haya sido nunca la culpable.
Nunca.
De hecho, no creo que la pereza exista.
Soy psicólogo social, así que me interesan sobre todo los factores situacionales y contextuales que impulsan el comportamiento humano. Cuando se trata de predecir o explicar las acciones de una persona, observar las normas sociales y el contexto de la persona suele ser una apuesta bastante segura. Las limitaciones situacionales suelen predecir el comportamiento mucho mejor que la personalidad, la inteligencia u otros rasgos individuales.
Por eso, cuando veo que un estudiante no completa sus tareas, no cumple con los plazos de entrega o no obtiene resultados en otros aspectos de su vida, me siento impulsado a preguntar: ¿cuáles son los factores situacionales que frenan a este estudiante? ¿Qué necesidades no se están satisfaciendo actualmente? Y, cuando se trata de la "pereza" del comportamiento, me siento especialmente movido a preguntar: ¿cuáles son las barreras para la acción que no puedo ver?
Siempre hay barreras. Reconocer esas barreras -y verlas como legítimas- es a menudo el primer paso para romper los patrones de comportamiento "perezoso".
Es realmente útil responder al comportamiento ineficaz de una persona con curiosidad en lugar de juzgarla. Esto lo aprendí de una amiga mía, la escritora y activista Kimberly Longhofer (que publica bajo el nombre de Mik Everett). Kim es una apasionada de la aceptación y el alojamiento de las personas discapacitadas y de las personas sin hogar. Sus escritos sobre ambos temas son algunos de los trabajos más esclarecedores y destructores de prejuicios que he encontrado. En parte se debe a que Kim es brillante, pero también a que en varios momentos de su vida, Kim ha sido tanto discapacitada como sin techo.
Kim es la persona que me enseñó que juzgar a una persona sin hogar por querer comprar alcohol o cigarrillos es una auténtica locura. Cuando eres un sin techo, las noches son frías, el mundo es antipático y todo es dolorosamente incómodo. Tanto si duermes bajo un puente, en una tienda de campaña o en un refugio, es difícil estar tranquilo. Es probable que tengas lesiones o afecciones crónicas que te molesten persistentemente, y poco acceso a la atención médica para tratarlas. Es probable que no tengas mucha comida sana.
En ese contexto crónicamente incómodo y sobreestimulado, necesitar una bebida o unos cigarrillos tiene mucho sentido. Como me explicó Kim, si estás tumbado en el frío, beber algo de alcohol puede ser la única forma de entrar en calor y dormir. Si estás desnutrido, unos cigarrillos pueden ser lo único que mate las punzadas de hambre. Y si estás lidiando con todo esto al mismo tiempo que luchas contra una adicción, entonces sí, a veces sólo necesitas marcarte cualquier cosa que haga desaparecer los síntomas de abstinencia, para poder sobrevivir.
El increíble libro de Kim sobre sus experiencias como indigente mientras dirige una librería.
Pocas personas que no hayan sido indigentes piensan así. Quieren moralizar las decisiones de los pobres, quizá para consolarse de las injusticias del mundo. Para muchos, es más fácil pensar que los sin techo son, en parte, responsables de su sufrimiento que reconocer los factores situacionales.
Y cuando no se comprende plenamente el contexto de una persona - lo que se siente al ser ella cada día, todas las pequeñas molestias y los grandes traumas que definen su vida - es fácil imponer expectativas abstractas y rígidas sobre el comportamiento de una persona. Todos los sin techo deberían dejar la botella y ponerse a trabajar. No importa que la mayoría de ellos tengan síntomas de salud mental y dolencias físicas, y que estén luchando constantemente para ser reconocidos como humanos. No importa que no puedan tener un buen descanso nocturno o una comida nutritiva durante semanas o meses. No importa que, incluso en mi vida cómoda y fácil, no pueda pasar unos días sin que se me antoje una bebida o haga una compra irresponsable. Tienen que hacerlo mejor.
Pero ya lo hacen lo mejor que pueden. He conocido a personas sin hogar que tenían trabajos a tiempo completo y que se dedicaban a cuidar de otras personas en sus comunidades. Muchas personas sin hogar tienen que navegar constantemente por las burocracias, interactuando con los trabajadores sociales, los trabajadores sociales, los agentes de policía, el personal de los refugios, el personal de Medicaid y una serie de organizaciones benéficas tanto bien intencionadas como condescendientes. Ser un sin techo es un puto trabajo. Y cuando una persona sin hogar o pobre se queda sin fuerzas y toma una "mala decisión", hay una buena razón para ello.
Si el comportamiento de una persona no tiene sentido para ti, es porque te falta una parte de su contexto. Es así de sencillo. Estoy muy agradecido a Kim y a sus escritos por hacerme consciente de este hecho. Ninguna clase de psicología, a ningún nivel, me lo enseñó. Pero ahora que es una lente que tengo, me encuentro aplicándola a todo tipo de comportamientos que se confunden con signos de fracaso moral - y todavía no he encontrado uno que no pueda ser explicado y con el que se pueda empatizar.
Veamos un signo de "pereza" académica que creo que es cualquier cosa menos eso: la procrastinación.
A la gente le encanta culpar a los procrastinadores de su comportamiento. Aplazar el trabajo parece perezoso, para un ojo inexperto. Incluso las personas que procrastinan activamente pueden confundir su comportamiento con la pereza. Se supone que tienes que hacer algo y no lo haces: eso es un fracaso moral, ¿no? Eso significa que eres débil de voluntad, desmotivado y perezoso, ¿no es así?
Durante décadas, la investigación psicológica ha podido explicar la procrastinación como un problema de funcionamiento, no como una consecuencia de la pereza. Cuando una persona no empieza un proyecto que le interesa, suele deberse a: a) la ansiedad de que sus intentos no sean "lo suficientemente buenos" o b) la confusión sobre cuáles son los primeros pasos de la tarea. No es pereza. De hecho, la procrastinación es más probable cuando la tarea es significativa y la persona se preocupa por hacerla bien.
Cuando uno está paralizado por el miedo al fracaso, o no sabe ni siquiera cómo empezar una empresa masiva y complicada, es muy difícil hacer algo. No tiene nada que ver con el deseo, la motivación o la altura moral. Los procastinadores pueden obligarse a trabajar durante horas; pueden sentarse frente a un documento de Word en blanco, sin hacer otra cosa, y torturarse; pueden acumular la culpa una y otra vez; nada de eso facilita el inicio de la tarea. De hecho, su deseo de terminar la maldita cosa puede empeorar su estrés y hacer más difícil el inicio de la tarea.
La solución, en cambio, es buscar lo que está frenando al procrastinador. Si la ansiedad es el principal obstáculo, el procrastinador debe alejarse del ordenador/libro/documento de texto y dedicarse a una actividad relajante. Ser tachado de "perezoso" por otras personas probablemente conduzca a un comportamiento exactamente opuesto.
A menudo, sin embargo, la barrera es que los procrastinadores tienen problemas de funcionamiento ejecutivo: les cuesta dividir una gran responsabilidad en una serie de tareas discretas, específicas y ordenadas. He aquí un ejemplo de funcionamiento ejecutivo en acción: Completé mi tesis doctoral (desde la propuesta hasta la recogida de datos y la defensa final) en poco más de un año. Pude escribir mi tesis con bastante facilidad y rapidez porque sabía que tenía que a) recopilar la investigación sobre el tema, b) esbozar el trabajo, c) programar periodos regulares de escritura, y d) trabajar en el trabajo, sección por sección, día por día, de acuerdo con un calendario que había predeterminado.
Nadie tuvo que enseñarme a dividir las tareas así. Y nadie tuvo que obligarme a cumplir con mi horario. Llevar a cabo tareas de este modo es coherente con el funcionamiento de mi cerebro analítico, autista e hiperconcentrado. La mayoría de la gente no tiene esa facilidad. Necesitan una estructura externa para seguir escribiendo -reuniones periódicas de grupos de escritura con amigos, por ejemplo- y plazos establecidos por otra persona. Cuando se enfrenta a un proyecto importante y masivo, la mayoría de la gente quiere que le aconsejen cómo dividirlo en tareas más pequeñas y que le den un plazo para completarlo. Para seguir el progreso, la mayoría de la gente necesita herramientas de organización, como una lista de tareas, un calendario, una agenda o un plan de estudios.
Necesitar o beneficiarse de estas cosas no hace que una persona sea perezosa. Sólo significa que tiene necesidades. Cuanto más aceptemos eso, más podremos ayudar a las personas a prosperar.
Tuve una alumna que se saltaba las clases. A veces la veía quedarse cerca del edificio, justo antes de que empezara la clase, con aspecto cansado. La clase empezaba y ella no aparecía. Cuando estaba presente en la clase, se mostraba un poco retraída; se sentaba en el fondo del aula, con la mirada baja, con poca energía. Contribuía al trabajo en pequeños grupos, pero nunca hablaba durante las discusiones en clase.
Muchos de mis colegas veían a esta estudiante y pensaban que era perezosa, desorganizada o apática. Lo sé porque he oído cómo hablan de los alumnos con bajo rendimiento. A menudo hay rabia y resentimiento en sus palabras y en su tono: ¿por qué est
#1 : ¿por qué este alumno no se toma en serio mi clase? ¿Por qué no me hacen sentir importante, interesante, inteligente?
Pero mi clase tenía una unidad sobre el estigma de la salud mental. Es una de mis pasiones, porque soy psicóloga neuroatípica. Sé lo injusto que es mi campo para la gente como yo. La clase y yo hablamos de los juicios injustos que la gente emite contra las personas con enfermedades mentales; de cómo la depresión se interpreta como pereza, de cómo los cambios de humor se consideran manipuladores, de cómo las personas con enfermedades mentales "graves" se consideran incompetentes o peligrosas.
La silenciosa alumna, que de vez en cuando se salta la clase, observaba esta discusión con gran interés. Después de la clase, mientras la gente salía de la sala, se quedó atrás y pidió hablar conmigo. Y entonces me reveló que tenía una enfermedad mental y que estaba trabajando activamente para tratarla. Estaba ocupada con la terapia y el cambio de medicamentos, con todos los efectos secundarios que eso conlleva. A veces, no era capaz de salir de casa ni de permanecer sentada en un aula durante horas. No se atrevía a decir a sus otros profesores que por eso faltaba a las clases y llegaba tarde, a veces, a las tareas; pensarían que estaba usando su enfermedad como excusa. Pero confiaba en que yo lo entendería.
Y lo hice. Y me enfadó mucho que se hiciera responsable a esta estudiante de sus síntomas. Estaba compaginando una carga lectiva completa, un trabajo a tiempo parcial y un tratamiento de salud mental continuo y serio. Y era capaz de intuir sus necesidades y comunicarlas a los demás. Era una jodida malvada, no una jodida perezosa. Se lo dije.
Tomó muchas más clases conmigo después de eso, y la vi salir lentamente de su caparazón. En su primer y último año, era una colaboradora activa y franca en clase, e incluso decidió hablar abiertamente con sus compañeros sobre su enfermedad mental. Durante las discusiones en clase, me desafiaba y hacía excelentes preguntas de sondeo. Compartió con nosotros montones de ejemplos de fenómenos psicológicos en los medios de comunicación y en la actualidad. Cuando tenía un mal día, me lo decía, y yo le permitía faltar a clase. Otros profesores -incluidos los del departamento de psicología- seguían juzgándola, pero en un entorno en el que se reconocían y legitimaban sus barreras, prosperaba.
Foto de Janos Richter, cortesía de Unsplash
A lo largo de los años, en esa misma escuela, me encontré con otros innumerables estudiantes que eran subestimados porque las barreras en sus vidas no eran vistas como legítimas. Estaba el joven con TOC que siempre llegaba tarde a clase, porque sus compulsiones a veces lo dejaban atascado en el lugar por unos momentos. Estaba la superviviente de una relación abusiva, que procesaba su trauma en citas de terapia justo antes de mi clase cada semana. Estaba la joven que había sido agredida por un compañero, y que tenía que seguir asistiendo a las clases con ese compañero, mientras la escuela investigaba el caso.
Todos estos estudiantes acudieron a mí de buen grado y compartieron lo que les preocupaba. Como hablaba de las enfermedades mentales, los traumas y el estigma en mi clase, sabían que yo sería comprensiva. Y con algunas adaptaciones, florecieron académicamente. Ganaron confianza en sí mismos, intentaron realizar tareas que les intimidaban, subieron sus notas y empezaron a considerar la posibilidad de realizar estudios de posgrado y prácticas. Siempre me he sentido admirada por ellos. Cuando yo era estudiante universitario, no era ni de lejos tan consciente de mí mismo. Ni siquiera había empezado mi proyecto de toda la vida de aprender a pedir ayuda.
Los estudiantes con barreras no siempre eran tratados con tanta amabilidad por mis compañeros profesores de psicología. Un colega, en particular, era famoso por no permitir la recuperación de los exámenes ni la llegada tardía. No importaba la situación de un estudiante, ella era inquebrantablemente rígida en sus exigencias. Ninguna barrera era insuperable, en su opinión; ninguna limitación era aceptable. La gente se tambaleaba en su clase. Sentían vergüenza por sus historias de agresión sexual, sus síntomas de ansiedad, sus episodios depresivos. Cuando un alumno al que le iba mal en sus clases rendía bien en las mías, ella sospechaba.
Me resulta moralmente repugnante que cualquier educador sea tan hostil con las personas a las que se supone que sirve. Es especialmente exasperante que la persona que promulga este terror sea una psicóloga. La injusticia y la ignorancia que supone me hace llorar cada vez que lo comento. Es una actitud común en muchos círculos educativos, pero ningún alumno merece encontrarse con ella.
Sé, por supuesto, que a los educadores no se les enseña a reflexionar sobre cuáles son las barreras invisibles de sus alumnos. Algunas universidades se enorgullecen de negarse a acoger a estudiantes discapacitados o con enfermedades mentales: confunden la crueldad con el rigor intelectual. Y, como la mayoría de los profesores son personas que triunfan académicamente con facilidad, les cuesta adoptar la perspectiva de alguien con problemas de funcionamiento ejecutivo, sobrecargas sensoriales, depresión, historiales de autolesiones, adicciones o trastornos alimentarios. Puedo ver los factores externos que conducen a estos problemas. Al igual que sé que el comportamiento "perezoso" no es una elección activa, sé que las actitudes elitistas y sentenciosas suelen surgir de la ignorancia de la situación.
Y por eso escribo este artículo. Espero despertar a mis colegas educadores - de todos los niveles - al hecho de que si un estudiante está luchando, probablemente no lo está eligiendo. Probablemente quieren hacerlo bien. Probablemente lo están intentando. En términos más generales, quiero que todas las personas adopten un enfoque curioso y empático hacia los individuos que inicialmente quieren juzgar como "vagos" o irresponsables.
Si una persona no puede levantarse de la cama, es que hay algo que la agota. Si un estudiante no escribe sus trabajos, hay algún aspecto de la tarea que no puede hacer sin ayuda. Si un empleado incumple los plazos constantemente, algo está dificultando la organización y el cumplimiento de los plazos. Incluso si una persona elige activamente el autosabotaje, hay una razón para ello: algún temor que está superando, alguna necesidad que no se satisface, una falta de autoestima que se expresa.
Las personas no eligen fracasar o decepcionar. Nadie quiere sentirse incapaz, apático o ineficaz. Si observas la acción (o inacción) de una persona y sólo ves pereza, te estás perdiendo detalles clave. Siempre hay una explicación. Siempre hay barreras. El hecho de que no las veas, o no las veas legítimas, no significa que no estén ahí. Busca con más ahínco.
Tal vez no siempre hayas sido capaz de ver el comportamiento humano de esta manera. No pasa nada. Ahora lo eres. Inténtalo.
#9 definitivamente, el trabajo de traductor humano ha pasado a mejor vida. Excepto 4 palabras y construcciones que sería conveniente reformular, no se nota que es una traducción automática.
#28 parece escrito por un castellano parlante
#28 He visto si quedaban bien los primeros párrafos y como he visto que sí he tirao p'alante, pero ahora viendo más tranquilamente hay cosas a retocar como "Era una jodida malvada, no una jodida perezosa.", que tal vez "jodida ama" hubiese quedado mejor como "la puta ama"
#9 "Era una jodida malvada, no una jodida perezosa. Se lo dije."
Cuando leí eso pensé que debía ser un fallo de la traducción. No tenía sentido que diga que era una malvada...
Y, efectivamente, fui al texto original y dice:
"Se was a fucking badass, not a lazy fuck".
Yo lo traduciría con alguna de estas variantes:
"Era una puta crack"
"Era una monstrua"
"Era una valiente"
"Era una tipa dura"
A veces badass se aplica a personas "con malas pulgas", personas que te pueden dar una hostia a la mínima tontería... Pero suele referirse a una actitud que no se acobarda.
Igual que "monstruo" tiene diversos matices de significado, lo mismo pasa con badass. Uno puede ser un monstruo por ser feo, también puede llamarse monstruo a alguien que hace cosas aberrantes como, por ejemplo, abusar sexualmente de niños pequeños o comer cadáveres... Pero también se dice que alguien es un monstruo cuando es un crack, destacando por su buena actitud capaz de comerse el mundo sin acobardarse por nada.
El error de traducción es como si dices en español que esa mujer es una monstrua por ser muy valiente de enfrentarse a una enfermedad y aún así hacer un trabajo y dedicar tiempo a los estudios... y lo traducen al inglés como "She's an ugly person" (una persona fea).
CC #28
La verdad es que no presté atención a la primera frase y pensaba que lo había traducido una persona. Aún así, las 4 expresiones mal traducidas (o las que sean) si no cuentas con un traductor humano seguramente no sepas encontrar dónde están los fallos y cómo traducirlo bien. Es decir, el automático te va a dar una calidad peor que no es fácil solucionar sin una persona con un poco de nivel. En este caso puede que los errores no supongan mucho problema, pero en otros decirle a alguien que es una malvada o una mala persona puede ser un error gravísimo, un insulto que no te perdone.
#59 Yo llevaba años buscando una buena traducción de badass al castellano, tenía claro el concepto pero no encontraba una sola palabra para traducirlo. Hasta que apareció el videojuego Bordelands y me la dio, yo creo que muy buena, la traducción es "cabronazo".
#97
Esa traducción me parece bastante interesante y puede valer en muchos casos... Aunque creo que estaremos de acuerdo en que es una palabra bastante peligrosa.
Un cabronazo es una palabra con diferentes significados y similares a los de badass, pero habitualmente cabronazo es un insulto, como decir un hijo de la gran puta, es decir, una mala persona en grado altísimo de maldad. Estaría el malvado normal o medio, luego el cabrón (grado alto) y luego el cabronazo (grado altísimo). Y eso que es lo que habitualmente significa cabronazo no es lo que significa badass en este caso, y creo que ni siquiera es lo que significa badass habitualmente, aunque en algunos casos sí. Más que la maldad, más que ser un pedazo de cabrón, lo que caracteriza al badass es la actitud brava... Esa bravura puede ser mala, de tener malas pulgas, o puede ser muy buena, de ser valiente. El cabronazo aparte de significar mala persona también significa a veces alguien espabilado o listillo. En plan "¡que cabrón, cómo supo encontrar el engaño!"... Aquí no es insulto sino halago pero no sé refiere a valentía o bravura sino más bien inteligencia o astucia. En México creo que la palabra cabrón se acerca más a badass. Algo cabrón o que está cabrón suele ser algo positivo, algo que gusta mucho, que es muy rico o muy bueno (de calidad)... Aunque también puede ser algo "fuerte", potente.
Creo que plantearse las traducciones como palabras equivalentes en dos idiomas es un error. Las palabras en cada idioma suelen tener varios significados... Y es el contexto el que determina cual de ellos es en cada caso. En el caso de la chica del meneo decir que es una cabrona o cabronaza o hija de la gran puta no me parece que sea la mejor traducción, la verdad, como tampoco lo es decir que es malvada.
#97 Positivo por referencia a Borderlands
#28 Eso define muy bien lo que habrás leído... Se nota a leguas que es una traducción automática precisamente por lo que comentas. Y son más que 4... Que pensemos que ese texto está bien traducido es de traca y dice mucho del nivel de ahora. Te lo coge un traductor literario y se ríe en tu cara. Estáis muy acostumbrados a la puta mierda de la calidad de Internet.
#74 menos mal que te tenemos a tí para mostrarnos el camino. Gracias por existir!
#77 Muy infantil el comentario, imagino que te habrás sentido descrito. No te preocupes, después de unos 25 libros literarios se te soluciona. El Marca, las instrucciones de electrodomésticos y blogs traducidos para ganar dinero con Adsense no valen.
#74 #79 Tú eres de esas personas que, aún teniendo razón, son incapaces de decir algo sin subirse primero a un pedestal desde el cual dejar claro lo alto que estás en primer lugar y lo gilipollas que son los demás en segundo lugar.
Cuando leo a la gente como tú siento esa sensación que ahora llaman ascopena.
#86 Este tipo de comportamiento se prodiga mucho por aquí y por internet en general.
Gracias al anonimato y al escudo protector de internet mucha gente trata como a la mierda a desconocidos a la mínima de cambio. Como los insultos desde el coche pero llevados a la máxima expresión.
Este usuario seguramente habrá leido mucho pero se habrá saltado los libros de educación y saber estar o tendrá algunos problemillas de autoestima que trata de compensar maltratando a los demás.
#93 Lo que sucede es que estoy hasta las mismísimas pelotas de imbéciles que lloran porque les dicen cómo es la realidad y cuyo argumento es "eres malo y maleducado". Tengo muchos años ya como para saber la clase de imbécil que suelta ese tipo de argumento porque le dicen que no tiene fondo de lectura detrás o capacidad crítica.
Si vosotros veis en ese texto algo "normal", sencillamente no habéis leído lo suficiente. Que eso os parezca un insulto a mí me la trae mucho más que floja. Lo que no vais a argumentar es que yo os lo diga por una especie de prepotencia que os sacáis de la chistera, cuando escribo precisamente desde el anonimato.
Y si juzgais a la gente porque os dice claramente cómo es la realidad de las cosas, el problema os aseguro que lo tenéis vosotros, no yo.
Estoy hasta los cojones de vecinas del quinto llamando prepotente a Einstein por explicar la Relatividad (no, cretinos, no estoy diciendo que yo sea Einstein).
#86 Déjalo a él sacarlo del ábaco ya es demasiada tecnología...
Saludos.
#79 "libros literarios"?
Eres gracioso
Gracias de nuevo!
#79 venga, bájate ya del púlpito, flipado.
#28 A ver, es bastante aceptable y mucho mejor que hace unos años, pero sí se nota que se trata de un traductor automático. La estructura de las frases es artificial, rara. Nadie habla ni escribe así en español. Se entiende, eso sí, pero desde el punto de vista de la redacción y el estilo deja mucho que desear.
#9 tengo el ojo entrenado para este tipo de cosas y te puedo decir que en cada frase hay algo que canta traductor automático, aunque cierto es que es perfectamente legible.
#1 me da pereza leerlo
#13 Si lo leyeras sabrías que no es pereza, trata de identificar mejor la causa
#1 Dentro de las muchas cosas que comenta, la técnica de dividir el problema es esencial para ponerte en marcha ante una tarea que te abrume. Lo hago en el curro y lo hago para proyectos personales, un "ToDo" en el que divido lo que tengo que hacer en una serie de tareas ordenadas secuencialmente. Y si una tarea es demasiado compleja, se divide detallando los pasos como nuevas tareas.
Mano de santo tanto para organizar las cosas y que funcionen como para no "procastinar".
#29 “Procrastinar”, si me permites.
#29 Mi problema es que es exactamente que procrastine, siempre tengo algo que hacer y siempre estoy haciendo algo (la cola de tareas que tengo que hacer en el curro no para de crecer). Mi problema es que paso a la mas baja prioridad las tareas que me matan la moral, que son la repetitivas y largas. Prefiero una tarea que me suponga un reto y me haga usar el coco. Al final me pilla el toro y en vez de haberla distribuido bien me toca pegarme la panzada con la mierda tarea repetitiva y acabo quemado.
Será defecto de informático. Por ejemplo, ahora tengo que pasar un fichero inmenso de un formato a otro. No volveré a hacerlo nunca, pero me llama mas hacerme un programita o unas macros que hagan el trabajo que ponerme ahora a hacerlo a mano todo el día, lo cual seguramente lleve menos tiempo.
#1 Gracias, pero me da pereza leerlo
#1 La lei ayer un poco en diagonal y me La he dejado abierta para verlo tranquilamente cuando pueda (encima no la había votado )
Felicitarte porque es un envío excelente. Gracias!!
Jodo que no existe, de hecho es el principal motivo por el que no voy a leer el artículo.
Me ha llamado la atención, me ha interesado, pero al ver la longitud... Uf, para otro día.
#3 cuando son artículos largos lo que suelo hacer es compartirlos al ebook, así el día que me da por leer ya tengo biblioteca
#3 Después no vengas con llantos.
#68 No sé por qué lo dices, pero vamos, ¡lloraré si quiero!
¡Y si no me da pereza!
#3 Tienes un problema con la dopamina y la recompensa fácil. A mi también me pasa y es un asco...
Es cierto que el titular da mucho juego para hacer chistes, pero el artículo es realmente interesante.
Quizás podría ser menos largo porque se repite un poco, pero el tema es importante y para mi, interesante.
#8 Teniendo TDAH y habiendo sido acusado de perezoso toda mi vida, certifico que el artículo es muy interesante y mucha gente debería leerlo. La gente se piensa que la fuerza de voluntad es un botón y que si no le das y haces algo es porque no quieres, y ese pensamiento genera mucha frustración y malentendidos
#23 dicen que los perezosos son mejores programadores. Las maquinas se inventaron para perezosos.
#30 Porque trabajan mucho de un principio para dejar las cosas que no haya que tocarlas casi nunca.
#48 justo al contrario. Encuentran una manera rápida y eficaz para solucionar los problemas, inviertiendo el menor tiempo posible
#63 Lo que he dicho pero mas resumido solo que por eso se les llama perezosos
#30 He oído muchas veces esa afirmación y suena muy bonito pero a mí parecer es una bobada. La pereza solo lleva a hacer la primera chapuza que se te pasa por la cabeza, para dar una solución buena y simple hay que trabajarla mucho.
#76 No, para dar una solución buena y simple no hay que trabajarla mucho, si llevas toda tu vida buscando la forma más rápida y con menos esfuerzo para hacer algo a menudo te sale la idea sola.
Fuente: Llevo toda mi vida intentando hacer las cosas con el menor tiempo y esfuerzo posible y me dedico a la automatización industrial, a menudo se me ocurren instantáneamente ideas cojonudas que al resto del equipo no se le habían ocurrido tras horas de análisis y debate.
#80 Eso es de bill gates.
“I choose a lazy person to do a hard job. Because a lazy person will find an easy way to do it.”
― Bill Gates
#82 Conocía la cita, gracias, muy bien traída.
#80 La experiencia te puede hacer que apliques soluciones buenas que ya conocías claro, pero o las has aprendido ( esfuerzo ) o las has desarrollado / mejorado tu mismo con esfuerzo anteriormente
#90 Que no, tío, que no, que de buscar el camino que lleva menos esfuerzo desarrollas una capacidad mental que otra gente no tiene, que yo en situaciones nuevas encuentro la forma más eficiente de hacer algo mucho más rápido que el resto, por ejemplo desarrollando estrategias en juegos de mesa que a otra gente que lleva tiempo jugando no se le había ocurrido. Es un tema de intuición, no de aprender soluciones preconcebidas.
#91 Ni de coña, es simple experiencia. Tienes las piezas básicas/razonamientos en tu cabeza, y sabes como encajarlas, llámalo intuición o como quieras pero no es algo innato ni que se adquiere por una mentalidad sino por experiencia.
#92 Claro, por la experiencia de llevar toda la vida buscando la forma de resolver algo que cueste menos esfuerzo.
Este no me conoce. Si no fuera tan perezoso escribiría un par de líneas como resumen de mi vida y se lo enviaría.
#26 Por gente estúpida que lo repite...a ver si te suena..
#34 cuando el rio suena...
#37 He oído que no eres muy listo..
#40 soy un mediocre, como la mayoría de los que habitamos la tierra
#44 cuando el rio suena...
#45 agua lleva
#46 Nos lo has dicho todo de tu comentario...
#37 Pedazo de argumentos, hacen juego con el palillo que sigue sin caérsete.
#42 ouh yeah
Buah no me jodas, obviedad. Yo no soy perezoso, simplemente tengo apnea del sueño debido a una mlaa ortodoncia y solo me llevo 14 años averiguarlo.
#18 Si no hay presupuesto para arreglos, la cosa siempre va a peor.
Mira #6 por un mal arreglo.
Mal comer o mal dormir afecta mucho en la vida laboral y personal.
No siempre es fácil encontrar el remedio, menos aún solucionarlo.
si conociéramos mejor el cerebro y el comportamiento humano probablemente las cárceles estarían vacías. Aún nos quema mucho camino que recorrer
#12 El mundo está a años luz de entender eso. El día que aceptemos que el cerebro es una máquina más, que reacciona según está configurado y que nadie decide como va a ser su cerebro, el concepto de culpa se desmoronaría.
No me apetece hacer el esfuerzo de enterarme si existe o no la pereza, de hecho, no voy a molestarme en leer la noticia.
Ok, lo dejare para leer otro día...
Es más sencillo qué todo eso. El principal motivo es la desmotivación seguido de que hacerlo acaba con tú zona de confort actual y tendrás que buscar otra.
#55 Primer comentario que pienso que ha dado en el clavo.
#55 el artículo tiene otro punto de vista pero yo soy más del tuyo. El problema es que pensamientos como el del artículo exime a la persona de toda responsabilidad individual.
El artículo contradice la evidencia en multitud de puntos. Parte de premisas erróneas en la mayoría de los casos.
Que esta gente cobre por estudiar y divulgar me desmotiva.
#81 en qué puntos? A mi el artículo me huele a chamusquina, pero si tienes detalles me interesaría leerlos
#81 ¿Podrías detallar tu comentario?
#25 Pues parece que le ha dado pereza
Tldr:
« Si el comportamiento de una persona no tiene sentido para ti, es porque te falta una parte de su contexto. Es así de sencillo. »
un artículo sobre la pereza ha ido rápido a portada
para los chinos no existe, no
#49 Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
me da pereza seguir
si comes mal y duermes mal, evidentemente te va a faltar energía. Revertir esta situación esta en tu mano
#18 díselo a alguien con insomnio, con hijos, con vecinos ruidosos, etc
#18 No siempre. El homeless rara vez lo es por elección propia.
#18 Has comenzado leyendo el artículo, pero hay más
#38 la pereza no existe
#43 Eso mismo parece que le pasa a tu inteligencia
Estoy de acuerdo con todo lo que dice pero hay veces yo diría que sí tenemos pereza.
Yo hay tareas que tengo que hacer que son aburridas, y no me apetece nada hacer, pero se hacerlas perfectamente, y se que las hago bien, porque las he hecho mil veces, pero tengo que luchar contra la pereza para llevarlas a cabo, eso sí, suelo ganar, casi siempre.
El artículo está bien pero debería dividir los casos. Por un lado están las personas que explica el artículo que no es que tengan pereza, si no que tienen otros problemas. A estos casos se le puede unir cualquier persona que sin tener problemas tengan un mal día y eso les haga trabajar menos.
Pero, por otro lado, hay casos en los que simplemente hay pereza, en los que no hay excusa de nada, no te apetece porque no tienes ganas de pensar o prefieres ver una serie o hacer cualquier otra cosa que te distraiga.
Aún así es muy interesante el artículo y quizás nos ayuda a cada uno a pensar por qué tal día estás perezoso y no quieres hacer tal cosa.
No existe la pereza; existen perezosos (y perezosas).
#11 buena reflexión
#11 Luego ya si eso te lees el artículo.
#11 Es mucho suponer que no has leído el artículo?
#11 y vagos empedernidos.
La pereza no le deja ver el bosque.
0# Me ha recordado a un discurso titulado "escombros de dios", y que recomiendo a todo el mundo.
que le pregunten a los funcionarios
#7 Médicos, enfermeros, bomberos, científicos...
Pero a ti el palillo ni se te ha caído.
#10 no sé por qué tendrán esa fama
#26 No sabía que los bomberos tienen fama de perezosos
#26 En tu trabajo no piensas que los que hacen algo diferente a ti no hacen tanto o se quejan mucho? Lo digo porque suele ser un pensamiento bastante común. Pues lo mismo pasa con los funcionarios, desde fuera siempre parece que la gente trabaja menos o tiene pocas cosas que hacer.
#10 Creo que #7 se refiere a los funcionarios de la administración, que creo que son a los que nos referimos todos cuando resaltamos la vagancia de los funcionarios, ya sabemos que hay muchos tipos de funcionarios y que la mayoría trabaja mucho e incluso se juegan la vida, pero no me compares a los vagos de la administración con el resto por favor
#64 O sea que la mayoría de funcionarios trabaja mucho pero hay algunos que son perezosos. Vamos como en todas partes. En ese caso mejor no hacer referencia a ellos.
#67 O quizás lo que habría que hacer es mandarlos a su casa y contratar gente que quiera trabajar.
#70 La protección del empleo de los funcionarios tiene un sentido. Infórmate
#85 Estoy de acuerdo en que tengan sus derechos, pero siempre que cumplan sus obligaciones, es una vergüenza la cantidad de vagos e incompetentes que mantenemos con el dinero de todos.
#87 Lo que se protege con eso son sobre todo tus derechos y no solo los suyos
#88 Explícame cómo me beneficia a mí, el que mantengan a un vago incompetente en la administración...
#89 Como ya te he dicho antes solo tienes que informarte. Pero como veo que en tu caso se puede dudar del titular de la noticia, haré el trabajo por ti. Y para demostrar que se puede encontrar fácilmente, te voy a poner la información que he encontrado en una búsqueda simple con Google.
- Antes de la imposición del funcionariado, en España, cuando cambiaba el gobierno, despedían a todo el personal afín al gobierno saliente, para poner a los suyos. El puesto de "funcionario por oposición", inamovible salvo causas muy graves, intenta mantener un cuadro de servidores públicos independientes del poder político del momento y asegurar la Imparcialidad de la Administración.
Que te aprovechen tus palomitas
#70 😂 ¿De dónde sacas a gente que quiera trabajar? Todos queremos cobrar, trabajar no tanto.
#10 Todo el mundo sabe que el 100% de los funcionarios son aquellas personas mayores totalmente echadas a perder profesionalmente que le llegas a la ventanilla con un problema de vida o muerte y te cierran a medio contarles tu problema porque es la hora de su quincuagésimo café.
Y así son el 100% de los funcionarios porque se dice mucho y no me vas a sacar de mi pensamiento.
Como lo de que todos en España toreamos o somos bailaores. Tiene que ser verdad a la fuerza porque millones de extranjeros así lo comentan.
#94 Que sepas que te estoy aplaudiendo.
#7 o a los no funcionarios
¿Los vagos si?
La parrafada que ha soltado el tipo cuando podría haber dicho que el perro se ha comido sus deberes.
En serio, el ejemplo de los homeless no tiene nada que ver. Y aunque algunas veces puedas poner la excusa de que te sientes abrumado por la tarea, la realidad es que en la mayoría de casos simple y llanamente somos vagos. Y lo somos por las leyes de la termodinámica y por razones evolutivas, punto.
Porque la naturaleza siempre tiende a un mínimo de energía y nosotros somos sistemas que mantienen la entropía bajo mínimos. Para ello hemos de recolectar energía, mucha energía. Y como es difícil de recolectar, cuanta más podamos guardar y menos necesitemos usar, mejor.
Un humano hace un millón de años no se va a poner a hacer tareas superfluas cuando su prioridad es conseguir alimento. Nosotros tenemos el mismo cerebro que ese humano, y nuestro cerebro identifica redactar un informe de 50 páginas como algo mucho más superfluo que ir a la cafetería a comprar un sandwhich.
Mucha psicología pero poca biología tiene el autor ese.
No he leido el articulo porque me ha dado pereza
#16 #20 resumen para vagos y perezosos:
Las personas no eligen fallar o decepcionar. Nadie quiere sentirse incapaz, apático o ineficaz. Si observa la acción (o inacción) de una persona y solo ve pereza, se está perdiendo detalles clave. Siempre hay una explicación. Siempre hay barreras. El hecho de que no pueda verlos, o no los vea como legítimos, no significa que no estén allí.
El problema, efectivamente, no es la pereza, si no la falta de habilidades de nuestra especie. Pues anda que no he tenido que hacer yo trabajos y documentaciones y presentaciones que me tocaban los huevos que te cagas con lo facil que hubiese sido comunicarlas a mis profesores de manera telepática...
Asi que era esto!
Qué coñazo buscarle sentido a los fallos de los demás. Cuando se sea comprensivo con los míos ya si eso, me molesto
Muy bueno.
SOLO EXISTO YO
Paso de lee..