El plan incluía la intervención en 45 manzanas, donde las viejas casas –y con ellas, unos 30.000 residentes– serían sustituidas por modernos, y más caros, bloques de apartamentos y zonas verdes. “En definitiva, se quería echar a los vecinos para crear un barrio a medida de una clase media acomodada bajo el pretexto de la descongestión del tráfico y la modernidad”, comenta Luis de la Cruz en Somos Malasaña.Este proyecto de transformación urbana no sólo provocó rechazo entre los vecinos del barrio. El Colegio de Arquitectos de Madrid y la Cámar
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