Pero qué más da? Ayuso podría comerse un bebé crudo encima de un altar en mitad de una misa con las bragas por los tobillos que aún tendría su legión de hooligans apoyando todo lo que haga con tal de que "no nos gobierne el comunismo".
Esa lucha está perdida. No hay más.
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Dicen que el campechano está preparado para acudir raudo y veloz a impedir este atropello y que junto a los voxquimanos, están dispuestos a dar su sangre por la una grande y libre.