El 6 de junio de 1969, el doctor Eduardo Vela entregó una niña de pocos días, “fuera de los cauces legales”, a una mujer que no había dado a luz. La señora, de 46 años, quedó registrada como madre biológica, “sin que conste que hubiera mediado consentimiento y ni tan siquiera conocimiento por parte de los progenitores del recién nacido cuya identidad no consta en parte alguna”, según la sentencia del primer juicio por el presunto robo de un bebé, dictada hace unos días por la Audiencia Provincial de Madrid. La madre adoptiva, Inés Pérez, aseguró durante la instrucción que no pagó nada y que le dijeron que la criatura era hija de una mujer casada que había entregado al bebé porque no era de su marido. Es imposible comprobar qué pasó realmente, porque la Clínica San Ramón de Madrid, donde nació la niña, cerró en 1982 y no se han encontrado los libros de registro de partos. Vela, de 86 años, afirmó en el juicio oral que no recordaba nada.
Es una sentencia histórica. Desde que se divulgó la posible existencia de una trama de sustracción de recién nacidos que habría operado entre 1950 y 1990 en España, algunas asociaciones de afectados han calculado que existen 300.000 víctimas. En 2012, tras recibir una denuncia colectiva de más de 250 familias, la Fiscalía General del Estado resumió el supuesto modus operandi: “Consistía básicamente en que se informaba a la madre y familiares de que un menor recién nacido había fallecido, ofreciéndose el centro hospitalario a hacerse cargo de los restos. Ese menor era entregado a otras personas”.
Las tumbas de esos niños deberían estar vacías. Desde 2010, la Fiscalía ha iniciado 2.100 diligencias de investigación de presuntos robos de bebés. La mayor parte se ha archivado, por falta de pruebas o porque, tras 40 años, ni siquiera existían los registros hospitalarios ni vivían los posibles testigos. Pero 522 casos sí han llegado a la vía judicial, según fuentes de la Fiscalía. En 120 de ellos, ante indicios de una sustracción, fiscales y jueces han ordenado abrir las sepulturas de los bebés para ver si estaban vacías. Y, en las que se han hallado restos óseos, han solicitado la identificación de su ADN. Ninguno de estos análisis ha servido para confirmar un robo, según un informe técnico realizado por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF) con motivo de la visita a España en 2017 de una delegación del Parlamento Europeo para investigar la presunta mafia. Los restos de cuatro bebés exhumados de tumbas del periodo 1960-1970 muestran que los cuerpos pueden desaparecer hasta ser inapreciables.
“No conocemos ningún caso en el que se haya podido confirmar el robo de bebés. Lo que sí hemos visto es que era cierto lo que les dijeron a los padres: que el bebé había fallecido”, señala el biólogo Antonio Alonso. Su equipo ha podido recuperar restos óseos en 117 de los 120 enterramientos exhumados, el 97%. En otros dos casos, ya no quedaban huesos, pero sí pelos fetales, paños quirúrgicos, pinzas umbilicales y rastros de insectos devoradores de cadáveres. El número total de procedimientos abiertos asciende a 128 porque en 14 de los recién nacidos se recurrió, como único análisis o como prueba complementaria, a la investigación genética de biopsias que se conservaban en los hospitales.
Los análisis de ADN fueron extremadamente complejos, debido al estado de degradación de los restos. Solo se pudo obtener el perfil genético de 90 de los recién nacidos. En 81 de estos casos (el 90%), los científicos pudieron identificar a los bebés como hijos de los padres que los buscaban. En los demás expedientes, existían dudas sobre si los restos exhumados —a menudo en vetustas fosas comunes— eran los correctos. Alonso recuerda que, hace décadas, los recién nacidos fallecidos sin bautizar se enterraban en cementerios de párvulos, sin lápida, en diferentes filas y niveles. “Las circunstancias del enterramiento hacen muy difícil el análisis”, lamenta.
El informe técnico no respalda la existencia de una trama de robo de bebés, sino que constata “la comprensible incertidumbre” de muchos padres sobre si su hijo murió realmente, tras un trato hospitalario que, hace décadas, pudo ser frío y opaco, según Alonso. En 1976, la tasa de mortalidad neonatal precoz superaba los nueve bebés por cada 1.000 nacidos. Pensar que un niño no falleció, sino que fue robado, es la última esperanza para muchos padres de volver a ver a su hijo con vida. Un padre lo sintetizó durante una exhumación en Málaga en 2012: “Me gustaría que los restos no fueran de mi hijo. Eso significaría que todavía está vivo”.
“Hay padres que no se creen nuestros análisis de ADN. Creen que se trata de una conspiración del Estado. Ponen en duda nuestro trabajo y nuestra honestidad”, lamenta Alonso, uno de los mayores expertos de España en genética forense. Ha trabajado en la identificación de las víctimas de los atentados del 11-M, en la de los asesinados en la Guerra Civil Española e incluso en los intentos de encontrar los restos mortales del escritor Miguel de Cervantes.
El director del Instituto de Medicina Legal de Murcia, Rafael Bañón, ha participado en cuatro exhumaciones, en Cartagena, Beniel, Alcantarilla y Fortuna. “Nos hemos encontrado lo que esperábamos: a los hijos de los denunciantes”, afirma el forense. Los bebés supuestamente sustraídos estaban en sus tumbas. “Creo que no ha habido un robo sistemático de recién nacidos en España, sino un problema de adopciones irregulares”, opina el forense. La sentencia del caso del doctor Vela cita una investigación policial que concluyó que existía “una trama” en la que “aparecía un centro de acogida para madres solteras, Villa Teresita, donde mantenían a las jóvenes durante el embarazo a cambio de que dieran luego sus bebés en adopción”.
“A veces lo que pasaba es que una madre que no podía atender a un niño lo daba en adopción y se registraba como hijo biológico de otra madre que no había dado a luz”, coincide la letrada Carmen de Troya, coordinadora del Servicio de información a afectados por la posible sustracción de recién nacidos, dependiente del Ministerio de Justicia. A su oficina, abierta en 2013, han acudido unas 770 personas. El equipo de De Troya ha creado un Fichero de Perfiles de ADN para intentar juntar piezas del mismo puzle. La base de datos la gestiona el INTCF y hoy cuenta con 563 perfiles, con un número desproporcionado de madres y padres que buscan a sus hijos (el 74%), frente al de hijos adoptados que quieren encontrar a sus padres biológicos (el 13%). El resto son hermanos. “No ha habido ninguna coincidencia entre todos estos perfiles”, apunta De Troya.
“Muchos de los hijos adoptivos que buscan a sus padres biológicos fueron abandonados en inclusas. Nosotros no decimos que no haya habido ningún niño robado, pero la casuística que hemos visto hasta ahora es otra”, subraya Alonso. “Quizás hemos estado investigando el modus operandi equivocado”.
María Bueno sí está convencida de que le robaron a su niña. Dio a luz en el Hospital Municipal de la Línea de la Concepción. Su hija, según le dijeron las monjas, nació muerta. “Hay autos judiciales en los que se dice que sufrimos una psicosis generalizada por culpa de los medios de comunicación. Yo tengo un certificado de defunción de mi hija de la Nochebuena de 1981 y otro de que no está registrada en el cementerio”, afirma Bueno, coordinadora general de la Plataforma Internacional de Víctimas por Desapariciones Forzadas Infantiles Te Estamos Buscando. Su organización agrupa a media docena de asociaciones, pero Bueno reconoce que no sabe de dónde sale la cifra de los 300.000 bebés robados. “Pueden ser 300.000, 400.000 o 250.000, ese no es el fondo del asunto”, opina. Durante el franquismo, sostiene, “se robaban niños a mansalva”.
“Lo que los neonatólogos han hecho en este país es salvar vidas, no robar bebés”, defiende Francisco Etxeberria, profesor de Medicina Legal y Forense de la Universidad del País Vasco. El investigador sostiene que ha habido “una psicosis colectiva”, en la que muchos padres han creído ser víctimas del robo de recién nacidos. Las denuncias aumentaron después de que se conocieran casos de tumbas abiertas sin bebés en Euskadi. “Se decía que los féretros aparecían vacíos, pero no estaban vacíos”, recalca Etxeberria.
La aparente ausencia de los cadáveres tiene una explicación científica, como demostró en 2012 un informe técnico del Laboratorio de Antropología del Servicio de Criminalística del INTCF, realizado a petición de la Fiscalía Provincial de Guipúzcoa. Los autores, dirigidos por Amparo Jiménez y Teresa Cabellos, presentaron un estudio de 16 exhumaciones que documentaba que “el grado de representatividad esquelética y de degradación de los restos han sido muy variables, desde un recién nacido inhumado en el año 1972 que se conservó prácticamente íntegro por un proceso de momificación, hasta un individuo con una data similar y en el que macroscópicamente no se evidenciaba la presencia de restos óseos”. Etxeberria, curtido en más de 500 fosas de la Guerra Civil, insiste en que “los restos se degradan y pueden convertirse en residuos casi inapreciables”.
En Euskadi, en 2012, el entonces lehendakari, Patxi López, llegó a asegurar en una entrevista para la televisión pública vasca que existió un negocio de bebés robados. "Tiene que estar bien orquestado entre los médicos, los hospitales, los propios cementerios. Para mí, claro que hay una trama y que hay que investigarla a fondo para depurar todas las responsabilidades que se han dado en este caso", aseveró. Meses después, el entonces fiscal superior del País Vasco, Juan Calparsoro, anunció que no se habían encontrado “ni siquiera indicios razonables” de ninguna sustracción de bebés, tras las investigaciones de un grupo de la Ertzaintza creado ex profeso.
#13:
https://www.vozpopuli.com/opinion/estafa-bebes-robados_0_1264074937.html La estafa de los bebés robados
Tanto hablar de las “fake news” de Donald Trump o Vladímir Putin, y resulta que tenemos delante de nuestras narices un bulo del tamaño de una catedral, alimentado durante diez años por periodistas afanosos, oportunistas sin escrúpulos y políticos irresponsables: “la trama de los bebés robados en el franquismo”.
Su cabeza más visible ha sido Inés Madrigal, la mujer que acusó a un médico octogenario de haberla robado a su madre para regalarla a otra familia en 1969. Los jueces admitieron la querella y condenaron al doctor por “tráfico de bebés”. “La justicia certifica por primera vez que en España se robaron niños”, clamaban los titulares. Pues bien, Madrigal acaba de reconocer, tras reunirse con su familia biológica, que fue entregada en adopción de forma voluntaria por su progenitora, ya fallecida.
El desenlace deja a los pies de los caballos a las juezas de la Audiencia Provincial de Madrid que hallaron culpable “de forma incontestable” al doctor Eduardo Vela, que a sus 85 años ha sufrido un calvario judicial infame. Pero sobre todo ha empezado a desmontar una gran estafa, germinada al calor de la histeria colectiva y la querencia por las teorías de la conspiración.
Lo que empezó con un artículo periodístico allá por los años 80 sobre un hospital madrileño se ha convertido en un relato tan irresistible como abracadabrante: una trama criminal de robo de niños en la dictadura franquista, que se apropió de 30.000 a 300.000 bebés (los cálculos son laxos) de madres republicanas primero y pobres después, para darlos a familias conservadoras y ricas. Todo ello perpetrado por monjas y curas perversos, que hacían creer a las parturientas que sus hijos habían muerto. Los años: desde 1938 a los noventa: a ver, es estirar un poco el franquismo, pero es para darle continuidad histórica.
A partir de ahí han florecido decenas de asociaciones, plataformas, observatorios, asesores, 2.000 denuncias, visitas de europarlamentarios, una oficina de Atención a las Víctimas dependiente del Ministerio de Justicia con 27 sucursales provinciales que brindan asistencia jurídica y psicológica, a lo que está previsto que se sumen una fiscalía y una unidad de policía especializadas y una Comisión Estatal. Más un par de documentales, libros y dos telenovelas de Tele5 y Antena3.
A todo esto, ¿cuántos casos de robo de niños en España se han probado en todos estos años? Ni uno.
522 denuncias han sido admitidas a trámite. Y los análisis de ADN practicados hasta ahora en 81 casos han certificado que los bebés cuyos padres daban por robados habían fallecido realmente. Forenses prestigiosos como Antonio Alonso o Rafael Bañón no han encontrado indicios de una trama de robo de bebés, como tampoco los halló la comisión de investigación creada en el Parlamento navarro ni la fiscalía del País Vasco.
El caso recuerda a otro paradigma de “fake news” surgido en los años noventa: el tráfico de órganos infantiles en América Latina, una versión moderna de Hansel y Gretel que tiene como protagonistas a familias extranjeras (de preferencia, estadounidenses e israelíes) que compraban niños pobres latinoamericanos para destinarlos a trasplantes. El bulo, propagado por la KGB en el ocaso de la Guerra Fría, triunfó en su momento gracias a los tontos útiles de siempre (periodistas, ONG, políticos) y un público crédulo.
El nada inocente paralelismo del juez Garzón
En la trama de los bebés españoles, la clave parece estar en una serie de personajes expertos en buscarse nichos (o chiringuitos). Destaca el exjuez Baltasar Garzón, que en su afán por exprimir profesionalmente la dictadura acuñó allá por 2008 la feliz categoría de los niños robados del franquismo, pretendiendo hacer un paralelismo nada inocente con lo ocurrido con la dictadura de Argentina.
A partir de ahí se va construyendo un fiasco monumental en el que no faltan las aportaciones teóricas de un par de antropólogos (una de ellos vincula “la detención ilegal de recién nacidos” a la Inquisición, la Alemania nazi y a Antonio Vallejo-Nájera) que presiden, como no podía ser menos, observatorios y federaciones ad hoc, abogados y madres que denuncian supuestos robos de hijos en los años ochenta, pese a lo cual ejercen como víctimas del franquismo.
Con todo, como siempre, la responsabilidad mayor recae en los medios de comunicación. Un repaso de la cobertura informativa pone los pelos de punta. Los periodistas compran con los ojos cerrados cualquier testimonio, por absurdo que pareciera, incapaces de tomar distancia crítica incluso en casos cuyos protagonistas pedían a gritos apoyo psicoterapéutico.
Es memorable la crónica de El País que anunciaba el reencuentro de una “niña robada” en 1959 con su gemela, a quien había localizado por Internet. Quizás la periodista debió haber esperado los resultados del análisis genético, que descartó cualquier parentesco entre las dos mujeres. “Que el ADN diga lo que quiera, pero María José y yo somos gemelas”, concluían. Pues nada.
Lo que sí reflejan esos testimonios son casos de adopciones irregulares, con o sin pago, donde muchas veces no se firmaba consentimientos y se registraba como madre biológica a la mujer que recibía al bebé. Hasta 1987, las adopciones se realizaban como acuerdos privados entre dos partes y muchas veces las entidades religiosas servían como intermediarias porque justamente a ellas acudían mujeres que no deseaban o no podían hacerse cargo de los hijos. Y reflejan casos de hijos que tras saber que han sido adoptados se resisten a creer que pudieron ser abandonados. O madres que abrigan esperanzas de que sus hijos no hayan muerto.
Más que una trama de robos, lo que los forenses están encontrando es una “psicosis colectiva”, como le decía Francisco Etxeberria a Manuel Ansede, cuya cobertura en El País ha sido un sano contrapunto. Ayer leía en Twitter el hilo de un periodista, Diego Barcala. Contaba cómo hace diez años, en plena vorágine de la Memoria Histórica, empezó a cubrir el tema de los niños desaparecidos. “La historia no podía ser más atractiva, bebés robados como en Argentina y Chile. Tenía sentido. Entrevisté a las hijas y madres, como a Inés Madrigal y muchos otros. Saqué una conclusión: esta gente no tiene pruebas. Todo eran lugares comunes: se la quitaron de los brazos, no vio el cadáver, una monja muy mala se encargó de todo. Qué buena pinta para ser portadas y libros. Pero insisto: no había pruebas. (…) Luché con jefes y fuentes para defender que no había tema. Daba igual. La corriente mediática llevó a estos denunciantes a ministerios, libros, editoriales, programas políticos. Otro caso más de ego periodístico junto con intereses políticos. Una combinación habitual”. Diego Barcala escribe en Líbero. Preciosa revista, por cierto.
#10:
Seguimos con este mantra absurdo de los bebes ya de sobra desmontado:
Decenas de miles de mujeres, sin derechos ni libertades, convertida la maternidad en su destino por el nacionalcatolicismo, vieron desaparecer sus bebes poco después de darlos a luz”.FALSO
el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha reiterado en numerosas ocasiones al Estado español la necesidad de investigar de manera exhaustiva estos crímenes y que el propio Parlamento Europeo emitió un Informe en noviembre de 2017 con 31 recomendaciones para hacer efectiva la labor que tiene que realizar el Estado español, una labor que todavía hoy está por hacer,
#8:
#1 y la iglesia católica, participe necesario en el negocio...
El 6 de junio de 1969, el doctor Eduardo Vela entregó una niña de pocos días, “fuera de los cauces legales”, a una mujer que no había dado a luz. La señora, de 46 años, quedó registrada como madre biológica, “sin que conste que hubiera mediado consentimiento y ni tan siquiera conocimiento por parte de los progenitores del recién nacido cuya identidad no consta en parte alguna”, según la sentencia del primer juicio por el presunto robo de un bebé, dictada hace unos días por la Audiencia Provincial de Madrid. La madre adoptiva, Inés Pérez, aseguró durante la instrucción que no pagó nada y que le dijeron que la criatura era hija de una mujer casada que había entregado al bebé porque no era de su marido. Es imposible comprobar qué pasó realmente, porque la Clínica San Ramón de Madrid, donde nació la niña, cerró en 1982 y no se han encontrado los libros de registro de partos. Vela, de 86 años, afirmó en el juicio oral que no recordaba nada.
Es una sentencia histórica. Desde que se divulgó la posible existencia de una trama de sustracción de recién nacidos que habría operado entre 1950 y 1990 en España, algunas asociaciones de afectados han calculado que existen 300.000 víctimas. En 2012, tras recibir una denuncia colectiva de más de 250 familias, la Fiscalía General del Estado resumió el supuesto modus operandi: “Consistía básicamente en que se informaba a la madre y familiares de que un menor recién nacido había fallecido, ofreciéndose el centro hospitalario a hacerse cargo de los restos. Ese menor era entregado a otras personas”.
Las tumbas de esos niños deberían estar vacías. Desde 2010, la Fiscalía ha iniciado 2.100 diligencias de investigación de presuntos robos de bebés. La mayor parte se ha archivado, por falta de pruebas o porque, tras 40 años, ni siquiera existían los registros hospitalarios ni vivían los posibles testigos. Pero 522 casos sí han llegado a la vía judicial, según fuentes de la Fiscalía. En 120 de ellos, ante indicios de una sustracción, fiscales y jueces han ordenado abrir las sepulturas de los bebés para ver si estaban vacías. Y, en las que se han hallado restos óseos, han solicitado la identificación de su ADN. Ninguno de estos análisis ha servido para confirmar un robo, según un informe técnico realizado por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF) con motivo de la visita a España en 2017 de una delegación del Parlamento Europeo para investigar la presunta mafia. Los restos de cuatro bebés exhumados de tumbas del periodo 1960-1970 muestran que los cuerpos pueden desaparecer hasta ser inapreciables.
“No conocemos ningún caso en el que se haya podido confirmar el robo de bebés. Lo que sí hemos visto es que era cierto lo que les dijeron a los padres: que el bebé había fallecido”, señala el biólogo Antonio Alonso. Su equipo ha podido recuperar restos óseos en 117 de los 120 enterramientos exhumados, el 97%. En otros dos casos, ya no quedaban huesos, pero sí pelos fetales, paños quirúrgicos, pinzas umbilicales y rastros de insectos devoradores de cadáveres. El número total de procedimientos abiertos asciende a 128 porque en 14 de los recién nacidos se recurrió, como único análisis o como prueba complementaria, a la investigación genética de biopsias que se conservaban en los hospitales.
Los análisis de ADN fueron extremadamente complejos, debido al estado de degradación de los restos. Solo se pudo obtener el perfil genético de 90 de los recién nacidos. En 81 de estos casos (el 90%), los científicos pudieron identificar a los bebés como hijos de los padres que los buscaban. En los demás expedientes, existían dudas sobre si los restos exhumados —a menudo en vetustas fosas comunes— eran los correctos. Alonso recuerda que, hace décadas, los recién nacidos fallecidos sin bautizar se enterraban en cementerios de párvulos, sin lápida, en diferentes filas y niveles. “Las circunstancias del enterramiento hacen muy difícil el análisis”, lamenta.
El informe técnico no respalda la existencia de una trama de robo de bebés, sino que constata “la comprensible incertidumbre” de muchos padres sobre si su hijo murió realmente, tras un trato hospitalario que, hace décadas, pudo ser frío y opaco, según Alonso. En 1976, la tasa de mortalidad neonatal precoz superaba los nueve bebés por cada 1.000 nacidos. Pensar que un niño no falleció, sino que fue robado, es la última esperanza para muchos padres de volver a ver a su hijo con vida. Un padre lo sintetizó durante una exhumación en Málaga en 2012: “Me gustaría que los restos no fueran de mi hijo. Eso significaría que todavía está vivo”.
“Hay padres que no se creen nuestros análisis de ADN. Creen que se trata de una conspiración del Estado. Ponen en duda nuestro trabajo y nuestra honestidad”, lamenta Alonso, uno de los mayores expertos de España en genética forense. Ha trabajado en la identificación de las víctimas de los atentados del 11-M, en la de los asesinados en la Guerra Civil Española e incluso en los intentos de encontrar los restos mortales del escritor Miguel de Cervantes.
El director del Instituto de Medicina Legal de Murcia, Rafael Bañón, ha participado en cuatro exhumaciones, en Cartagena, Beniel, Alcantarilla y Fortuna. “Nos hemos encontrado lo que esperábamos: a los hijos de los denunciantes”, afirma el forense. Los bebés supuestamente sustraídos estaban en sus tumbas. “Creo que no ha habido un robo sistemático de recién nacidos en España, sino un problema de adopciones irregulares”, opina el forense. La sentencia del caso del doctor Vela cita una investigación policial que concluyó que existía “una trama” en la que “aparecía un centro de acogida para madres solteras, Villa Teresita, donde mantenían a las jóvenes durante el embarazo a cambio de que dieran luego sus bebés en adopción”.
“A veces lo que pasaba es que una madre que no podía atender a un niño lo daba en adopción y se registraba como hijo biológico de otra madre que no había dado a luz”, coincide la letrada Carmen de Troya, coordinadora del Servicio de información a afectados por la posible sustracción de recién nacidos, dependiente del Ministerio de Justicia. A su oficina, abierta en 2013, han acudido unas 770 personas. El equipo de De Troya ha creado un Fichero de Perfiles de ADN para intentar juntar piezas del mismo puzle. La base de datos la gestiona el INTCF y hoy cuenta con 563 perfiles, con un número desproporcionado de madres y padres que buscan a sus hijos (el 74%), frente al de hijos adoptados que quieren encontrar a sus padres biológicos (el 13%). El resto son hermanos. “No ha habido ninguna coincidencia entre todos estos perfiles”, apunta De Troya.
“Muchos de los hijos adoptivos que buscan a sus padres biológicos fueron abandonados en inclusas. Nosotros no decimos que no haya habido ningún niño robado, pero la casuística que hemos visto hasta ahora es otra”, subraya Alonso. “Quizás hemos estado investigando el modus operandi equivocado”.
María Bueno sí está convencida de que le robaron a su niña. Dio a luz en el Hospital Municipal de la Línea de la Concepción. Su hija, según le dijeron las monjas, nació muerta. “Hay autos judiciales en los que se dice que sufrimos una psicosis generalizada por culpa de los medios de comunicación. Yo tengo un certificado de defunción de mi hija de la Nochebuena de 1981 y otro de que no está registrada en el cementerio”, afirma Bueno, coordinadora general de la Plataforma Internacional de Víctimas por Desapariciones Forzadas Infantiles Te Estamos Buscando. Su organización agrupa a media docena de asociaciones, pero Bueno reconoce que no sabe de dónde sale la cifra de los 300.000 bebés robados. “Pueden ser 300.000, 400.000 o 250.000, ese no es el fondo del asunto”, opina. Durante el franquismo, sostiene, “se robaban niños a mansalva”.
“Lo que los neonatólogos han hecho en este país es salvar vidas, no robar bebés”, defiende Francisco Etxeberria, profesor de Medicina Legal y Forense de la Universidad del País Vasco. El investigador sostiene que ha habido “una psicosis colectiva”, en la que muchos padres han creído ser víctimas del robo de recién nacidos. Las denuncias aumentaron después de que se conocieran casos de tumbas abiertas sin bebés en Euskadi. “Se decía que los féretros aparecían vacíos, pero no estaban vacíos”, recalca Etxeberria.
La aparente ausencia de los cadáveres tiene una explicación científica, como demostró en 2012 un informe técnico del Laboratorio de Antropología del Servicio de Criminalística del INTCF, realizado a petición de la Fiscalía Provincial de Guipúzcoa. Los autores, dirigidos por Amparo Jiménez y Teresa Cabellos, presentaron un estudio de 16 exhumaciones que documentaba que “el grado de representatividad esquelética y de degradación de los restos han sido muy variables, desde un recién nacido inhumado en el año 1972 que se conservó prácticamente íntegro por un proceso de momificación, hasta un individuo con una data similar y en el que macroscópicamente no se evidenciaba la presencia de restos óseos”. Etxeberria, curtido en más de 500 fosas de la Guerra Civil, insiste en que “los restos se degradan y pueden convertirse en residuos casi inapreciables”.
En Euskadi, en 2012, el entonces lehendakari, Patxi López, llegó a asegurar en una entrevista para la televisión pública vasca que existió un negocio de bebés robados. "Tiene que estar bien orquestado entre los médicos, los hospitales, los propios cementerios. Para mí, claro que hay una trama y que hay que investigarla a fondo para depurar todas las responsabilidades que se han dado en este caso", aseveró. Meses después, el entonces fiscal superior del País Vasco, Juan Calparsoro, anunció que no se habían encontrado “ni siquiera indicios razonables” de ninguna sustracción de bebés, tras las investigaciones de un grupo de la Ertzaintza creado ex profeso.
The Catholic Church sold around 30,000 children to adoptive parents without their mother's consent or knowledge, new testimonies reported by Het Laatste Nieuws reveal.
Created just after World War Two, institutions run by nuns took in underage girls and pregnant unmarried women until the late 1980s. These women were subjected to unpaid labour, humiliating conditions, and in some cases, sexual abuse.
During childbirth, some women were given general anaesthetic while others had to wear a mask – all ways to prevent mothers from seeing their child, who were immediately separated after birth. Some women were even sterilised. Others were forced to sign a document renouncing their child or were told the child was stillborn.
The children were then sold for large sums – between 10,000 and 30,000 Belgian francs (roughly between €250 and €750), sometimes much more – to adoptive families.
Unkept or destroyed files are now making reunion processes extremely difficult, says Debby Mattys (57), who was put up for adoption by the nuns and spent over 20 years looking for her birth mother. "My mother was 18 years old when she had an unwanted pregnancy," she told Het Laaste Nieuws.
"The Church has a crushing responsibility. Not just for what happened in the past – even now they still abuse power by allowing files to disappear or because they do not actively cooperate in the inspection of files. Apologies are nice, but they don't buy us anything."
In 2015, the Bishops' Conference apologised to the victims of forced adoptions in Catholic institutions at the Flemish Parliament.
In response to recent testimonies, the bishops have expressed their compassion for victims' pain and trauma. The Church is calling for an independent investigation into the conditions described by the women involved.
https://www.vozpopuli.com/opinion/estafa-bebes-robados_0_1264074937.html La estafa de los bebés robados
Tanto hablar de las “fake news” de Donald Trump o Vladímir Putin, y resulta que tenemos delante de nuestras narices un bulo del tamaño de una catedral, alimentado durante diez años por periodistas afanosos, oportunistas sin escrúpulos y políticos irresponsables: “la trama de los bebés robados en el franquismo”.
Su cabeza más visible ha sido Inés Madrigal, la mujer que acusó a un médico octogenario de haberla robado a su madre para regalarla a otra familia en 1969. Los jueces admitieron la querella y condenaron al doctor por “tráfico de bebés”. “La justicia certifica por primera vez que en España se robaron niños”, clamaban los titulares. Pues bien, Madrigal acaba de reconocer, tras reunirse con su familia biológica, que fue entregada en adopción de forma voluntaria por su progenitora, ya fallecida.
El desenlace deja a los pies de los caballos a las juezas de la Audiencia Provincial de Madrid que hallaron culpable “de forma incontestable” al doctor Eduardo Vela, que a sus 85 años ha sufrido un calvario judicial infame. Pero sobre todo ha empezado a desmontar una gran estafa, germinada al calor de la histeria colectiva y la querencia por las teorías de la conspiración.
Lo que empezó con un artículo periodístico allá por los años 80 sobre un hospital madrileño se ha convertido en un relato tan irresistible como abracadabrante: una trama criminal de robo de niños en la dictadura franquista, que se apropió de 30.000 a 300.000 bebés (los cálculos son laxos) de madres republicanas primero y pobres después, para darlos a familias conservadoras y ricas. Todo ello perpetrado por monjas y curas perversos, que hacían creer a las parturientas que sus hijos habían muerto. Los años: desde 1938 a los noventa: a ver, es estirar un poco el franquismo, pero es para darle continuidad histórica.
A partir de ahí han florecido decenas de asociaciones, plataformas, observatorios, asesores, 2.000 denuncias, visitas de europarlamentarios, una oficina de Atención a las Víctimas dependiente del Ministerio de Justicia con 27 sucursales provinciales que brindan asistencia jurídica y psicológica, a lo que está previsto que se sumen una fiscalía y una unidad de policía especializadas y una Comisión Estatal. Más un par de documentales, libros y dos telenovelas de Tele5 y Antena3.
A todo esto, ¿cuántos casos de robo de niños en España se han probado en todos estos años? Ni uno.
522 denuncias han sido admitidas a trámite. Y los análisis de ADN practicados hasta ahora en 81 casos han certificado que los bebés cuyos padres daban por robados habían fallecido realmente. Forenses prestigiosos como Antonio Alonso o Rafael Bañón no han encontrado indicios de una trama de robo de bebés, como tampoco los halló la comisión de investigación creada en el Parlamento navarro ni la fiscalía del País Vasco.
El caso recuerda a otro paradigma de “fake news” surgido en los años noventa: el tráfico de órganos infantiles en América Latina, una versión moderna de Hansel y Gretel que tiene como protagonistas a familias extranjeras (de preferencia, estadounidenses e israelíes) que compraban niños pobres latinoamericanos para destinarlos a trasplantes. El bulo, propagado por la KGB en el ocaso de la Guerra Fría, triunfó en su momento gracias a los tontos útiles de siempre (periodistas, ONG, políticos) y un público crédulo.
El nada inocente paralelismo del juez Garzón
En la trama de los bebés españoles, la clave parece estar en una serie de personajes expertos en buscarse nichos (o chiringuitos). Destaca el exjuez Baltasar Garzón, que en su afán por exprimir profesionalmente la dictadura acuñó allá por 2008 la feliz categoría de los niños robados del franquismo, pretendiendo hacer un paralelismo nada inocente con lo ocurrido con la dictadura de Argentina.
A partir de ahí se va construyendo un fiasco monumental en el que no faltan las aportaciones teóricas de un par de antropólogos (una de ellos vincula “la detención ilegal de recién nacidos” a la Inquisición, la Alemania nazi y a Antonio Vallejo-Nájera) que presiden, como no podía ser menos, observatorios y federaciones ad hoc, abogados y madres que denuncian supuestos robos de hijos en los años ochenta, pese a lo cual ejercen como víctimas del franquismo.
Con todo, como siempre, la responsabilidad mayor recae en los medios de comunicación. Un repaso de la cobertura informativa pone los pelos de punta. Los periodistas compran con los ojos cerrados cualquier testimonio, por absurdo que pareciera, incapaces de tomar distancia crítica incluso en casos cuyos protagonistas pedían a gritos apoyo psicoterapéutico.
Es memorable la crónica de El País que anunciaba el reencuentro de una “niña robada” en 1959 con su gemela, a quien había localizado por Internet. Quizás la periodista debió haber esperado los resultados del análisis genético, que descartó cualquier parentesco entre las dos mujeres. “Que el ADN diga lo que quiera, pero María José y yo somos gemelas”, concluían. Pues nada.
Lo que sí reflejan esos testimonios son casos de adopciones irregulares, con o sin pago, donde muchas veces no se firmaba consentimientos y se registraba como madre biológica a la mujer que recibía al bebé. Hasta 1987, las adopciones se realizaban como acuerdos privados entre dos partes y muchas veces las entidades religiosas servían como intermediarias porque justamente a ellas acudían mujeres que no deseaban o no podían hacerse cargo de los hijos. Y reflejan casos de hijos que tras saber que han sido adoptados se resisten a creer que pudieron ser abandonados. O madres que abrigan esperanzas de que sus hijos no hayan muerto.
Más que una trama de robos, lo que los forenses están encontrando es una “psicosis colectiva”, como le decía Francisco Etxeberria a Manuel Ansede, cuya cobertura en El País ha sido un sano contrapunto. Ayer leía en Twitter el hilo de un periodista, Diego Barcala. Contaba cómo hace diez años, en plena vorágine de la Memoria Histórica, empezó a cubrir el tema de los niños desaparecidos. “La historia no podía ser más atractiva, bebés robados como en Argentina y Chile. Tenía sentido. Entrevisté a las hijas y madres, como a Inés Madrigal y muchos otros. Saqué una conclusión: esta gente no tiene pruebas. Todo eran lugares comunes: se la quitaron de los brazos, no vio el cadáver, una monja muy mala se encargó de todo. Qué buena pinta para ser portadas y libros. Pero insisto: no había pruebas. (…) Luché con jefes y fuentes para defender que no había tema. Daba igual. La corriente mediática llevó a estos denunciantes a ministerios, libros, editoriales, programas políticos. Otro caso más de ego periodístico junto con intereses políticos. Una combinación habitual”. Diego Barcala escribe en Líbero. Preciosa revista, por cierto.
El ADN del banco genético de bebés robados identifica dos parejas de hermanos separados durante el franquismo
El análisis de muestras de ADN del banco genético impulsado por el Gobierno valenciano ha permitido identificar a dos parejas de hermanos que fueron robados durante la época del franquismo, dos mujeres que desconocían la existencia de la otra, pero tenían sospechas de haber sido robadas, y de un hermano y una hermana.
Seguimos con este mantra absurdo de los bebes ya de sobra desmontado:
Decenas de miles de mujeres, sin derechos ni libertades, convertida la maternidad en su destino por el nacionalcatolicismo, vieron desaparecer sus bebes poco después de darlos a luz”.FALSO
El análisis de muestras de ADN del banco genético impulsado por el Gobierno valenciano ha permitido identificar a dos parejas de hermanos que fueron robados durante la época del franquismo, dos mujeres que desconocían la existencia de la otra, pero tenían sospechas de haber sido robadas, y de un hermano y una hermana.
#31 Entre lo que dice esa noticia y una confabulación de miles participando en una red de robo de recién nacidos, hay un océano inmenso.
Que es burdo, pero vamos con ello...
Que haya irregularidades y negocios turbios particulares (que es perfectamente creíble, y los sigue habiendo hoy día) es muy distinto que decir que había un gran sistema destinado a eso.
Edito: ¡me ha bloqueado! ni espera a respuesta alguna, el radicalismo tiene unas cosas...
Disculpa #33, lo cuelgo de tu comentario.
La ideología nacional católica justificaba que los dirigentes franquistas y la iglesia católica robaran bebés a sus padres para reubicarlos en familias de gente de bien.
#2 Che Esteban, entrá en razón querido ¿pero de que bebés hablás vos? ¿Hay algún caso probado? Por que se decía que eran decenas de miles y todos los presuntos casos investigados fueron desestimados. No habían sido "bebés robados".
#18 Eres totalmente libre de opinar lo que te parezca pero por como escribes me figuro que no has vivido el asunto de la misma manera que lo he vivido yo y he visto con mis propios ojos, cuando aún era adolescente, como había matrimonios muy decentes que hacían un "viaje" de unos meses y la señora daba a luz y también sé de buena tinta de las "donaciones" que daban por ese milagro.
Repito, puedes opinar lo que quieras, faltaría más, pero tu opinión vale para mí lo mismo que para ti la mía sobre sucesos pasados en Argentina o Uruguay.
#1 Toma ya, primer comentario un “la culpa es del Pp” que ni existía. Ya mismo os veo diciendo que detrás de la trama de niños robados del franquismo estaba Ayuso.
El nivel de obsesión de algunos empieza a ser preocupante.
#7 Bueno, estás en MNM, comunidad parasitada por la extrema izquierda radical.
Aquí la inteligencia ni está ni se la espera, y la realidad ha sido sustituida por la propaganda continua.
#35 Para estar taaaaaan "parasitada por la extrema izquierda radical" estáis en todos los comentarios y meneos dando por culo con la misma cantinela antes de que siquiera alguien abra la boca.
#32 Ese ejemplo del ADN, hay realmente pruebas de haber sido robadas? De acabar en casas diferentes y no saber la una de la otra , a ser robadas hay lo suyo
#45 ¿Entonces si hubieran sido vendidas o regaladas en vez de robadas estaría bien? Adoptadas no lo tengo en cuenta, ya que si lo fueran habría papeles de adopción en alguna parte.
Un poco tarde, ¿qué culpa tiene el estado español actual de eso como para venir ahira a pedirle cuentas? Si la mitad de los niños robados estarán casi en edad de jubilarse.
Lo único que se me ocurre es que sea por la no persecución o investigación del crimen, pero eso no lo veremos porque implica a la Iglesia.
el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha reiterado en numerosas ocasiones al Estado español la necesidad de investigar de manera exhaustiva estos crímenes y que el propio Parlamento Europeo emitió un Informe en noviembre de 2017 con 31 recomendaciones para hacer efectiva la labor que tiene que realizar el Estado español, una labor que todavía hoy está por hacer,
#4 Querido! A vos le gusta copiar y copiar. No diga "copio", diga "voy a pensar!", "voy a ser crítico!", "voy a investigar!"...
Este temita ya se investigó, ya se demostró que no hay tales "bebés robados". Mucho menos un "robo sistemático" de decenas de miles de criaturas, con malvadas monjitas, familias derechonas y doctores sin escrúpulos.
Vos quedó hundido en un pozo de odio y mentiras monstruosas. Despertate ya!
#4 Levantar una de las alfombras del franquismo a ver que hay debajo. En España. En el siglo XXI
Me da la risa porque vivimos en una democracia plena que no heredó nada de aquel enano monoesticular.
#3 80 años? Amnistía Internacional ha publicado un informe con diversos testimonios de afectados por el robo masivo de bebés que se produjo desde finales de los años 30 hasta principios de los 90
#17 en mi familia intentaron cambiar a mi tío para dárselo a una familia adinerada que había tenido un niño con síndrome de down, y darle este último a mi abuela.
Pero más allá de testimonios existentes en todas partes del país, también hay pruebas. Desde luego los negacionistas vais fuerte.
El análisis de muestras de ADN del banco genético impulsado por el Gobierno valenciano ha permitido identificar a dos parejas de hermanos que fueron robados durante la época del franquismo, dos mujeres que desconocían la existencia de la otra, pero tenían sospechas de haber sido robadas, y de un hermano y una hermana.
Comentarios
El País: https://elpais.com/elpais/2018/09/27/ciencia/1538058145_715458.html
El análisis del ADN de 81 casos descarta que fueran bebés robados
El 6 de junio de 1969, el doctor Eduardo Vela entregó una niña de pocos días, “fuera de los cauces legales”, a una mujer que no había dado a luz. La señora, de 46 años, quedó registrada como madre biológica, “sin que conste que hubiera mediado consentimiento y ni tan siquiera conocimiento por parte de los progenitores del recién nacido cuya identidad no consta en parte alguna”, según la sentencia del primer juicio por el presunto robo de un bebé, dictada hace unos días por la Audiencia Provincial de Madrid. La madre adoptiva, Inés Pérez, aseguró durante la instrucción que no pagó nada y que le dijeron que la criatura era hija de una mujer casada que había entregado al bebé porque no era de su marido. Es imposible comprobar qué pasó realmente, porque la Clínica San Ramón de Madrid, donde nació la niña, cerró en 1982 y no se han encontrado los libros de registro de partos. Vela, de 86 años, afirmó en el juicio oral que no recordaba nada.
Es una sentencia histórica. Desde que se divulgó la posible existencia de una trama de sustracción de recién nacidos que habría operado entre 1950 y 1990 en España, algunas asociaciones de afectados han calculado que existen 300.000 víctimas. En 2012, tras recibir una denuncia colectiva de más de 250 familias, la Fiscalía General del Estado resumió el supuesto modus operandi: “Consistía básicamente en que se informaba a la madre y familiares de que un menor recién nacido había fallecido, ofreciéndose el centro hospitalario a hacerse cargo de los restos. Ese menor era entregado a otras personas”.
Las tumbas de esos niños deberían estar vacías. Desde 2010, la Fiscalía ha iniciado 2.100 diligencias de investigación de presuntos robos de bebés. La mayor parte se ha archivado, por falta de pruebas o porque, tras 40 años, ni siquiera existían los registros hospitalarios ni vivían los posibles testigos. Pero 522 casos sí han llegado a la vía judicial, según fuentes de la Fiscalía. En 120 de ellos, ante indicios de una sustracción, fiscales y jueces han ordenado abrir las sepulturas de los bebés para ver si estaban vacías. Y, en las que se han hallado restos óseos, han solicitado la identificación de su ADN. Ninguno de estos análisis ha servido para confirmar un robo, según un informe técnico realizado por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF) con motivo de la visita a España en 2017 de una delegación del Parlamento Europeo para investigar la presunta mafia.
Los restos de cuatro bebés exhumados de tumbas del periodo 1960-1970 muestran que los cuerpos pueden desaparecer hasta ser inapreciables.
“No conocemos ningún caso en el que se haya podido confirmar el robo de bebés. Lo que sí hemos visto es que era cierto lo que les dijeron a los padres: que el bebé había fallecido”, señala el biólogo Antonio Alonso. Su equipo ha podido recuperar restos óseos en 117 de los 120 enterramientos exhumados, el 97%. En otros dos casos, ya no quedaban huesos, pero sí pelos fetales, paños quirúrgicos, pinzas umbilicales y rastros de insectos devoradores de cadáveres. El número total de procedimientos abiertos asciende a 128 porque en 14 de los recién nacidos se recurrió, como único análisis o como prueba complementaria, a la investigación genética de biopsias que se conservaban en los hospitales.
Los análisis de ADN fueron extremadamente complejos, debido al estado de degradación de los restos. Solo se pudo obtener el perfil genético de 90 de los recién nacidos. En 81 de estos casos (el 90%), los científicos pudieron identificar a los bebés como hijos de los padres que los buscaban. En los demás expedientes, existían dudas sobre si los restos exhumados —a menudo en vetustas fosas comunes— eran los correctos. Alonso recuerda que, hace décadas, los recién nacidos fallecidos sin bautizar se enterraban en cementerios de párvulos, sin lápida, en diferentes filas y niveles. “Las circunstancias del enterramiento hacen muy difícil el análisis”, lamenta.
El informe técnico no respalda la existencia de una trama de robo de bebés, sino que constata “la comprensible incertidumbre” de muchos padres sobre si su hijo murió realmente, tras un trato hospitalario que, hace décadas, pudo ser frío y opaco, según Alonso. En 1976, la tasa de mortalidad neonatal precoz superaba los nueve bebés por cada 1.000 nacidos. Pensar que un niño no falleció, sino que fue robado, es la última esperanza para muchos padres de volver a ver a su hijo con vida. Un padre lo sintetizó durante una exhumación en Málaga en 2012: “Me gustaría que los restos no fueran de mi hijo. Eso significaría que todavía está vivo”.
“Hay padres que no se creen nuestros análisis de ADN. Creen que se trata de una conspiración del Estado. Ponen en duda nuestro trabajo y nuestra honestidad”, lamenta Alonso, uno de los mayores expertos de España en genética forense. Ha trabajado en la identificación de las víctimas de los atentados del 11-M, en la de los asesinados en la Guerra Civil Española e incluso en los intentos de encontrar los restos mortales del escritor Miguel de Cervantes.
El director del Instituto de Medicina Legal de Murcia, Rafael Bañón, ha participado en cuatro exhumaciones, en Cartagena, Beniel, Alcantarilla y Fortuna. “Nos hemos encontrado lo que esperábamos: a los hijos de los denunciantes”, afirma el forense. Los bebés supuestamente sustraídos estaban en sus tumbas. “Creo que no ha habido un robo sistemático de recién nacidos en España, sino un problema de adopciones irregulares”, opina el forense. La sentencia del caso del doctor Vela cita una investigación policial que concluyó que existía “una trama” en la que “aparecía un centro de acogida para madres solteras, Villa Teresita, donde mantenían a las jóvenes durante el embarazo a cambio de que dieran luego sus bebés en adopción”.
“A veces lo que pasaba es que una madre que no podía atender a un niño lo daba en adopción y se registraba como hijo biológico de otra madre que no había dado a luz”, coincide la letrada Carmen de Troya, coordinadora del Servicio de información a afectados por la posible sustracción de recién nacidos, dependiente del Ministerio de Justicia. A su oficina, abierta en 2013, han acudido unas 770 personas. El equipo de De Troya ha creado un Fichero de Perfiles de ADN para intentar juntar piezas del mismo puzle. La base de datos la gestiona el INTCF y hoy cuenta con 563 perfiles, con un número desproporcionado de madres y padres que buscan a sus hijos (el 74%), frente al de hijos adoptados que quieren encontrar a sus padres biológicos (el 13%). El resto son hermanos. “No ha habido ninguna coincidencia entre todos estos perfiles”, apunta De Troya.
“Muchos de los hijos adoptivos que buscan a sus padres biológicos fueron abandonados en inclusas. Nosotros no decimos que no haya habido ningún niño robado, pero la casuística que hemos visto hasta ahora es otra”, subraya Alonso. “Quizás hemos estado investigando el modus operandi equivocado”.
María Bueno sí está convencida de que le robaron a su niña. Dio a luz en el Hospital Municipal de la Línea de la Concepción. Su hija, según le dijeron las monjas, nació muerta. “Hay autos judiciales en los que se dice que sufrimos una psicosis generalizada por culpa de los medios de comunicación. Yo tengo un certificado de defunción de mi hija de la Nochebuena de 1981 y otro de que no está registrada en el cementerio”, afirma Bueno, coordinadora general de la Plataforma Internacional de Víctimas por Desapariciones Forzadas Infantiles Te Estamos Buscando. Su organización agrupa a media docena de asociaciones, pero Bueno reconoce que no sabe de dónde sale la cifra de los 300.000 bebés robados. “Pueden ser 300.000, 400.000 o 250.000, ese no es el fondo del asunto”, opina. Durante el franquismo, sostiene, “se robaban niños a mansalva”.
“Lo que los neonatólogos han hecho en este país es salvar vidas, no robar bebés”, defiende Francisco Etxeberria, profesor de Medicina Legal y Forense de la Universidad del País Vasco. El investigador sostiene que ha habido “una psicosis colectiva”, en la que muchos padres han creído ser víctimas del robo de recién nacidos. Las denuncias aumentaron después de que se conocieran casos de tumbas abiertas sin bebés en Euskadi. “Se decía que los féretros aparecían vacíos, pero no estaban vacíos”, recalca Etxeberria.
La aparente ausencia de los cadáveres tiene una explicación científica, como demostró en 2012 un informe técnico del Laboratorio de Antropología del Servicio de Criminalística del INTCF, realizado a petición de la Fiscalía Provincial de Guipúzcoa. Los autores, dirigidos por Amparo Jiménez y Teresa Cabellos, presentaron un estudio de 16 exhumaciones que documentaba que “el grado de representatividad esquelética y de degradación de los restos han sido muy variables, desde un recién nacido inhumado en el año 1972 que se conservó prácticamente íntegro por un proceso de momificación, hasta un individuo con una data similar y en el que macroscópicamente no se evidenciaba la presencia de restos óseos”. Etxeberria, curtido en más de 500 fosas de la Guerra Civil, insiste en que “los restos se degradan y pueden convertirse en residuos casi inapreciables”.
En Euskadi, en 2012, el entonces lehendakari, Patxi López, llegó a asegurar en una entrevista para la televisión pública vasca que existió un negocio de bebés robados. "Tiene que estar bien orquestado entre los médicos, los hospitales, los propios cementerios. Para mí, claro que hay una trama y que hay que investigarla a fondo para depurar todas las responsabilidades que se han dado en este caso", aseveró. Meses después, el entonces fiscal superior del País Vasco, Juan Calparsoro, anunció que no se habían encontrado “ni siquiera indicios razonables” de ninguna sustracción de bebés, tras las investigaciones de un grupo de la Ertzaintza creado ex profeso.
#14 https://www.brusselstimes.com/838673/catholic-church-put-up-30000-children-for-adoption-without-mothers-consent
Belgica
The Catholic Church sold around 30,000 children to adoptive parents without their mother's consent or knowledge, new testimonies reported by Het Laatste Nieuws reveal.
Created just after World War Two, institutions run by nuns took in underage girls and pregnant unmarried women until the late 1980s. These women were subjected to unpaid labour, humiliating conditions, and in some cases, sexual abuse.
During childbirth, some women were given general anaesthetic while others had to wear a mask – all ways to prevent mothers from seeing their child, who were immediately separated after birth. Some women were even sterilised. Others were forced to sign a document renouncing their child or were told the child was stillborn.
The children were then sold for large sums – between 10,000 and 30,000 Belgian francs (roughly between €250 and €750), sometimes much more – to adoptive families.
Unkept or destroyed files are now making reunion processes extremely difficult, says Debby Mattys (57), who was put up for adoption by the nuns and spent over 20 years looking for her birth mother. "My mother was 18 years old when she had an unwanted pregnancy," she told Het Laaste Nieuws.
"The Church has a crushing responsibility. Not just for what happened in the past – even now they still abuse power by allowing files to disappear or because they do not actively cooperate in the inspection of files. Apologies are nice, but they don't buy us anything."
In 2015, the Bishops' Conference apologised to the victims of forced adoptions in Catholic institutions at the Flemish Parliament.
In response to recent testimonies, the bishops have expressed their compassion for victims' pain and trauma. The Church is calling for an independent investigation into the conditions described by the women involved.
https://www.vozpopuli.com/opinion/estafa-bebes-robados_0_1264074937.html
La estafa de los bebés robados
Tanto hablar de las “fake news” de Donald Trump o Vladímir Putin, y resulta que tenemos delante de nuestras narices un bulo del tamaño de una catedral, alimentado durante diez años por periodistas afanosos, oportunistas sin escrúpulos y políticos irresponsables: “la trama de los bebés robados en el franquismo”.
Su cabeza más visible ha sido Inés Madrigal, la mujer que acusó a un médico octogenario de haberla robado a su madre para regalarla a otra familia en 1969. Los jueces admitieron la querella y condenaron al doctor por “tráfico de bebés”. “La justicia certifica por primera vez que en España se robaron niños”, clamaban los titulares. Pues bien, Madrigal acaba de reconocer, tras reunirse con su familia biológica, que fue entregada en adopción de forma voluntaria por su progenitora, ya fallecida.
El desenlace deja a los pies de los caballos a las juezas de la Audiencia Provincial de Madrid que hallaron culpable “de forma incontestable” al doctor Eduardo Vela, que a sus 85 años ha sufrido un calvario judicial infame. Pero sobre todo ha empezado a desmontar una gran estafa, germinada al calor de la histeria colectiva y la querencia por las teorías de la conspiración.
Lo que empezó con un artículo periodístico allá por los años 80 sobre un hospital madrileño se ha convertido en un relato tan irresistible como abracadabrante: una trama criminal de robo de niños en la dictadura franquista, que se apropió de 30.000 a 300.000 bebés (los cálculos son laxos) de madres republicanas primero y pobres después, para darlos a familias conservadoras y ricas. Todo ello perpetrado por monjas y curas perversos, que hacían creer a las parturientas que sus hijos habían muerto. Los años: desde 1938 a los noventa: a ver, es estirar un poco el franquismo, pero es para darle continuidad histórica.
A partir de ahí han florecido decenas de asociaciones, plataformas, observatorios, asesores, 2.000 denuncias, visitas de europarlamentarios, una oficina de Atención a las Víctimas dependiente del Ministerio de Justicia con 27 sucursales provinciales que brindan asistencia jurídica y psicológica, a lo que está previsto que se sumen una fiscalía y una unidad de policía especializadas y una Comisión Estatal. Más un par de documentales, libros y dos telenovelas de Tele5 y Antena3.
A todo esto, ¿cuántos casos de robo de niños en España se han probado en todos estos años? Ni uno.
522 denuncias han sido admitidas a trámite. Y los análisis de ADN practicados hasta ahora en 81 casos han certificado que los bebés cuyos padres daban por robados habían fallecido realmente. Forenses prestigiosos como Antonio Alonso o Rafael Bañón no han encontrado indicios de una trama de robo de bebés, como tampoco los halló la comisión de investigación creada en el Parlamento navarro ni la fiscalía del País Vasco.
El caso recuerda a otro paradigma de “fake news” surgido en los años noventa: el tráfico de órganos infantiles en América Latina, una versión moderna de Hansel y Gretel que tiene como protagonistas a familias extranjeras (de preferencia, estadounidenses e israelíes) que compraban niños pobres latinoamericanos para destinarlos a trasplantes. El bulo, propagado por la KGB en el ocaso de la Guerra Fría, triunfó en su momento gracias a los tontos útiles de siempre (periodistas, ONG, políticos) y un público crédulo.
El nada inocente paralelismo del juez Garzón
En la trama de los bebés españoles, la clave parece estar en una serie de personajes expertos en buscarse nichos (o chiringuitos). Destaca el exjuez Baltasar Garzón, que en su afán por exprimir profesionalmente la dictadura acuñó allá por 2008 la feliz categoría de los niños robados del franquismo, pretendiendo hacer un paralelismo nada inocente con lo ocurrido con la dictadura de Argentina.
A partir de ahí se va construyendo un fiasco monumental en el que no faltan las aportaciones teóricas de un par de antropólogos (una de ellos vincula “la detención ilegal de recién nacidos” a la Inquisición, la Alemania nazi y a Antonio Vallejo-Nájera) que presiden, como no podía ser menos, observatorios y federaciones ad hoc, abogados y madres que denuncian supuestos robos de hijos en los años ochenta, pese a lo cual ejercen como víctimas del franquismo.
Con todo, como siempre, la responsabilidad mayor recae en los medios de comunicación. Un repaso de la cobertura informativa pone los pelos de punta. Los periodistas compran con los ojos cerrados cualquier testimonio, por absurdo que pareciera, incapaces de tomar distancia crítica incluso en casos cuyos protagonistas pedían a gritos apoyo psicoterapéutico.
Es memorable la crónica de El País que anunciaba el reencuentro de una “niña robada” en 1959 con su gemela, a quien había localizado por Internet. Quizás la periodista debió haber esperado los resultados del análisis genético, que descartó cualquier parentesco entre las dos mujeres. “Que el ADN diga lo que quiera, pero María José y yo somos gemelas”, concluían. Pues nada.
Lo que sí reflejan esos testimonios son casos de adopciones irregulares, con o sin pago, donde muchas veces no se firmaba consentimientos y se registraba como madre biológica a la mujer que recibía al bebé. Hasta 1987, las adopciones se realizaban como acuerdos privados entre dos partes y muchas veces las entidades religiosas servían como intermediarias porque justamente a ellas acudían mujeres que no deseaban o no podían hacerse cargo de los hijos. Y reflejan casos de hijos que tras saber que han sido adoptados se resisten a creer que pudieron ser abandonados. O madres que abrigan esperanzas de que sus hijos no hayan muerto.
Más que una trama de robos, lo que los forenses están encontrando es una “psicosis colectiva”, como le decía Francisco Etxeberria a Manuel Ansede, cuya cobertura en El País ha sido un sano contrapunto. Ayer leía en Twitter el hilo de un periodista, Diego Barcala. Contaba cómo hace diez años, en plena vorágine de la Memoria Histórica, empezó a cubrir el tema de los niños desaparecidos. “La historia no podía ser más atractiva, bebés robados como en Argentina y Chile. Tenía sentido. Entrevisté a las hijas y madres, como a Inés Madrigal y muchos otros. Saqué una conclusión: esta gente no tiene pruebas. Todo eran lugares comunes: se la quitaron de los brazos, no vio el cadáver, una monja muy mala se encargó de todo. Qué buena pinta para ser portadas y libros. Pero insisto: no había pruebas. (…) Luché con jefes y fuentes para defender que no había tema. Daba igual. La corriente mediática llevó a estos denunciantes a ministerios, libros, editoriales, programas políticos. Otro caso más de ego periodístico junto con intereses políticos. Una combinación habitual”. Diego Barcala escribe en Líbero. Preciosa revista, por cierto.
#13 BBC:
https://www.bbc.com/news/magazine-15335899
El Espanyol referenciando a Interviu:
https://www.elespanol.com/cultura/libros/20180927/bebes-robados-idea-franco-aprovecho-democracia/340967163_0.html
No solo hubo bebes robados en Espanya por parte de la iglesia.
https://www.brusselstimes.com/838673/catholic-church-put-up-30000-children-for-adoption-without-mothers-consent
#13 vamos votándote bulo por tremendo cherry picking.
De 2023:
https://elpais.com/espana/comunidad-valenciana/2023-02-15/el-adn-del-banco-genetico-de-bebes-robados-identifica-dos-parejas-de-hermanos-separados-durante-el-franquismo.html?outputType=amp
El ADN del banco genético de bebés robados identifica dos parejas de hermanos separados durante el franquismo
El análisis de muestras de ADN del banco genético impulsado por el Gobierno valenciano ha permitido identificar a dos parejas de hermanos que fueron robados durante la época del franquismo, dos mujeres que desconocían la existencia de la otra, pero tenían sospechas de haber sido robadas, y de un hermano y una hermana.
#28 no puedo leerlo por muro de pago, pero ¿qué te hace pensar que fueron robadas y no dadas en adopción, como en el caso de Inés Madrigal?
Seguimos con este mantra absurdo de los bebes ya de sobra desmontado:
Decenas de miles de mujeres, sin derechos ni libertades, convertida la maternidad en su destino por el nacionalcatolicismo, vieron desaparecer sus bebes poco después de darlos a luz”. FALSO
El bulo de los (hasta 300.00) bebés robados está promovido por una asociación y por intereses políticos y mediáaticos. Como digo, es un bulo absurdo, viejuno y que ya ha sido desmonatado:
https://www.elconfidencial.com/espana/2019-07-18/bebes-robados-franquismo_2128051/
https://elpais.com/elpais/2018/09/27/ciencia/1538058145_715458.html
#10 Uffff, Rosador y Escolar en la misma publicación jeje
#10 bulo el tuyo
https://elpais.com/espana/comunidad-valenciana/2023-02-15/el-adn-del-banco-genetico-de-bebes-robados-identifica-dos-parejas-de-hermanos-separados-durante-el-franquismo.html?outputType=amp
El análisis de muestras de ADN del banco genético impulsado por el Gobierno valenciano ha permitido identificar a dos parejas de hermanos que fueron robados durante la época del franquismo, dos mujeres que desconocían la existencia de la otra, pero tenían sospechas de haber sido robadas, y de un hermano y una hermana.
#31 Entre lo que dice esa noticia y una confabulación de miles participando en una red de robo de recién nacidos, hay un océano inmenso.
Que es burdo, pero vamos con ello...
Que haya irregularidades y negocios turbios particulares (que es perfectamente creíble, y los sigue habiendo hoy día) es muy distinto que decir que había un gran sistema destinado a eso.
Edito: ¡me ha bloqueado! ni espera a respuesta alguna, el radicalismo tiene unas cosas...
Disculpa #33, lo cuelgo de tu comentario.
#31 Pruebas de que fueron robados?
La ideología nacional católica justificaba que los dirigentes franquistas y la iglesia católica robaran bebés a sus padres para reubicarlos en familias de gente de bien.
#2 Che Esteban, entrá en razón querido ¿pero de que bebés hablás vos? ¿Hay algún caso probado? Por que se decía que eran decenas de miles y todos los presuntos casos investigados fueron desestimados. No habían sido "bebés robados".
Esto un gigantesco bulo.
#19 si lo dice alguien de Argentina que ha comprado una cuenta robada tendré que creérmelo.
#19 Bulo mis cojones, y no solo en Espanya:
https://www.brusselstimes.com/838673/catholic-church-put-up-30000-children-for-adoption-without-mothers-consent
#18 Eres totalmente libre de opinar lo que te parezca pero por como escribes me figuro que no has vivido el asunto de la misma manera que lo he vivido yo y he visto con mis propios ojos, cuando aún era adolescente, como había matrimonios muy decentes que hacían un "viaje" de unos meses y la señora daba a luz y también sé de buena tinta de las "donaciones" que daban por ese milagro.
Repito, puedes opinar lo que quieras, faltaría más, pero tu opinión vale para mí lo mismo que para ti la mía sobre sucesos pasados en Argentina o Uruguay.
Que lo haga contra el PP, que son los legítimos y orgullosos herederos de todo aquel tinglado.
#1 Toma ya, primer comentario un “la culpa es del Pp” que ni existía. Ya mismo os veo diciendo que detrás de la trama de niños robados del franquismo estaba Ayuso.
El nivel de obsesión de algunos empieza a ser preocupante.
#7 Bueno, estás en MNM, comunidad parasitada por la extrema izquierda radical.
Aquí la inteligencia ni está ni se la espera, y la realidad ha sido sustituida por la propaganda continua.
#35 Para estar taaaaaan "parasitada por la extrema izquierda radical" estáis en todos los comentarios y meneos dando por culo con la misma cantinela antes de que siquiera alguien abra la boca.
#7 No eran las siglas, que no existian como PP, era la misma ideologia, el dinero en pesetas y la misma corrupción.
#39 Pues lo que dices cuadra más con PSOE.
#40 Es que PsoE PP la misma mierda es. Para mí no hay diferencias. Por mucho que los socialdemócratas se empeñen…
#41 Pues SUMAR, Bildu, y ERC gobiernan con Psoe, así que son lo mismo.
#42 Hombreeee, y hasta han robado lo mismo.
#47 Apoyar a quien roba y robar es lo mismo.
#1 y la iglesia católica, participe necesario en el negocio...
#8 Che, ¿qué negocio? ¿El que nunca existió? Vos tragás propaganda como si no huviera mañana!
#18 x #8 ...hubiera, huBiera
Se me nubló la vista con tanta mentira y manipulación, Despertad a la realidad!
#1 Herederos precisamente del franquismo hay unos cuantos en el PSOE tambien, hijos , sobrinos...
#32 Ese ejemplo del ADN, hay realmente pruebas de haber sido robadas? De acabar en casas diferentes y no saber la una de la otra , a ser robadas hay lo suyo
#45 ¿Entonces si hubieran sido vendidas o regaladas en vez de robadas estaría bien? Adoptadas no lo tengo en cuenta, ya que si lo fueran habría papeles de adopción en alguna parte.
Un poco tarde, ¿qué culpa tiene el estado español actual de eso como para venir ahira a pedirle cuentas? Si la mitad de los niños robados estarán casi en edad de jubilarse.
Lo único que se me ocurre es que sea por la no persecución o investigación del crimen, pero eso no lo veremos porque implica a la Iglesia.
¿Qué recorrido tiene una denuncia contra un estado sobre algo que ocurrió hace 80 años durante una dictadura?
#3 copio
el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha reiterado en numerosas ocasiones al Estado español la necesidad de investigar de manera exhaustiva estos crímenes y que el propio Parlamento Europeo emitió un Informe en noviembre de 2017 con 31 recomendaciones para hacer efectiva la labor que tiene que realizar el Estado español, una labor que todavía hoy está por hacer,
#4 Estamos trabajando en elloooo, no nos metan tanta prisa.
#4 Aquí se denuncia al estado español actual.
"Copio, Copio, Copio..."
#4 Querido! A vos le gusta copiar y copiar. No diga "copio", diga "voy a pensar!", "voy a ser crítico!", "voy a investigar!"...
Este temita ya se investigó, ya se demostró que no hay tales "bebés robados". Mucho menos un "robo sistemático" de decenas de miles de criaturas, con malvadas monjitas, familias derechonas y doctores sin escrúpulos.
Vos quedó hundido en un pozo de odio y mentiras monstruosas. Despertate ya!
#4 Levantar una de las alfombras del franquismo a ver que hay debajo. En España. En el siglo XXI
Me da la risa porque vivimos en una democracia plena que no heredó nada de aquel enano monoesticular.
#3 80 años? Amnistía Internacional ha publicado un informe con diversos testimonios de afectados por el robo masivo de bebés que se produjo desde finales de los años 30 hasta principios de los 90
#5 Ni la entradilla te has leído.
#3 Probablemente poco, entre otras cosas porque no parece haber pruebas de ese supuesto gran plan.
https://www.elconfidencial.com/espana/2019-07-18/bebes-robados-franquismo_2128051/
#17 en mi familia intentaron cambiar a mi tío para dárselo a una familia adinerada que había tenido un niño con síndrome de down, y darle este último a mi abuela.
Pero más allá de testimonios existentes en todas partes del país, también hay pruebas. Desde luego los negacionistas vais fuerte.
De 2023:
https://elpais.com/espana/comunidad-valenciana/2023-02-15/el-adn-del-banco-gen/
El análisis de muestras de ADN del banco genético impulsado por el Gobierno valenciano ha permitido identificar a dos parejas de hermanos que fueron robados durante la época del franquismo, dos mujeres que desconocían la existencia de la otra, pero tenían sospechas de haber sido robadas, y de un hermano y una hermana.
/cc #0
#3 Propaganda y distracción.
La izquierda necesita propaganda continua para adoctrinar y distracciones para mantener al pueblo adormilado.
Edit.
¿Sólo dutante el franquismo? Creo que eso pasó hasta bien entrados los 80.
Seguro eran parientes de Koldo.
esto no llegara a ninguna parte