Cada vez que oigo en España a alguien decir "no quiero pagar por la sanidad pública, por qué me obligan?", o oigo "la sanidad privada es más eficiente y todo es mejor", me hierve la sangre. Así que me gustaría compartir mi experiencia en otro país, viviendo bajo sanidad privada.
El país en el que vivo, Singapur, es habitualmente usado como ejemplo de eficiencia de la sanidad, así que os voy a contar en detalle lo que es vivir aquí desde el punto de vista del extranjero, al que no se permite usar la sanidad pública. Porque si eres un residente (que este país aunque lleves 20 años viviendo aquí no te considera residente si no tienes un visado concreto), tienes derecho a sanidad pública de pago. Si, de pago, pero eso es otro tema y no es el objetivo de este artículo.
Así que os voy a contar mi experiencia particular, y como de jodido es. Contando que, dentro de lo malo, Singapur establece máximos al coste de la sanidad privada, lo que hace que todos los especialistas cobren lo mismo en las consultas, porque el gobierno fija un precio máximo (ah, benditos países ejemplo de economías liberales).
Lo primero es que el seguro médico privado no es barato. Ahora mismo mi empresa paga unos 5000€ al año por el seguro médico, así que olvidaos de esos 20€ al mes que os cobra Adeslas si sois jóvenes. Lo segundo son las benditas "preexistent conditions". Esto es, tu cuando coges un seguro privado, si tienes algo, lo que sea, de serie, el seguro o bien no te lo cubre o bien tienes una moratoria (mínimo un año). Así que lo primero que haces cuando llegas al país y empiezas con el seguro es contarle si tienes alergias, si has sido operado o si tienes diabetes o hipertensión. Muchos seguros te van a hacer también una evaluación. Así que si has tenido cáncer, diabetes, etc, prepárate para pagar esos gastos de tu bolsillo, el seguro está para ganar dinero amigo.
El seguro que tengo incluye médico de cabecera (de los de su lista, cutres) y el acceso a cualquier especialista con un límite anual (bajo) , un límite anual para pruebas (bajo) y un límite bastante alto para hospitalizaciones y cosas graves. El proceso burocrático es super tedioso. Cada visita al especialista require pagarle primero de tu bolsillo y luego reclamar al seguro el importe. Con suerte tendrás el dinero de vuelta en el banco en un mes. Cosas un poco más serias requiren aprobación previa del seguro, salvo que sea algo de urgencia.
Hasta ahí, bueno, el dinero del especialista no te suele llegar, así que toca poner de tu bolsillo. Pero viene la gracia. Resulta que la compañía puede unilateralmente cambiar las condiciones de tu contrato en la renovación. Así que si hoy te cubría X al año siguiente te cubro Y y si no te gusta pues te coges la puerta y te vas. Así de sencillo. Y diréis, pues te vas a otro seguro y listo! Alto ahí, amigos. Si mantienes la compañía, esta compañia te va a cubrir tus enfermedades preexistentes, pero si te cambias, ya no. Así que cuando te cambies de trabajo o tu compañía decida cambiar de seguro, te quedas sin tener cubierto cuanto problema tengas. Algunas compañías permiten cubrir ciertos problemas crónicos, como la diabetes, pero claro, el añadido de esa cobertura es como para que te de la risa lo que cuesta
Así que TL;DR, la sanidad privada es estupenda mientras no tengas nada crónico, cosa que cuando uno llega a cierta edad es complicado. A partir de ahí, la ley de la selva y sálvense quien pueda, que la diálisis no se paga sola