Los camareros de Murcia son muy insolentes. Y cortos de entendederas. Hay que detallar los pedidos como si estuvieras hablándole a un camarero de seis años, y luego hacer aspavientos y gritar para que te traigan la cuenta
#9. Si falta un azucarillo y el mozo ya ha levantado el vuelo, no te queda otra que ir a buscarlo. En mi familia siempre han tenido fijación con quitarles el trabajo. Mis primos después de tomar el refrigerio en la mesa de la terraza del café agrupan en escrupuloso orden cubertería, platos y tacitas y lo llevan todo a la...