Soy de la zona y recuerdo con mucha pena el destrozo, de principio a fin. Se fueron comiendo terrenos protegidos que era de lo poco que quedaba por construir en toda la franja del levante. Cada vez que pasaba por ahí veía más y más grúas donde hasta hacía poco había un paraje natural. Muchos bolsillos se tuvieron que llenar entonces, la corrupción es tan de aquí como la paella.
Estuve trabajando un tiempo en el Instituto de acuicultura de Torre La Sal (justo al lado de esa excrecencia), cuando hicieron la primera huida hacia adelante con la segunda fase: como no se cumplían las expectativas, ampliaron la urbanización... a la tercera fue la vencida